UNA BIBLIA PERSONALIZADA PARA TI
- PERSONAJES DE LA BIBLIA | «HERMANOS DE JESÚS» $ USD
Por W. J. Fallis
Jesús creció como parte de una familia normal con padres y hermanos.
Los críticos de Jesús de Nazaret los mencionan en Mar. 6:3 como Jacobo, José, Judas y Simón. Sus nombres vuelven a aparecer en el pasaje paralelo de Mat. 13:55. Es probable que sus hermanos hayan estado entre los amigos que se mencionan en Mar. 3:21 que pensaban que Jesús estaba “fuera de sí”.
Diez versículos más adelante, en 3:31, “sus hermanos y su madre” trataron de captar la atención de Jesús mientras Él enseñaba en una casa. Más aún, Juan 7:5 registra que “ni aun sus hermanos creían en él”. No obstante, después de la resurrección cambiaron su manera de pensar y se unieron a los discípulos en momentos de oración (Hech. 1:14).
El Cristo resucitado se le apareció a uno de ellos, Jacobo, y este se convirtió en líder de la iglesia de Jerusalén (Hech. 12:17; 1 Cor. 15:7). Sin embargo, algunos escritos de los primeros siglos hicieron surgir dudas en cuanto a los hermanos a fin de proteger la doctrina de la perpetua virginidad de María.
Uno de ellos, denominado frecuentemente el Evangelio de Jacobo, cuenta la historiade María utilizando mucho material imaginario. Declara que los hermanos de Jesús eran hijos de José de un matrimonio anterior. Esta es la opinión de la Iglesia Ortodoxa Griega. Más tarde, un famoso erudito llamado Jerónimo argumentó que los hermanos de Jesús en realidad eran primos porque sus madres eran María de Cleofas y la hermana de María, la madre de Jesús (Juan 19:25). Este es el punto de vista de la Iglesia Católica Romana, pero los eruditos protestantes prefieren la opinión tradicional de los Evangelios. Jesús nació de la virgen María. Ella y José posteriormente tuvieron cuatro hijos varones de la manera en que los seres humanos lo hacen normalmente.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | EZEQUIEL $ USD
Por Daniel I. Block
Nombre de persona que significa “Dios fortalecerá”. Fue un profeta del siglo VI a.C. que ministró a los exiliados hebreos en Babilonia. Lo que se sabe de Ezequiel deriva de su libro. Era hijo de Buzi (1:3), fue llevado cautivo a Babilonia en el 597 a.C. junto con el rey Joaquín y otras 10.000 personas, incluidos líderes políticos y militares, además de hábiles artesanos (2 Rey. 24:14-16). Vivía cerca del Río Quebar, un canal de irrigación que encauzaba el Río Éufrates hacia las regiones áridas de los alrededores. Era casado y ministraba desde su propia casa (3:24; 8:1; 33:30-33). Su esposa murió súbitamente (24:18), pero a él no se le permitió lamentar la pérdida.
El papel de Ezequiel
Conocemos a Ezequiel principalmente como profeta que recibía oráculos de Dios y se los transmitía al pueblo (comp. 2:5; 33:33). Sin embargo, sus marcados intereses sacerdotales ofrecen buenas razones para considerarlo principalmente sacerdote que a la vez era profeta. El llamado de parte de Dios para él le llegó a los 30 años (1:1), la edad en que normalmente se iniciaban en el oficio los sacerdotes (Núm. 4:30). En Jerusalén seguramente heredó la función sacerdotal y se habrá preparado para ello por los medios tradicionales. Sin embargo, en el exilio, el llamado le llegó en forma memorable y directa de parte de Dios. En una visión fue llamado al servicio divino y llevado a la presencia de Dios. En notas autobiográficas, Ezequiel describió con sensibilidad sacerdotal sus reacciones ante los acontecimientos, especialmente frente a cuestiones que tenían que ver con la pureza y la inmundicia (4:14). Algunas acciones que Dios le asignó eran solo apropiadas para un sacerdote: poner “sobre él la maldad” del pueblo (4:4-6) y no hacer duelo por la muerte de su esposa (24:15-27; comp. Lev. 21:4-5). Esto resulta particularmente cierto en cuanto a las visiones del templo donde Dios mismo llevó a Ezequiel a ese lugar y lo guió por el edificio (caps. 8–11; 40–43). En ambas visiones, la legítima presencia de Ezequiel en el templo contrasta con la presencia ilegítima de los demás (8:7-18; 44:1-14). En su predicación y en su enseñanza, Ezequiel cumplió el papel de sacerdote encargado de enseñar la Torá en Israel (Lev. 10:11; Deut. 33: 10a). Él dio a conocer profecías de Dios, impregnadas de teología y formas mosaicas.
El ministerio sacerdotal se asocia con los sacrificios y otros rituales del tabernáculo y del templo (comp. Deut. 33:10b). Pero alejado de Jerusalén, Ezequiel no podía cumplir responsabilidades vinculadas con el templo. La principal función sacerdotal que le quedaba era la enseñanza. Ezequiel es modelo del sacerdote como maestro de la Torá. Esto no significa negar su tarea profética. Normalmente, los sacerdotes se ocupaban del ministerio profético por medio del Urim y el Tumim (Núm. 27:21). No obstante, desprovisto de las vestiduras oficiales sacerdotales, Ezequiel no podía hacer uso de dichos objetos. En su lugar recibía mensajes verbales y directos de parte de Dios.
Al igual que su contemporáneo Jeremías, Ezequiel primeramente resistió el llamado de Dios. Esto explica la naturaleza de la visión inicial que tenía intención de sobrecogerlo y vencer su aprehensión (1:1-28a); la advertencia que le hizo Yahvéh de no ser rebelde (2:8); el profundo disturbio emocional de Ezequiel ante su llamado (3:15); la dureza de la advertencia del Señor de no fracasar como atalaya (3:16-21), y las severas restricciones impuestas a su llamado (3:22-27).
Una vez que aceptó ese llamado, comenzó a proclamar sin temor los mensajes divinos. Debido a que demostró muchas acciones extrañas, algunos han caracterizado a Ezequiel como neurótico, paranoico, psicótico o esquizofrénico. No obstante, su comportamiento extraño deriva de su total obediencia a Dios. Ezequiel se vio atrapado por el Espíritu divino, tuvo una perspectiva profundamente teológica de los acontecimientos históricos contemporáneos y una decisión inamovible de dar a conocer los mensajes tal como Dios se los entregaba.
Trasfondo histórico del ministerio de Ezequiel
Fue el único profeta israelita que desempeñó su ministerio totalmente fuera del territorio de Israel. Recibió su llamado 5 años después de haber sido deportado a Babilonia por Nabucodonosor en el 597 a.C. Esta tragedia, anticipada por el profeta Isaías más de 100 años antes (2 Rey. 20:16-18), representaba la culminación de una serie de acontecimientos históricos. Después de las horrendas apostasías de Manasés, el piadoso rey Josías (640– 609 a.C.) intentó llevar a cabo amplias reformas religiosas (2 Rey. 23:1-25), pero fueron demasiado limitadas y llegaron demasiado tarde. El destino de la nación ya había sido resuelto. Todos los sucesores de Josías fueron perversos. Su hijo Joacaz gobernó solo tres años antes de que lo depusieran los egipcios y lo remplazaran por su hermano Joacim (609–598 a.C.) Después de la batalla de Carquemis en el 605 a.C., Babilonia remplazó a Egipto como potencia política dominante en el antiguo Cercano Oriente. Bajo Nabucodonosor, el ejército babilónico marchó hacia el sur hasta Jerusalén y tomó a Judá como vasallo. En esa época, Daniel y sus tres amigos fueron llevados a Babilonia como rehenes con el fin de preparar el camino para la llegada de grandes cantidades de habitantes de Judá en el 597 a.C. Como Joacim se rebeló contra Babilonia ese mismo año, Nabucodonosor lo sacó del trono y lo remplazó por su hijo Joaquín, pero este también resistió a los babilonios y Nabucodonosor lo deportó a él y a toda la clase alta (incluido Ezequiel) a Babilonia y puso en el trono a su tío Sedequías. Sorprendentemente, Sedequías también resistió la autoridad de Nabucodonosor. Por último, en el 587 a.C., los ejércitos de Nabucodonosor sitiaron Jerusalén, que cayó en el 586.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Tim Wildsmith, en Unsplash
- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | DAVID $ USD
Nombre de persona que probablemente signifique “favorito” o “amado”. Fue el primer rey que unió Israel y Judá, y el primero que recibió la promesa de un Mesías real en su linaje. David fue considerado el rey ideal para el pueblo de Dios. Reinó aprox. desde el 1005 al 965 a.C.
Su elección como rey Cuando Saúl no cumplió con las pautas divinas para el reinado (1 Sam. 15:23,35; 16:1), Dios envió a Samuel para que ungiera a quien habría de remplazarlo; o sea, uno de los hijos de Isaí, en Belén (1 Sam. 16:1). Dios le mostró a Samuel que había escogido al menor, quien todavía pastoreaba las ovejas de su padre (16:11,12). La buena apariencia de David era notable.
En la corte de Saúl El talento musical de David, combinado con su reputación de guerrero, inspiró a uno de los siervos de Saúl para recomendarlo como la persona indicada para tocar el arpa cuando el espíritu maligno enviado por Dios atormentaba a Saúl (1 Sam. 16:18). Saúl se encariñó con David y lo nombró su paje de armas (16:21,22).
Luego, los filisteos que contaban con el gigante Goliat amenazaron a Israel (1 Sam. 17). David retornó a su casa para pastorear las ovejas de su padre Isaí (17:15), quien envió a David al campo de batalla con comida para sus hermanos, que eran soldados. Al menos uno de sus hermanos no lo valoraba (17:28). Saúl trató de persuadir al joven David a no desafiar a Goliat, sin embargo, David insistió en que Dios le daría la victoria, y así fue.
Jonatán, el hijo de Saúl, se convirtió en el amigo íntimo de David (1 Sam. 18:1). Este ocupó un lugar permanente en la corte de Saúl y no regresó a la casa paterna (18:2). Saúl le asignó una misión militar, que llevó adelante más allá de lo que se esperaba de él. Venció a los filisteos y se ganó el corazón del pueblo. Esto provocó los celos de Saúl (18:8) quien, impulsado por el espíritu maligno enviado por Dios, trató de asesinar a David con su espada pero la presencia de Dios lo protegió (18:10- 12). Finalmente, David ganó el derecho a casarse con Mical, la hija de Saúl, debido a que los filisteos no lo mataron como Saúl esperaba que sucediera (18:17-27). Con la ayuda de Mical y Jonatán, David escapó de Saúl y se encontró con el profeta Samuel (19:18). Jonatán y David hicieron un juramento de amistad eterna y Jonatán arriesgó su vida para proteger a David (1 Sam. 20).
El guerrero independiente David reunió una banda de personas pobres y descontentas para que lo siguieran. Estableció relaciones con Moab y otros grupos y se ganó el favor del pueblo a través de sus victorias sobre los filisteos (1 Sam. 22–23). Todos los esfuerzos de Saúl para capturarlo fracasaron. Dios protegió a David y este rehusó hacerle daño al rey. En su lugar, prometió no aniquilar a la familia de Saúl (24:21,22).
Abigail de Maón intercedió ante David para evitar que castigara a su necio esposo, Nabal. Dios hizo que Nabal muriera y David se casó con Abigail. También se casó con Ahinoam de Jezreel, y Saúl entregó a Mical, la primera esposa de David, a otro hombre (1 Sam. 25).
Luego de negarse a matar a Saúl, el ungido de Dios, David se unió a Aquis, el rey filisteo de Gat. Finalmente Saúl dejó de perseguirlo. Aquis le dio la ciudad de Siclag a David, lugar donde estableció su cuartel general y comenzó a destruir a los vecinos en el límite sur de Israel (1 Sam. 27). A pesar de los deseos de Aquis, los otros líderes filisteos no permitieron que David se les uniera en la batalla contra Saúl (1 Sam. 29). Cuando David regresó a su casa, descubrió que los amalecitas habían destruido Siclag y capturado a sus esposas. Siguió el consejo de Dios y venció a los amalecitas que estaban celebrando su victoria, recobró todo el botín de guerra y lo distribuyó entre sus seguidores y el pueblo de Judá (1 Sam. 30).
Rey de Judá Cuando David escuchó sobre la muerte de Saúl y Jonatán, vengó la muerte de estos y cantó un lamento por los caídos (2 Sam. 1). Partió hacia Hebrón, donde los habitantes de Judá lo coronaron rey (2 Sam. 2). Este hecho generó una guerra con Israel, que estaba bajo el gobierno de Is-boset, el hijo de Saúl. Luego de mucha intriga, los comandantes de Is-boset lo asesinaron. David hizo lo mismo con ellos (2 Sam. 4).
Rey de Israel Posteriormente, las tribus del norte coronaron rey a David en Hebrón y unieron a todo Israel bajo su reinado. David tomó Jerusalén y la hizo capital de su reino. Luego de vencer a los filisteos, procuró llevar el arca del pacto a Jerusalén y tuvo éxito en el segundo intento (2 Sam. 6). Comenzó a planificar la construcción de un templo, pero el profeta Natán le hizo comprender que en lugar del templo iba a construir una dinastía con dimensiones eternas (2 Sam. 7) y que el templo sería construido por su hijo.
Luego David organizó su administración y sometió a otras naciones que se le oponían. Finalmente tomó el control sobre la tierra que Dios originalmente había prometido a sus antepasados. También recordó su promesa a Jonatán y se encargó de cuidar a Mefi-boset, el hijo paralítico de aquel (2 Sam. 9).
Un pecador David fue un gigante entre los líderes obedientes a Dios, pero su naturaleza humana se puso en evidencia cuando pecó con Betsabé y Urías. David espió a Betsabé cuando ella se estaba bañando, la deseó y luego de cometer adulterio con ella planeó la muerte de su leal esposo, el guerrero Urías (2 Sam. 11). El profeta Natán lo confrontó con su pecado y David confesó su maldad. El hijo que le dio Betsabé murió. El rey reconoció su impotencia ante la situación y declaró su convicción de que un día se reencontraría con el niño. Betsabé concibió nuevamente y dio a luz a Salomón (2 Sam. 12:1-25).
La intriga familiar David fue capaz de gobernar a su pueblo pero no a su familia. Presenció las intrigas, los pecados sexuales y el asesinato que conmovieron los cimientos de su casa, lo cual dio como resultado el exilio ya que tuvo que retirarse ante la amenaza de Absalón (2 Sam. 18:19-33). El reino de David fue restaurado pero las amenazas de división entre Judá e Israel se mantuvieron (2 Sam. 19:40-43). Tuvo que poner fin a una revuelta que se generó en el norte (2 Sam. 20). El último acto que registra el libro de Samuel acerca de David es el censo del pueblo, que generó la ira de Dios, pero también narra la preparación de un lugar para el templo que se iba a construir (2 Sam. 24). El último capítulo de 1 Crónicas describe los preparativos que hizo el rey David para la construcción del templo y para la práctica de la adoración. Los últimos días de David se vieron envueltos por nuevas intrigas familiares, ya que Adonías buscaba heredar el trono de su padre, pero Natán y Betsabé lucharon para asegurarse de que Salomón se convirtiera en el próximo rey (1 Rey. 1:1-2:12).
Esperanza profética David desapareció de la escena histórica pero dejó un legado que nunca se olvidaría. Fue el modelo a seguir por los reyes israelitas (1 Rey. 3:14; 9:4; 11:4,6,33,38; 14:8; 15:3,11; 2 Rey. 14:3; 16:2; 22:2). David fue el “hombre de Dios” (2 Crón. 8:14 LBLA) y Dios fue “el Dios de David” (2 Rey. 20:5). El pacto de Dios con David fue un factor decisivo cuando aquel contendió con los herederos desobedientes del trono davídico (2 Crón. 21:7). Incluso cuando los israelitas reconstruyeron el templo, siguieron “lo establecido por David, rey de Israel” (Esd. 3:10 NVI).
Los profetas de Dios señalaron hacia un futuro David que restauraría a Israel. “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” (Isa. 9:7). El profeta Jeremías resumió la garantía de la esperanza en David con las siguientes palabras: “Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo, podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono […] Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo” (Jer. 33:20-22; comp. 33:15,17,25,26; Ezeq. 34:23,24; 37:24,25; Os. 3:5; Amós 9:11; Zac. 12:6-10).
Nuevo Testamento El NT relata la historia de Jesús como la historia del Hijo de Dios, pero también como la historia del Hijo de David desde Su nacimiento (Mat. 1:1) hasta Su última venida (Apoc. 22:16). Los Evangelios se refieren por lo menos doce veces a Jesús como el “Hijo de David”. Jesús citó como ejemplo el comportamiento de David (Mat. 12:3), y David lo llamó “Señor” (Luc. 20:42- 44). Por lo tanto David ocupó un lugar en la lista de los hombres de fe expresada en Heb. 11:32. El Señor dice acerca de David: “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón” (Hech. 13:22).
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
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- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | DANIEL $ USD
Por J.J.Owens
Nombre de persona que significa “Dios es juez” o “el juez de Dios”. 1. Hijo de David y Abigail, la carmelita (1 Crón. 3:1), también llamado Quileab en 2 Sam. 3:3. 2. Sacerdote del linaje de Itamar (Esd. 8:2; Neh. 10:6), quien retornó con Esdras del cautiverio babilónico. 3. El Daniel de Ezeq.14:14,20; 28:3 se escribe de manera diferente en hebreo, a diferencia de todas las otras formas del AT. Este Daniel era una figura de la antigüedad que se menciona junto con Noé y Job. Era famoso por su sabiduría y justicia. Debido a la similitud en la forma de escribir el nombre y los atributos en común de sabiduría y justicia, algunos intérpretes relacionan a este Daniel con el del libro canónico que lleva su nombre. Sin embargo, la mayoría de los intérpretes notan la diferencia en la escritura del nombre y también el dato de la antigüedad. Algunos relacionan al “Daniel” del libro de Ezequiel con el “Daniel” de la literatura ugarítica antigua. 4. (NTV) Ver Quileab.
5. El uso más común del nombre “Daniel” se refiere al héroe del libro de Daniel. Este joven de la nobleza fue tomado cautivo por Nabucodonosor, rey de Babilonia, y elevado a un alto rango en los reinos de Babilonia y Persia. Los babilonios trataron de eliminar todos los vestigios de la religión y nacionalidad de Daniel. Por esta razón, le cambiaron el nombre (Dan. 1:7; 2:26; 4:8-9, 18-19; 5:12; 10:1).
En su adolescencia Daniel fue transportado de Judá a Babilonia en ocasión de la batalla de Carquemis en el 605 a.C. El texto no indica su edad exacta. A Daniel se lo llamó Beltsasar, y a sus tres compañeros hebreos, Ananías, Misael y Azarías, los llamaron Sadrac, Mesac y Abed-nego (Dan. 1:6,7). Fue instruido en artes, letras y ciencias en la capital de Babilonia. Finalmente, alcanzó una alta posición entre los sabios babilónicos. Se mantuvo en ejercicio durante el largo reinado de Nabucodonosor (604–562 a.C.). No se hace mención a Daniel en los tiempos de Evil-Merodac (561–560 a.C.), Neriglisar (559– 555 a.C.), ni Labasi-Marduk (555 a.C.). Sin embargo, hay mucha información relacionada con el trabajo de Daniel durante el reinado de Nabónido (555–539 a.C.). Cuando Nabónido se ausentaba de su país durante largos períodos de tiempo, dejaba a su hijo Belsasar a cargo de los asuntos de gobierno.
Daniel estaba en Babilonia cuando las fuerzas de Ciro, el persa, la capturaron. Sucesivamente, Daniel fue un alto oficial de gobierno durante el reinado de Ciro (539–529 a.C.) y el de Cambises (529–522 a.C.). Sirvió también durante su ancianidad en el reinado de Darío I, hijo de Histaspes (522–486 a.C.). Era físicamente muy atractivo. A una edad temprana mostró predisposición al conocimiento, la sabiduría y el liderazgo. Además de su sabiduría, era hábil en la interpretación de los sueños. A través de su vida demostró una inconmovible fe en su Dios. Esto le dio valentía para resistir las tentaciones y amenazas con las que se vio confrontado en repetidas oportunidades. Reconoció que Dios estaba juzgándolo continuamente y permaneció fiel.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Glo Bible
- TÉRMINO «CANTAR DE LOS CANTARES» $ USD
Por Raymond C. Van Leeuwen
Colección de poesía romántica que constituye el vigésimo segundo libro del AT. El título hebreo, “Cantar de los Cantares de Salomón”, da a entender que se trata de una selección de los mejores cantos y que de alguna manera se relaciona con Salomón.
Autor y fecha
Si bien el título parece mencionar a Salomón como autor, la frase hebrea también puede significar “para” o “sobre” Salomón. Salomón o “rey” se mencionan varias veces en el libro (Cant.1:1,4-5,12; 3:7,9,11; 7:5; 8:11,12), pero los eruditos no tienen certeza en cuanto al autor. Una antigua tradición rabínica (Baba Bathra 15a) les atribuye Cantares a Ezequías y sus escribas (comp. Prov. 25:1).
De manera similar, es difícil establecer la fecha del libro según la evidencia interna. Algunos eruditos se fundamentan en aspectos lingüísticos y afirman que se escribió en una época muy posterior a Salomón. Dichos aspectos incluyen el uso de expresiones vinculadas con el arameo y la presencia de ciertas palabras tomadas de idiomas extranjeros (pardes del persa, “huerta”, Cant. 4:13; appiryon del griego phoreion, “carroza”; o a través del arameo “cama con dosel”, Cant. 3:9). Otros argumentan que tales usos lingüísticos y palabras tomadas de otros idiomas pueden remontarse a los tiempos de Salomón o simplemente reflejar la fecha de la edición final del libro.
Canon e interpretación
Dado su lenguaje erótico y la difícil interpretación, los rabinos cuestionaron la inclusión del Cantar de los Cantares en el canon. La solución positiva de este debate se refleja en la famosa declaración del rabino Akiva: “El mundo entero no vale lo que vale el día en que el Cantar de Cantares le fue dado a Israel; todas las Escrituras son santas, pero el Cantar de Cantares es el lugar santísimo”.
El problema de la inclusión del libro en el canon y de su interpretación están estrechamente vinculados. Por la influencia de un punto de vista griego que denigraba el cuerpo y con la pérdida de una visión bíblica sobre la creación del cuerpo y el amor humanos como cosas buenas, muchos intérpretes se sintieron obligados a considerar que Cantares es una alegoría del amor sagrado entre Dios e Israel, entre Cristo y la iglesia, o entre Cristo y el alma. Con pocas excepciones, la perspectiva alegórica de Cantares ha prevalecido durante la mayor parte de la historia de la iglesia.
En el período moderno, la mayoría de los eruditos han retomado una lectura literal del libro. Sin embargo, el conflicto permanece aún en cuanto al sentido literal del texto. Algunos comparan poemas egipcios y mesopotámicos y consideran que Cantares es una simple colección secular de canciones de amor. Otro enfoque intenta verlo como una adaptación de rituales paganos para la fertilidad. (Este enfoque es en realidad una lectura alegórica moderna.) Otros consideran Cantares como una obra dramática donde el amor puro de la doncella sulamita y su pastor prevalece más allá del intento desalmado de Salomón de llevar a la muchacha a su harén. Este enfoque trata de explicar el cambio de interlocutores en los diversos diálogos del libro. (En la lengua hebrea y en la española esto se manifiesta en los cambios gramaticales de género y número). Un enfoque reciente y prometedor tiene en cuenta los paralelismos con la poesía romántica egipcia, pero muestra que Cantares expresa una perspectiva bíblica única sobre el amor sexual. Si bien está formado por una cantidad de poemas más breves, se encuentra unificado por patrones de diálogo, repeticiones, uso de eslóganes y, sobre todo, por una visión coherente del amor. Al igual que Gén 2:23-25, Cantares celebra el regalo divino del amor físico entre el hombre y la mujer. Aquí se demuestra la sabiduría y la generosidad del Creador. Por lo tanto, es mejor interpretar Cantares como un ejemplo de poesía de la literatura sapiencial israelita (comp. Prov. 5:15-20; 6:24-29; 7:6-27; 30:18-20). Así como muchos Salmos alaban a Dios y además son didácticos, el propósito principal de Cantares es celebrar más que instruir. Aun así, en este libro se puede percibir la sabiduría bíblica en cuanto al amor. “Fuerte es el amor, como la muerte… Ni las muchas aguas pueden apagarlo… Si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, solo conseguiría desprecio” (Cant. 8:6,7 NVI). Además, hay una hora y un lugar exacto para el amor: “Yo les ruego, mujeres de Jerusalén, que no desvelen ni molesten a mi amada hasta que ella quiera despertar” (Cant. 3:5 NVI). En estos poemas, el amor se describe en su fuerza y esplendor, en su frescura y devoción hacia el ser querido. Ante nosotros se presentan todas las variedades del amor: momentos de unión y separación, de éxtasis y angustia, de anhelos y satisfacción.
Por último, hay cierta validez que subsiste en la larga historia de la interpretación que vio en el amor puro de Cantares un reflejo del amor entre Dios y los seres humanos (comp. Ef. 5:21-32; Cant. 3:6-11 y la tipología mesiánica de Sal. 45). Sin embargo, este paralelismo no debería forzarse al punto de alegorizar los detalles del poema.
Bosquejo
I. El deseo es parte del amor (1:1-8)
II. El amor no permanecerá silencioso (1:9–2:7)
III. La primavera y el amor van juntos (2:8-17)
IV. El amor es exclusivo (3:1-5)
V. El amor se acrecienta con la amistad (3:6-11)
VI. El amor ve solo lo bello (4:1-7)
VII. El amor implica dar y recibir (4:8–5:1)
VIII. Amar significa arriesgarse a sufrir (5:2–6:3)
IX. Las palabras no alcanzan para expresar el amor (6:4–7:9)
X. El amor debe entregarse libremente (7:10- 13)
XI. El verdadero amor no tiene precio (8:1-14)
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
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Foto por Glo Bible
- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | BERNABÉ $ USD
Por James A. Brooks
Nombre que aparece 23 veces en Hechos y 5 veces en las cartas de Pablo y que probablemente signifique “hijo de la profecía” o uno que profetiza o predica (“Hijo de consolación”, Hech. 4:36). Era un levita nativo de la isla de Chipre llamado José antes de que los discípulos lo llamaran Bernabé. Vendió su propiedad y entregó las ganancias a la iglesia de Jerusalén (Hech. 4:36,37). Presentó a Saulo de Tarso ante la iglesia de Jerusalén (9:26,27). La iglesia escogió a Bernabé para que fuera a Antioquía de Siria a investigar acerca de la predicación irrestricta a los gentiles que se estaba realizando en ese lugar.
Se convirtió en líder de la obra y confirmó a Saulo como su asistente. Le llevó ayuda a la iglesia de Jerusalén durante la hambruna (11:19-30). En el “primer viaje misionero” de Pablo, pareciera que Bernabé originariamente fue el líder (caps. 13–14). Ambos fueron enviados a Jerusalén para aclarar la cuestión de cómo los gentiles podían ser salvos y los creyentes judíos podían tener comunión con ellos (15:1-21). Estuvieron de acuerdo en realizar otro viaje misionero, pero se separaron al decidir si volvían a llevar a Juan Marcos (15:36-41).
Bernabé (Gál. 2:1-10) fue con Pablo a Jerusalén y los apóstoles aprobaron la misión que estaban realizando entre los gentiles (posiblemente el acontecimiento de Hech. 15). No obstante, en Gál. 2:13 Pablo señaló que en una ocasión Bernabé dudó en cuanto al tema de la plena aceptación de los creyentes gentiles. En 1 Cor. 9:6, Pablo lo elogió por seguir la práctica de sustentarse por sí mismo, tal como lo hacía él, en lugar de depender de las iglesias. Colosenses 4:10 indica simplemente que Marcos era sobrino de Bernabé.
En el siglo III,
Clemente de Alejandría identificó a Bernabé como uno de los 70 de Luc. 10:1; Tertuliano hizo referencia a él como el escritor de Hebreos y los Reconocimientos Clementinos declaraban que era el Matías de Hech. 1:23,26. Todas estas referencia son sumamente improbables. En el siglo II apareció una epístola que llevaba el nombre de Bernabé y se hizo muy popular, inclusive se la consideró para ocupar un lugar dentro del NT. Posteriormente circuló Hechos de Bernabé y quizás un Evangelio de Bernabé, ambos apócrifos.
Artículo extraído del Diccionario Bíbico Ilustrado Holman.
Foto por Glo Bible
- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | BENJAMÍN $ USD
Nombre de persona que significa “hijo de la diestra” o “hijo del sur”. El segundo hijo que Raquel le dio a Jacob (Gén. 35:17,18). Se convirtió en padre de la tribu de Benjamín. Su nacimiento fue difícil y su madre lo llamó Benoni, que significa “hijo de mi dolor”. Ella murió dándolo a luz. No obstante, su padre Jacob no dejó que continuara con ese nombre y lo llamó Benjamín.
La tribu de Benjamín ocupaba el territorio más pequeño de todas las tribus. Sin embargo, desempeñó un papel importante en la historia israelita. Saúl, el primer rey de Israel, era benjamita. Además, la ciudad de Jerusalén estaba cerca del límite entre el territorio de Benjamín y el de Judá, y tal vez originariamente haya formado parte de la región de Benjamín (Jos. 18:16; Jue. 1:21). Es probable que en la bendición de Jacob se vea el deseo que tenía Benjamín de poseer un territorio (Gén. 49:27). La bendición de Moisés enfatiza el lugar especial que ocupaba Benjamín bajo el cuidado de Dios (Deut. 33:12). Posteriormente, durante el período de los jueces, Benjamín casi desapareció de la historia por haber maltratado a un levita y a su concubina (Jue. 19–21).
En el NT, el apóstol Pablo proclamaba con orgullo pertenecer al linaje de la tribu de Benjamín (Rom. 11:1; Fil. 3:5).
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Joshua Lanzarini | Unsplash
- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | BALAAM $ USD
Por Lawson G. Hatfield
Profeta que no pertenecía a Israel a quien el rey moabita Balac prometió pagarle sus honorarios si maldecía a los israelitas que lo estaban invadiendo.
Antiguo Testamento
Balaam era uno de los numerosos profetas de las religiones orientales que adoraban a todos los dioses de la tierra. Muchos de estos maestros falsos gozaban de gran poder e influencia. Cuando pronunciaban una bendición o maldición, esto se consideraba verdadera profecía. Cuando Moisés guio al pueblo por el desierto, Dios le ordenó que no atacara Edom ni Moab (Deut. 2:4-9), y no lo hizo. Cuando Edom atacó, Israel fue por otro camino (Núm. 20:21). El rey Balac de Moab se enfrentó con la invasión de Israel cuando la gran nación viajaba hacia el norte por la ribera oriental del Jordán. Balac buscó una estrategia para detener a Moisés en lugar de recurrir a la batalla. Decidió utilizar a un profeta para que maldijera a Israel.
Escogió a Balaam, y el rey Balac envió a sus mensajeros con dinero para asegurarse los servicios del profeta. Este le pidió permiso a Dios para maldecir a Israel. El permiso le fue denegado pero Balaam viajó para reunirse y hablar con Balac. El asna de Balaam le habló durante el viaje mientras atravesaban un sendero estrecho (Núm. 22:21-30; 2 Ped. 2:16). Allí Balaam entendió claramente que la espada blandida de un ángel lo estaba obligando a obedecer a fin de que solamente le diera a Balac el mensaje de Dios. Posteriormente, Balaam insistió mediante cuatro mensajes vívidos que Dios iba a bendecir a Israel (Núm. 23–24).
Dios utilizó a este profeta para predicar la verdad. Inclusive habló acerca de una estrella y un cetro futuros (Núm. 24:17), una profecía finalmente cumplida en la venida de Jesús como el Mesías. Las acciones de Balac desencadenaron la ira de Dios sobre Moab (Deut. 23:3-6). Balaam, que murió en una batalla contra los madianitas (Núm. 31:8; Jos. 13:22), no pudo maldecir a Israel pero instruyó a los moabitas a inducir a los hombres de Israel para que participaran en la adoración a Baal y su inmoralidad. Dios iba a castigar a Israel por esto. Lo que Balaam no pudo concretar con una maldición lo logró a través de medios de seducción.
Nuevo Testamento
Pedro advirtió contra los falsos maestros y describió la destrucción que iban a padecer. Hizo referencia a los ángeles caídos, a la destrucción de los incrédulos con agua en la época de Noé, y al juicio de fuego derramado sobre las inicuas Sodoma y Gomorra en los días de Lot. Pedro describió a la generación de falsos maestros de su época como personas que tienen los ojos llenos de adulterio y que nunca dejan de pecar seduciendo a los débiles. Dijo además que estaban bajo maldición por ser expertos en la codicia. Pedro declaró que abandonaron el camino recto y siguieron el camino de Balaam (2 Ped. 2:15). En Apoc. 2:14 se elogia a la iglesia de Pérgamo por su fidelidad en medio de la persecución, pero también se le advierte que algunos siguieron a Balaam al ofrecer carne a los ídolos y practicar la inmoralidad.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
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- Expectativas mesiánicas $ USD
Por Craig A. Evans
«Mesianismo» y «expectativa mesiánica» son formas de describir la esperanza de que una persona ungida llegue para redimir a Israel o a la Iglesia. Los cristianos creen que el Mesías ya vino en la persona de Jesús de Nazaret. La aparición del Mesías se entiende como parte de un drama escatológico mayor donde la actividad humana en la Tierra se ve notablemente alterada por la introducción del «reino de Dios», un tiempo en que se experimenta de forma más tangible y permanente la voluntad de Dios en la Tierra. Suele creerse que la manifestación de esta figura ungida forma parte de los sucesos culminantes de la historia de la humanidad. La palabra «mesías» viene del griego messias (comp. Jn. 1:41; 4:25), que a su vez es la transliteración de la palabra hebrea mashiach (2 S. 22:51; 23:1), que se refiere a aquel que es «untado» o «ungido» (con aceite). El término griego equivalente es christos (comp. 2 S. 22:51; 23:1 LXX), que aparece unas 500 veces en el NT. La forma nominal de christos deriva de los verbos mashach (heb.) y chriein (gr.), que significan «ungir» o «untar (con aceite)».
El origen de la expectativa mesiánica
Las expectativas mesiánicas de la fe judía y de la cristiana se remontan al pacto de Dios con el rey David (2 S. 7) y al período que siguió al exilio y el fin de la dinastía davídica, cuando surgió la esperanza de que Dios levantaría algún día a un rey piadoso sobre el trono de Israel. Algunos de los profetas de Israel anunciaron la venida de un majestuoso descendiente de David, y sus descripciones parecen representarlo como mucho más que un simple mortal. Isaías predijo la venida de un «niño» e «hijo» que se llamaría «Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz», y cuyo reino nunca tendría fin (Is. 9:6- 7). Isaías profetizó una vez más la venida de un vástago de David, en quien reposaría el Espíritu de Dios y que gobernaría la tierra con justicia y equidad (Is. 11:1-5). Este tipo de descripciones apuntaban a que el ungido que vendría, el Mesías, sería el propio Dios.
Durante el período intertestamentario (aprox. 400 a.C. hasta el nacimiento de Cristo), varios pasajes de la Escritura en el AT se interpretan a la luz de la esperanza mesiánica. Además de Isaías 11:1-5, se apela a menudo a Génesis 49:10 («No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies…») y Números 24:17 («… Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel…»). Tanto el filósofo del siglo I Filón de Alejandría como el historiador y sobreviviente de la gran rebelión (66-70 d.C.) Josefo mencionan estos pasajes como referencias al Mesías. En los Rollos del Mar Muerto, Isaías 11 es especialmente interesante. 1QSb 5 aplica partes de Isaías 11:2-5 al esperado Mesías, mientras que 4Q161, un importante comentario sobre el libro de Isaías, interpreta Isaías 10:34–11:5 como una profecía sobre la venida del Mesías, llamado el «vástago de David», quien destruirá a los enemigos de Israel, los romanos (llamados los «kittim»). 4Q285 cita Isaías 10:34–11:1 y lo interpreta como una referencia al Mesías venidero, llamado el «vástago de David» y «líder de la comunidad» (es decir, el líderde la comunidad de Qumrán). Se decía que mataría al «rey de los kittim», es decir, el emperador de Roma (ver también el paralelo 11Q14).
Jesús y la expectativa mesiánica
La disposición de Jesús a sufrir y morir contrastaba fuertemente con la extendida expectativa en cuanto a la venida de un Mesías que daría muerte a Sus enemigos. Su desinterés en arrojar a los ocupantes romanos y reclamar el trono de Israel podría explicar en parte por qué fue ampliamente rechazado por las autoridades judías. Estas deseaban que persiguiera objetivos militares violentos; sin embargo, Él vino a introducir el gobierno misericordioso y perdonador de Dios. Respecto al cumplimiento de las expectativas mesiánicas bíblicas por parte de Jesús, no hay que perder de vista que la primera vez vino para sufrir y morir por los pecadores (tal como estaba profetizado en Is. 52:13–53:12), pero volverá como Rey conquistador (2 Ts. 1:7-10).
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | APOLOS $ USD
Por William H. Vermillion
Judío de Alejandría que fue a Éfeso después de la primera visita de Pablo, y a quien Priscila y Aquila le enseñaron la doctrina cristiana. Era un hombre instruido que manejaba las Escrituras veterotestamentarias de manera convincente. No obstante, le faltaba una plena comprensión del camino de Dios, de modo que Priscila y Aquila lo tomaron aparte y lo instruyeron (Hech. 18:26). Apolos se tornó aun más exitoso en su ministerio. Se dirigió de Éfeso a Grecia con el respaldo de los creyentes de Asia y una carta de presentación (Hech. 18:27). Fortaleció en gran manera a los creyentes utilizando las Escrituras para demostrar que Jesús era el Cristo (Hech. 18:28).
La última vez que se menciona a Apolos en Hechos se dice que estaba en Corinto (19:1). Pablo se refirió frecuentemente a él, en particular en 1 Corintios La mayoría de las referencias en este libro (1 Cor. 1:12; 3:4-6,22) tienen que ver con las divisiones dentro de esa iglesia producidas fundamentalmente por choques entre personalidades. El apóstol señaló que algunos creyentes defendían a Pablo, otros a Apolos y otros a Cefas. Lo importante es que los creyentes pertenecen a Cristo y no a los líderes individuales. Dichas referencias demuestran que Apolos debió de haber sido una figura dinámica como para compararla con Pablo o con Pedro. En 1 Cor. 4:6, Pablo coloca a Apolos al mismo nivel que él. Ambos procuraron derrotar la arrogancia y el sentimiento de superioridad que surge de colocarse a uno mismo en el centro en vez de darle a Cristo el primer lugar.
En 1 Cor. 16:12, Pablo se refiere a Apolos llamándolo “hermano”, lo cual demuestra la medida en que lo consideraba parte del equipo. Esto también se expresa en Tito 3:13, donde Pablo le pidió a Tito que ayudara a Apolos en su viaje. Este era un predicador instruido y dotado, y estuvo dispuesto a recibir más instrucción y a ser parte del grupo. Lutero sugirió que Apolos pudo haber sido el escritor de la carta a los Hebreos debido al conocimiento que tenía del AT. Ver Corintios, Primera Carta a los; Corintios, Segunda Carta a los; Corinto; Éfeso; Aquila y Priscila.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
- NOMBRES Y PERSONAJES DE LA BIBLIA | AQUILA Y PRISCILA $ USD
Por Taylor Field
Matrimonio que fue de Italia a Corinto después de que el emperador Claudio ordenó expulsar de Roma a los judíos. Se convirtieron en cristianos y ayudaron a Pablo en su ministerio. Trabajaban haciendo tiendas (2 Tim. 4:19) y en Corinto entraron en contacto con el apóstol, quien tenía el mismo oficio (Hech. 18:1-3). No resulta claro si se convirtieron en cristianos antes o después de encontrarse con Pablo, pero se transformaron en obreros del evangelio y lo acompañaron a Éfeso (Hech. 18:19). Allí instruyeron a Apolos en la fe cristiana (18:25). En su casa se reunía una iglesia y se sumaron a Pablo al escribirle a la iglesia de Corinto (1 Cor. 16:19).
Aparentemente, Aquila y Priscila tenían influencia sobre “las iglesias de los gentiles” (Rom. 16:3). Es probable que esta referencia indique que Priscila y Aquila habían vuelto a Roma. Algunos eruditos creen que la iglesia de Éfeso recibió una copia del último capítulo de Romanos. La referencia a la pareja en 2 Tim. 4:19 (“Prisca” corresponde a Priscila) tal vez indique que estaban en Éfeso.
Pablo les agradeció por haber arriesgado su vida por él (Rom. 16:4). Las circunstancias de este incidente se desconocen, aunque probablemente haya tenido lugar durante el conflicto que Pablo experimentó con el platero Demetrio (Hech. 19:23-41).
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Artículo extraído del Diccionario Bíbico Ilustrado Holman.
Foto por Glo Bible
- Nombres y personajes de la Biblia | Aarón $ USD
Por R. Laird Harris
Hermano de Moisés; primer sumo sacerdote de Israel. Sus padres, Amram y Jocabed, eran de la tribu de Leví, la tribu de sacerdotes de Israel (Ex. 6:16-26). Su hermana se llamaba María. Aarón tuvo cuatro hijos con su esposa Elisabet: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Los dos primeros murieron cuando ofrecieron sacrificios con fuego que Dios no había ordenado (Lev. 10:1-2; 16:1-2). A partir de los hijos que quedaron se desarrollaron dos linajes sacerdotales: de Itamar, pasando por El., hasta Abiatar, y de Eleazar hasta Sadoc (1 Sam. 14:3; 22:20; 1 Rey. 2:26-27; 1 Cron. 6:50-53).
Aarón tuvo el gozo de comenzar el sacerdocio formal de Israel, de ser consagrado para el oficio (Ex. 28–29; Lev. 8–9), de llevar las primeras vestimentas sacerdotales y de iniciar el sistema de sacrificios (Lev. 1–7). También padeció. la carga de su oficio cuando sus hijos murieron a causa de la desobediencia (Lev. 10:1-2) y no pudo hacer duelo por ellos (Lev. 10:6-7). También asumí. las reglas especiales de conducta, de vestimenta y de purificación ritual (Lev. 21–22).
Aarón no pudo vivir a la altura de esos patrones tan elevados. En consecuencia, tuvo que ofrecer sacrificios por sus propios pecados (Lev. 16:11). Luego, cumpliendo su oficio purificado y santo, ofrecía sacrificios por los demás. A pesar de su imperfección, Aarón sirvió. como símbolo o tipo del sacerdocio perfecto tal como se ve en el Sal. 110:4, donde el rey futuro se describía como el sacerdote eterno. Zacar.as 6:11-15 también habla de un sacerdote, Josu., en términos tipológicos. De este modo, el imperfecto Aarón sentó las bases de un oficio cargado de significado simbólico para Israel.
Aun con todas sus fallas, Aarón fue un hombre escogido por Dios. No sabemos qué. hizo durante los 40 años en que Moisés estuvo exiliado de Egipto, aunque sabemos que mantuvo su fe, continuó en contacto con los líderes de Israel y no se olvidó de su hermano (Ex. 4:27-31). Como tenía facilidad para hablar, sirvió con excelencia como vocero de Moisés ante Faraón. En más de una ocasión extendió. la vara de Moisés para desencadenar sobre la tierra las plagas enviadas por Dios (Ex. 7:9,19). Cuando estaban en el desierto, Aarón y Hur ayudaron a Moisés a sostener en alto la vara, símbolo del poder de Dios, a fi n de que Israel pudiera prevalecer sobre Amalec (Ex. 17:12).
En el Sinaí, Aarón y sus dos hijos mayores, Nadab y Abiú, fueron llamados para subir al monte con Moisés y los 70 ancianos (Ex. 24:9). Allí adoraron, comieron y bebieron en comunión celestial. Cuando Moisés y Josué continuaron subiendo, Moisés dejó a cargo a Aarón y a Hur (Ex. 24:14). Cuando Moisés se demoró en el monte, el pueblo le pidió. a Aarón que hiciera algo. “Haznos dioses”, clamaron (Ex. 32:1). El pecado de ellos fue tanto el politeísmo (la adoración a muchos dioses) como la idolatría. Aarón accedió. de inmediato e hizo un becerro, y aparentemente lideró a los demás en la adoración.
Hubo otra ocasión en que Aarón obró mal. En Núm. 12, María y él hablaron en contra del casamiento de Moisés con la mujer cusita (etíope). (Cus era un nombre antiguo que se le daba a la región del Alto Egipto; aprox. la Sudán moderna.) El vínculo entre la mujer cusita y Séfora no es claro. Se han brindado numerosas explicaciones. Algunos creen que Séfora había muerto. Otros sostienen que la relación de Moisés con ella se resintió. cuando la envió. a su casa (Ex. 18:2). Es probable que Séfora y la mujer cusita hayan sido esposas de Moisés al mismo tiempo. Algunos inclusive han sugerido que Séfora era la mujer cusita. Aunque Séfora era madianita, es probable que por lo menos una parte de su familia haya sido de Cus. Como sea, Aarón y María (también llamada “Miriam”) tuvieron celos de su hermano menor. En realidad, murmuraron contra Dios (Núm. 12).
Aunque María fue juzgada severamente, no sucedió. Así con Aarón, quizás debido a que no fue instigador sino cómplice. Confesó su pecado y rogó. pidiendo misericordia hacia María. Cuando Coré, Datán y Abiram se opusieron a Moisés y Aarón, la intercesión de este último detuvo la plaga (Núm. 16). Dios reivindicó el liderazgo de Aarón haciendo que su vara reverdeciera milagrosamente (Núm. 17). Cuando el pueblo clamó pidiendo agua en Cades, en el Desierto de Zin, Aarón se unió al pecado de Moisés al atribuirse a sí mismos el poder del Señor (Núm. 20:7-13). Como consecuencia, a Aarón, al igual que a Moisés, no se le permitió entrar en la Tierra Prometida. Después de 40 años de oficiar como sacerdote, cuando estaban cerca de la frontera de Edom, Moisés llevó a Aarón a la cima del Monte Hor y le pasó las vestiduras a su hijo Eleazar. Aarón murió allí a los 123 años (Núm. 20:23- 28). Israel hizo duelo por su primer sumo sacerdote durante 30 días (Núm. 20:29), tal como lo harían poco después por Moisés (Deut. 34:8).
Artículo extraído del Diccionario Bíbico Ilustrado Holman.
Foto por Glo Bible