Por James A. Brooks
Persona totalmente responsable ante otra persona y dependiente de ella.
En el mundo antiguo prevalecía la esclavitud y era aceptada ampliamente. Las economías de Egipto, Grecia y Roma se basaban en el trabajo de los esclavos. En el primer siglo del cristianismo, una de cada tres personas en Italia y una de cada cinco en el resto del mundo eran esclavos. Enormes cuadrillas de esclavos trabajaban en campos y minas y en otros proyectos de construcción. Muchos eran sirvientes domésticos y del estado. Había también esclavos del templo y artesanos. A algunos se los obligaba a convertirse en gladiadores. Algunos eran muy inteligentes y tenían puestos de responsabilidad. Legalmente, un esclavo no tenía derechos; pero, exceptuando las cuadrillas, a la mayoría se los trataba humanamente y les iba mejor que a muchas personas libres. A los esclavos domésticos se los consideraba parte de la familia, y algunos eran muy amados por sus amos. Canaán, Siria, Asiria, Babilonia y Persia tenían menos esclavos porque era más económico emplear personas libres. Aun así, la esclavitud institucionalizada era inapelable. Los estoicos insistían en que los esclavos eran seres humanos y debían ser tratados como tales; las leyes de Israel los protegían de varias formas; los predicadores cristianos les recomendaban a los amos ser amables con sus esclavos, pero solo los esenios se oponían a la esclavitud.
Alguien podía convertirse en esclavo tras ser capturado durante la guerra; por no pagar una deuda; por ser incapaz de sustentarse económicamente y decidir “voluntariamente” venderse; por ser vendido de niño por padres indigentes; por nacer de padres esclavos; por haber sido condenado por delito, secuestro o piratería. La esclavitud no hacía distinción de razas ni nacionalidades.
La manumisión o liberación de esclavos era posible y habitual en tiempos romanos. Los amos solían liberar a sus esclavos en los testamentos, y a veces lo hacían en vida. Los esclavos laboriosos podían ahorrar dinero y comprar su propia libertad. En el primer siglo del cristianismo ya se había desarrollado una numerosa clase de libertos. Incluso había una sinagoga de libertos en Jerusalén (Hech. 6:9).
Antiguo Testamento
Las leyes sobre la esclavitud aparecen en Ex. 21:1-11; Lev. 25:39-55 y Deut. 15:12-18. Mayormente abordan los temas de trato humanitario y manumisión. Un hebreo vendido a otro o a un residente extranjero por causa de su insolvencia debía ser liberado después de seis años de servicio y se le debían dar provisiones para que comenzara una nueva vida. Si había llegado con esposa, ella y los hijos que tuvieran también debían ser liberados. Si el amo le había dado una esposa, ella y los niños debían quedarse. No obstante, si el esclavo prefería quedarse con su esposa y los niños antes que ser libre, podía registrarse como esclavo por el resto de su vida. Un hebreo que se había vendido a otro o a un residente extranjero debía ser liberado durante el año del jubileo. Un esclavo podía ser redimido en cualquier momento por un pariente. Una muchacha hebrea vendida por su padre a otro hebreo para que fuera su esposa debía ser liberada si ese hombre o su hijo no se casaban con ella. Un esclavo que hubiera sufrido algún tipo de lesión permanente causada por su amo debía ser liberado (Ex. 21:26,27). Un esclavo fugitivo (que presumiblemente se hubiera escapado de un amo extranjero) no debía ser extraditado (Deut. 23:15,16). Los extranjeros podían ser esclavizados en forma permanente pero tenían derecho a la circuncisión (Ex.12:44-48), al día de reposo (Ex. 20:10) y a celebrar los días festivos (Deut. 16:11,14). El que golpeaba a un esclavo hasta la muerte debía ser castigado (Ex. 21:20,21).
Nuevo Testamento
Pablo y Pedro insistían en que los esclavos cristianos fueran obedientes a sus amos (Ef. 6:5-8; Col. 3:22-25; 1 Tim. 6:1,2; 1 Ped. 2:18-21) y no procuraran la libertad solo por haberse convertido (1 Cor. 7:20-22). Se instaba a los amos a ser amables (Ef. 6:9; Col. 4:1). Se condenaba el comercio de esclavos (1 Tim. 1:10). Pablo declaró que, en Cristo, el estatus humano no tenía importancia (Gál. 3:28). Pero ni Jesús ni los apóstoles condenaron la esclavitud. ¿Por qué? Porque era una parte tan integral de la sociedad de ese tiempo que requerir su abolición habría desencadenado violencia y derramamiento de sangre. Más bien, Jesús y los apóstoles enseñaron principios de dignidad humana e igualdad que finalmente condujeron a que se aboliera.
Usos metafóricos de la esclavitud
En la mayoría de las sociedades antiguas, pocas cosas eran más despreciables que ser esclavo. Sin embargo, en Israel surgió la idea de que ser siervo o esclavo de Dios era un gran privilegio (las diversas palabras hebreas y griegas podrían traducirse indistintamente de las dos maneras). Muchos de los héroes del AT son llamados siervos (Ex. 32:13; Deut. 34:5; 2 Sam. 7:5; 2 Rey. 21:10). Los cánticos del Siervo en Isa. 42:1-4; 49:1-6; 50:4-9 y 52:13–53:12 son muy significativos. Si bien originariamente se referían a Israel, la iglesia primitiva los reinterpretó como referidos a Jesús.
Jesús adoptó el papel de siervo (Juan 13:4-5; Mar. 10:45; comp. Fil. 2:7) y señaló que Sus discípulos debían hacer lo mismo (Mat. 6:24; 10:24; 24:45,46; Luc. 17:10; Juan 13:12-16). Pablo se refirió a sí mismo como esclavo o siervo de Jesucristo (Rom. 1:1; Gál. 1:10; Fil. 1:1), al igual que Santiago (1:1), Pedro (2 Ped. 1:1) y Judas (1). Hay otros tres ejemplos del uso metafórico de la esclavitud en el NT. Se habla de una vida de pecado llamándola esclavitud (Juan 8:34; Rom. 6:6,16-20; Heb. 2:15). El legalismo es una forma de esclavitud (Gál. 4:24,25; 5:1). No obstante y paradójicamente, también hay una bendita esclavitud: la de aquellos que se hacen esclavos de la justicia (Rom. 6:16-22).
42Llamándolos junto a Él, Jesús les dijo*: «Ustedes saben que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. 43 Pero entre ustedes no es así, sino que cualquiera de ustedes que desee llegar a ser grande será su servidor, 44 y cualquiera de ustedes que desee ser el primero será siervo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida[e] en rescate por muchos».
Marcos 10:42-45
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Aaron Burden, en Unsplash
Leave a Reply