Por Dale Ellenburg
Título que Juan el Bautista le otorgó específicamente al Señor Jesús (Juan 1:29): “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. El título aparece anteriormente, pero no con el significado específico que tiene aquí. Por ejemplo, la frase se utiliza en un libro apócrifo del siglo II para referirse al Mesías (“honra a Judá y a Leví, porque de ellos se levantará para ti el Cordero de Dios para salvar por gracia a todas las naciones”). Jeremías 11:19 e Isa. 53:7 también señalan una alusión profética. No obstante, en el NT el término halla su significado particularmente cristiano al referirse a Cristo como el Cordero que hizo expiación por nuestros pecados.
El origen de la expresión se observa en el lugar importante que ocupa el “cordero” en los sacrificios del pueblo judío. En la Pascua anual (Ex. 12:1- 36) como así también en los sacrificios diarios de Israel (Lev. 14:12-21; Heb. 10:5-7) se usaba un cordero para el sacrificio. La cantidad de ofrendas se duplicaba en el día de reposo, y en algunas fiestas importantes se ofrecía en el altar un número aun mayor (Ex. 29:38; Núm. 28:3,9,13). Todo esto le resultaba conocido a Juan el Bautista, ya que era miembro de una familia sacerdotal.
El cordero de la Pascua ocupaba un lugar central en la mente del israelita devoto, y cuando Juan expresó las palabras que aparecen en Juan 1:29, no faltaba mucho tiempo para esa fiesta. Tal como sugieren algunos, el significado del término en su relación con el sacrificio es mucho más importante que la mera comparación del carácter de nuestro Señor con la mansedumbre y la bondad. Las palabras del apóstol Pablo (1 Cor. 5:7) y de Pedro (1 Ped. 1:18) reflejan claramente el uso de la frase en el contexto sacrificial.
Mientras que el uso de “cordero” es escaso en el resto del NT, las referencias en el libro de Apocalipsis adquieren una importancia fundamental. El término aparece 27 veces, pero la palabra que utiliza el apóstol Juan difiere de la que usó el Bautista. El amnos de Juan 1:29 se convierte en arnion en Apocalipsis, una forma diminutiva que sugiere la idea de afecto. Arnion también es la palabra que utilizó el Señor cuando censuró y perdonó a Pedro (Juan 21:15). Si bien arnion en Apocalipsis es el Cordero del sacrificio (5:6-10; 12:11), es también el que vendrá con ira y juicio (6:16,17).
La relación entre Juan 1:29 e Isa. 53 ha sido tema de importantes debates. En el v.10, Él sufrió habiendo “puesto su vida en expiación por el pecado”, y en el v.4, “llevó él nuestras enfermedades”. La palabra del profeta correspondiente a “llevar” (en la LXX, pherein) incluye el concepto de una ofrenda por el pecado que tiene poder para justificar y donde se tiene en vista la idea de “quitar”. Sin embargo, cuando Juan dijo que Cristo iba a “quitar” el pecado del mundo, no utilizó la palabra de la LXX, pherein, sino airein. Algunos eruditos sostienen que el término de Juan significa simplemente “hacer a un lado” o “sostener” o “soportar”. Pero esto, sin duda, descarta el significado del término relacionado, “cordero”, que Juan no podría haber empleado sin tener en cuenta su sentido sacrificial y, en consecuencia, sustitutorio. Entre las dos referencias, en Cristo hallamos el cumplimiento de la promesa de Dios de proveer un sacrificio que cargaría con la maldición del pecado y proporcionaría salvación al mundo. Aunque es probable que Isaías no haya tenido un concepto completamente dogmático de la plena relación entre la muerte de Cristo y la salvación del mundo, en su mente había una leve percepción de la idea de cargar con la maldición.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Samuel Lopes, en Unsplash
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