Por Gary Hardin
Cualidad de la persona en cuanto a carecer de arrogancia y orgullo y tener una justa estima del valor personal.
Antiguo Testamento
El AT relaciona la humildad con la penosa experiencia de los israelitas como esclavos en Egipto; un pueblo pobre, afligido y sufrido (Deut. 26:6). La palabra hebrea que se traduce “humildad” es similar a otra que significa “estar afligido”. En el concepto del AT, la humildad estaba íntimamente relacionada con personas pobres y afligidas (2 Sam. 22:28).
Dios no desea sacrificios externos sino un espíritu humilde (Sal. 51:17; Miq. 6:8). Este se muestra de diversas maneras: reconocimiento de la propia pecaminosidad frente a un Dios santo (Isa. 6:5), obediencia a Dios (Deut. 8:2) y sometimiento a Dios (2 Rey. 22:19; 2 Crón. 34:27).
El AT promete bendiciones a los humildes: sabiduría (Prov. 11:2), buenas noticias (Isa. 61:1) y honra (Prov. 15:33).
La experiencia de muchos reyes indica que quienes se humillan ante Dios serán exaltados (1 Rey. 21:29; 2 Rey. 22:19; 2 Crón. 32:26; 33:12- 19). Los que no se humillan ante Él serán afligidos (2 Crón. 33:23; 36:12). El sendero hacia el avivamiento es el camino de la humildad (2 Crón. 7:14).
Nuevo Testamento
La vida de Jesucristo provee el mejor ejemplo de lo que significa humildad (Mat. 11:29; 1 Cor. 4:21; Fil. 2:1-11). Jesús a menudo predicó y enseñó sobre la necesidad de ser humilde (Mat. 23:12; Mar. 9:35; Luc. 14:11; 18:14) e instó a practicar humildad a los que deseaban vivir según las pautas de Su reino (Mat. 18:1; 23:12).
La persona humilde no desdeña a los demás (Mat. 18:4; Luc. 14:11). En el NT, la humildad está íntimamente ligada a la mansedumbre (Mat. 5:5). En tanto que Dios resiste a los orgullosos, tiene misericordia con los humildes (Sant. 4:6). En el NT es fundamental la convicción de que los humildes no se preocupan por su prestigio personal (Mat. 18:4; 23:12; Rom. 12:16; 2 Cor. 11:7).
Pablo creía que las buenas relaciones con otras personas, especialmente con las que habían errado espiritualmente, dependían de que hubiera mansedumbre o humildad (1 Cor. 4:21; Gál. 6:1; 2 Tim. 2:25). Tanto el AT como el NT afirman que Dios exaltará a los humildes y humillará a los orgullosos (Luc. 1:52; Sant. 4:10; 1 Ped. 5:6). El mundo griego aborrecía la cualidad de mansedumbre o humildad, pero la comunidad cristiana creía en el valor de estas características (2 Cor. 10:18; Col. 3:12; Ef. 4:2).
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
IMAGEN MERAMENTE ILUSTRATIVA. Foto por Joice Kelly, en Unsplash
Leave a Reply