Imagina por un momento que estás planificando un tiempo especial de calidad con tu esposa, por lo que se vuelve urgente y requisito inevitable saber con quién dejar a los niños.
Claramente comenzarías a tomar decisiones minuciosamente medidas, reflexionadas profundamente y con un sentimiento constante de preocupación genuina, en un sentido, durante el tiempo que no estés ¡la vida de tus hijos está en juego! Claramente no dejarías a los pequeños con aquellos vecinos que has escuchado que discuten entre ellos todo el día. Tampoco lo dejarías con aquellos que has visto que durante cada merienda ordenan pizza y gaseosas altas en calorías; con conciencia no pensarías en dejarlo con los Robinson, que no dan más de agotamiento con la demanda que exigen sus cinco hijos. A pesar de todo eso, sabes que tú no estarás, y que inevitablemente tus amados hijos deben quedar con alguien.
Si bien el relato anterior pudiera ser considerado como distante para algunos, contiene un principio similar pero infinitamente menos sublime que el presentado en el nuevo recurso de B&H en español, La fórmula del liderazgo, de Juan Sánchez. ¿Qué tiene de diferente este libro en cuanto al tan escrito, debatido y conferenciado tema del liderazgo? Según afirma el autor es la profunda premura que conlleva reconocer que algún día nosotros no estaremos más en este mundo, y que la gloriosa verdad del evangelio debe ser depositada en otros que vienen después de nosotros, para poder ellos liderar a aquellos que vendrán después.
Esto demuestra que saber “con quién” dejaremos el evangelio debe ser una tarea que la iglesia debe realizar de manera activa, es labor de la iglesia llevar a cabo de manera urgente la selección y preparación de los líderes que estarán al servicio del Señor para la edificación de Su Pueblo. ¿Pero quiénes podrían ser los que queden con tan grande responsabilidad? ¿Realmente podemos estar seguros de que cuidarán, atesorarán y proclamarán aquello tan valioso que dejaremos a su cuidado? Juan Sánchez nos presenta en este recurso la fórmula para tomar un rol activo en la formación de líderes como iglesia, reconociendo las exigencias, dificultades, tribulaciones y convicciones que se exigirán de ellos.
Frente a este sublime llamado existirán muchas dificultades y amenazas a enfrentar. Desórdenes morales, falta de convicciones, e ideologías que chocan con el modelo de liderazgo que Dios ha revelado en Su Palabra. Es de este modo, que el autor hará un recorrido por toda la Escritura, comenzando en Génesis, demostrando cómo Dios ha establecido orden y roles específicos que trascienden la relación individual, de matrimonio y se aplican de manera perfecta y necesaria en la Iglesia de Cristo.
Se exige que el líder sea valiente y fiel en el ministerio del evangelio, lo cual en palabras de Juan Sánchez es el propósito de este recurso: “(…)alentar a los líderes valientes y fieles a que levanten la próxima generación de líderes a quienes confiarán el evangelio y nuestros ministerios. El liderazgo es tan importante que Dios no nos permite diseñar nuestros propios modelos de liderazgo.”
La realidad del liderazgo y la necesidad de asegurar la continuación de este se nos presenta en la realidad misma del propósito del Creador, el liderazgo no es un juego de poderes, no es un invento humano para la opresión, no es el piso fértil sobre los que germinan ideologías económicas, políticas o sociales: “Al ser hechos a imagen de Dios, fuimos creados para reflejar el dominio soberano de Dios sobre la creación, representar Su cuidado amoroso hacia aquellos que están bajo nuestro cuidado y tener descendientes piadosos hasta que toda la tierra se llene de la gloria y la imagen de Dios.”
¿Cómo crees que reaccionaría la sociedad secular ante esta afirmación del autor:
“En la relación hombre-mujer establecida en el Edén, el hombre fue creado para liderar y la mujer para seguir. Él estaba orientado a trabajar; ella estaba orientada hacia el hombre. Él fue creado para proteger; ella fue creada con la necesidad de ser protegida. A él se le encomendó proporcionar; a ella la tarea de ayudar.”?
Solo imaginar las respuestas y reacciones te permiten notar los ataques, tensiones y la lucha que enfrenta la defensa del liderazgo como Dios lo ha diseñado, esta es una lucha que no es contra carne, sino contra potestades que se oponen con todas sus fuerzas a lo que Dios ha determinado como bueno. El deber de la iglesia es asegurar que aquellos que liderarán, sean fieles representantes de Dios en la tierra; (…)dado que Dios está restaurando y renovando Su imagen divina en nosotros, la mejor manera de mostrar ese liderazgo es como embajadores de Cristo.
Cuando recuerdas tus oraciones diarias, ¿cuántas de ellos solo tienen que ver contigo, tu salud, la de tu familia, tu trabajo, etc.? Más específico aún, sinceramente, ¿cuánto tiempo de tus oraciones se destina a clamar a Dios por líderes que amen a Cristo y reflejen el amor del Salvador al mundo?, ¿cuánto de tu oración es por aquellos que Dios va a levantar para guiar su Iglesia? En “La fórmula del liderazgo” el lector encontrará un recurso como ningún otro. Por un lado, será invitado a recordar constantemente la necesidad de levantar líderes, y por otro, a considerar seriamente la clase de líderes a la que se les confiará el evangelio, en una sociedad en la que ser cool, tener un lenguaje moderno, ser carismático o marcar presencia en redes sociales, se configura como el criterio supremo para guiar a otros.
“Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros”. (2 Corintios 4:7)
Dios bendiga al Pastor Juan Sánchez se ve excelente el libro, ¿cómo puedo obtenerlo?