Por Malcolm B. Yarnell III y Steve Bond
La historia bíblica es el registro escrito del tiempo (pasado, presente y futuro) que revela que Dios creó la humanidad y el medio ambiente y que Él los está guiando en una progresión lineal de acontecimientos hacia un final significativo. Hay cuatro aspectos principales para la comprensión bíblica de la historia: la providencia, la cronología lineal, el sentido y la esperanza.
Providencia:
Durante el período bíblico, la mayoría de los paganos veían la historia como una esfera inestable de conflictos entre deidades en disputa. En oposición a la visión pagana, y por su encuentro con Yahvéh, los judíos creyeron en un Dios todopoderoso como Creador y Señor de la historia y de todas sus manifestaciones.
Cronología lineal:
La comprensión hebrea del tiempo como progresión lineal o cronología no repetitiva que se mueve hacia una meta definida difería de la idea pagana, que lo consideraba una repetición cíclica de acontecimientos.
Sentido:
Aunque la Biblia contiene historia en sentido cronológico, su principal propósito es trasmitir el significado de la historia. Esto se evidencia claramente en la diferenciación léxica entre las palabras griegas chronos “un período de tiempo”, y kairos “un punto fatídico y decisivo en el tiempo”. El constante uso de la palabra kairos en el NT indica la intención de la Biblia de transmitir una historia con sentido.
Esperanza:
El antiguo Cercano Oriente por lo general era pesimista en cuanto al mundo material, y quería huir de la historia hacia una realidad inmaterial eterna. En agudo contraste, la Biblia describe a Dios como quien guía la historia hacia un final benéfico para los que se encuentran en un pacto de fe con Él.
Perspectivas alternativas de la historia
Con frecuencia los seres humanos han intentado asignarles sentido a los sucesos que experimentan y descubrir la dirección de la historia. Dichos esfuerzos han generado diversas perspectivas que entran en conflicto con la revelación divina de la historia registrada en la Biblia. Las seis alternativas son: la visión cíclica, la del progreso inevitable, la mecanicista, la historicista, la futurista y la caótica.
(1) La perspectiva cíclica es uno de los puntos de vista más antiguos de la historia documentada y lo sostenían de formas diversas religiones y filosofías antiguas de Europa, Asia y África. En la época moderna, la perspectiva cíclica fue defendida por Friederich Nietzche, que la usó en sus ataques contra el cristianismo. Según esa perspectiva, el tiempo es un círculo que se repite de manera inevitable y periódica. Como la historia no va hacia una meta específica, esta perspectiva conlleva un profundo sentido de pesimismo y resignación. Los defensores de la idea cíclica procuran escapar del ciclo histórico hacia una realidad inmaterial e impersonal. Desde la perspectiva cristiana, la falla de la visión cíclica es la falta de progresión lineal y de esperanza.
(2) La perspectiva del progreso inevitable tiene su origen en la Ilustración del siglo XVII. Esta perspectiva destaca la competencia de la razón humana y ansía descartar las ideas religiosas tradicionales. Auguste Comte afirmaba que la humanidad atraviesa tres etapas que la alejan de la teología y la acercan al positivismo científico. La teoría darwiniana de la evolución biológica reforzó esta perspectiva al afirmar el principio de la selección natural. Georg Hegel creía que el “Espíritu”, una idea absoluta en que los seres humanos participan por medio del conocimiento dirige la historia en un esquema dialéctico de una progresión a otra. La historia como concepto dialéctico significa que un acontecimiento particular, la tesis, encuentra su opuesto, la antítesis, y que estos concluyen en una síntesis que se convierte en una nueva tesis destinada a encontrar otra antítesis. Finalmente, la historia termina con el triunfo de la ciencia (Comte), la ley del más fuerte (Darwin) o la concreción histórica de la idea absoluta (Hegel). Desde la perspectiva cristiana, la visión del progreso inevitable afecta la providencia trascendente de Dios y pone la esperanza erradamente en algo ajeno a la esperanza bíblica de redención del pecado y de la muerte.
(3) La perspectiva mecanicista está vinculada con la del progreso inevitable. Ludwig Feuerbach consideraba que el hombre hace su propia historia; más aún, pensaba que Dios es una falsa proyección creada por el hombre para explicar el universo, y que el hombre hallará salvación cuando comprenda que él mismo es el único Dios verdadero. Karl Marx desarrolló su perspectiva mecanicista sobre las bases establecidas por Hegel y Feuerbach. Según este y Marx, la única realidad es material. Marx pensaba que la historia está atrapada en una progresión dialéctica de la economía. Las personas son seres esencialmente económicos que han evolucionado en varias etapas que concluirán con la eliminación de las clases económicas y darán lugar a la participación en común de todos los recursos materiales. Las religiones y las filosofías metafísicas fueron creadas por las clases más altas para mantener su opresión sobre las otras clases. En el cristianismo, la visión mecanicista ha remplazado la providencia de Dios con la de teorías falibles de la economía o del materialismo científico.
(4) La perspectiva historicista no tiene un enfoque mecanicista ni materialista pero no es menos desdeñosa de la providencia de Dios. Según el historicismo, las creencias y costumbres culturales son producto de la experiencia histórica de un grupo. El historicismo, por su parte, no considera que la historia avance de manera lineal hacia cierta meta; más aún, es la intuición más que la razón lo que permite al historiador hallar sentido a los acontecimientos. Los cristianos se sentirían incómodos con el concepto del historicismo que excluye la libertad divinamente provista al ser humano. Además, el historicismo no cree que Dios esté dirigiendo la historia en una progresión lineal de sucesos hacia una meta final.
(5) La perspectiva futurista tiene origen relativamente reciente, pero es un paralelo secular de los esfuerzos de antiguos videntes y falsos profetas. Futurólogos como Alvin Toffler procuran descubrir sucesos futuros por medio de análisis sociológico y antropológico. De esa manera, los seres humanos pueden manipular los resultados futuros para obtener el final deseado. Los cristianos deben ser cautelosos con dichos intentos de remplazar la providencia divina por la humana.
(6) La perspectiva caótica no ve ningún propósito ni patrón en la existencia humana. Según esta perspectiva, Dios no interfiere con el hombre en la historia y esta no tiene rumbo. En consecuencia, la historia carece de sentido.
La visión de la historia de un individuo o una sociedad determinará la calidad de vida de esa persona o esa sociedad. Hay vestigios de la perspectiva bíblica de la historia en algunas opiniones alternativas de la historia. No obstante, cuando se pierde la visión bíblica en su totalidad, primero se producirá deterioro espiritual seguido más tarde por decadencia de la moral del individuo, la cohesión social y la vitalidad económica.
La esperanza cristiana del cielo tiene consecuencias significativas en el tiempo, tanto para los individuos como para las sociedades de las que forman parte. Juan describe el impacto de esta esperanza: “Sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro” (1 Jn. 3:2-3). El escritor y teólogo C. S. Lewis dijo: “Apunta al cielo y recibirás la tierra por el mismo precio. Apunta a la tierra y no recibirás ninguno de los dos”.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
IMAGEN MERAMENTE ILUSTRATIVA. Foto por Tanner Mardis, en Unsplash
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