Fred Smith y Chad Brand
En las Escrituras y la historia de la teología y la filosofía, la palabra “alma” tiene una variada y compleja constelación de significados. Si bien en la teología popular se usa frecuentemente para referirse a la parte interior de la persona (el aspecto no físico de cada ser humano), en las Escrituras también se emplea de otras maneras.
Antiguo Testamento
En el AT hebreo, la palabra que generalmente se traduce “alma” es nephesh, que aparece más de 750 veces y quiere decir principalmente “vida” o “que posee vida”. Se usa tanto para los animales (Gén. 9:12; Ezeq. 47:9) como para los seres humanos (Gén. 2:7). La palabra a veces se refiere a la persona en su totalidad, como por ejemplo en Gén 2:7 donde Dios sopla hálito de vida (neshamah) al polvo y así crea un “alma” (nephesh). Un uso similar aparece en el texto hebreo de Gén. 12:5 donde Abraham toma a todas las nephesh que estaban con él en Harán y se dirige hacia Canaán. De modo similar, en Núm. 6:6 se usa como sinónimo del cuerpo (el nazareo no debe acercarse a un nephesh muerto, Lev. 7:21; Hag. 2:13).
La palabra también se utiliza en el AT para aludir a la vida interior y los estados psicológicos o espirituales de la persona. En el Sal. 42, por ejemplo, el alma ansía conocer a Dios. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, as. clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Sal. 42:1). El resto de este salmo se hace eco del deseo interior de conocer a Dios (vv.2,4-6,11). En 2 Rey. 4:27, el alma de la mujer sunamita “está en amargura”. En 2 Sam. 17:8, Husai habló a Absalón diciendo: “Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes (literalmente, exacerbados en el alma, nephesh) y que están con amargura de ánimo”. La palabra también se refiere al origen de la emoción, como en Job 30:25: “¿No lloré yo al afligido? Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?” (comp. 1 Sam. 1:10; Sal. 86:4; Cant. 1:7). Hasta puede referirse a las actitudes de Dios: “Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes” (Isa. 1:14).
“Alma” en el AT también puede referirse al apetito físico. “Puedes matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo (lit. tu nephesh)” (Deut. 12:15; comp. vv.20,23; Miq. 7:1). El término a veces es simplemente otra manera de aludir a uno mismo. Es as. que en Jue. 16:16 vemos que Sansón se cansó hasta el punto que “su nephesh fue reducida a mortal angustia” provocada por los fastidios de Dalila. Asimismo, Jonatán se describe como alguien que amaba a David “como a sí mismo (nephesh)” (1 Sam. 18:1). Salmo 120:6 y Ezeq. 18:4 son pasajes similares.
Nuevo Testamento
La palabra griega psuche tiene un significado muy similar al vocablo hebreo nephesh. Frecuentemente se equipara el alma con la totalidad de la persona. Romanos 13:1 dice: “Todos (lit. cada alma) deben someterse a las autoridades públicas”, lo que iguala “alma” con “persona” (comp. Hech. 2:41; 3:23). Habr. “tribulación y angustia sobre todo ser humano (psuche) que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego” (Rom. 2:9). Alma en el NT también indica emociones o pasiones: “Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos (psuche) de los gentiles contra los hermanos” (Hech. 14:2). En Juan 10:24, los judíos le preguntaron a Jesús: “¿Hasta cuándo nos turbaras el alma?” Jesús también dijo a los discípulos que debían amar a Dios con toda su alma (Mar. 12:30), lo que hace referencia a la energía y pasión que deberían estar presentes en el amor hacia Él.
El NT también habla del alma como algo que se puede distinguir de la existencia física de una persona. Jesús señaló esto cuando observó: “No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mat. 10:28). Santiago parece haber pensando lo mismo cuando concluyó su carta: “sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma” (Sant. 5:20; comp. Apoc. 6:9; 20:4). Esta puede ser la idea subyacente en Mar. 8:36: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Las Escrituras enseñan con claridad que las personas continúan existiendo en forma consciente después de la muerte física. Jesús señaló que por ser el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, Él es el Dios de los vivos. Ellos aún viven, sus almas regresaron a Dios (Ecl. 12:7). Además, Pablo igualó estar ausente del cuerpo a estar presente con Cristo. La existencia eterna es segura, ya sea en el aspecto “inmaterial” del alma, que sigue conscientemente viva con Dios después de la muerte a la espera de ser completa en la resurrección, o que los creyentes existan en algún tipo de forma física (Fil. 1:23; 2 Cor. 5:1-10; Luc. 23:43).
El NT suele usar “alma” (psuche) de manera intercambiable con “espíritu” (pneuma). Juan 10:17 habla de entregar la propia vida (psuche), y en Juan 19:30 Jesús entregó Su espíritu cuando dio Su vida. Hechos 27:10,22 habla de perder la vida en el sentido de que el alma abandona el cuerpo. Mateo 11:29 habla del descanso para el alma, mientras que 2 Cor. 7:13 habla del espíritu confortado de Tito. Santiago 5:20 habla de la salvación del alma, mientras que 1 Cor. 5:5 habla de la salvación del espíritu. Haciendo uso del paralelismo hebreo, María canta: “Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (Luc. 1:46,47). Aquí., el espíritu y el alma no son diferentes partes del ser humano sino la misma. Aunque algunos intérpretes señalan Heb. 4:12 y 1 Tes. 5:23 para intentar distinguir estos dos componentes, la gran mayoría de los textos demuestra que no son distintos. El NT no hace una distinción fundamental entre el alma y el espíritu en la persona, sino que los considera términos intercambiables.
Consideración teológica
Los cristianos generalmente han seguido uno de dos enfoques para entender la relación entre el cuerpo y el alma. La mayoría cree en el dualismo holístico: que hay una diferencia entre cuerpo y alma, pero que los dos están unidos por Dios de manera tal que los seres humanos no están completos cuando el cuerpo y el alma están separados. Algunos sostienen la creencia monista de que el alma de ninguna manera se puede separar del cuerpo. Prácticamente todos los que creen en el segundo concepto también han creído que, después de la muerte, los cristianos “duermen” y esperan la resurrección. A la luz de los textos enunciados previamente, este punto de vista parece insostenible. Sin embargo, un error aun más serio es la idea gnóstica de que el cuerpo es inferior al alma porque está compuesto por materia. Dichas personas enseñan que la salvación se alcanza liberando el alma del cuerpo. La Escritura jamás presenta esa perspectiva.
Artículo extraído del Diccionario Bíbico Ilustrado Holman.
Foto por Marc Zimmer en Unsplash
Buen comentario e interesante
Gracias por su explicacion.me ayudo bastante
Si el alma pudiese separararse del cuerpo tras la muerte e irse con el Eterno, no se podría dar la resurrección de los muertos en un sentido total, puesto que solo resucitaría el cuerpo.
Muchas gracias por la información. Gran aporte de esta web. Un cordial saludo!