El valle del Río Lico visto desde Colosas. Filemón se convirtió a la fe en Cristo durante la estancia de Pablo en Éfeso.
Cuando escribió esta carta, la iglesia de Colosas se reunía en la casa de Filemón, su esposa Apia y su hijo Arquipo.
Introducción
Filemón es la única carta de Pablo con carácter privado. Trata sobre Onésimo, un esclavo fugitivo que le había robado a Filemón, su amo, y había escapado de Colosas a Roma. Allí conoció al apóstol Pablo, que estaba encarcelado. El apóstol le escribió a Filemón sobre Onésimo, para después enviarlo con la carta de regreso a la ciudad colosense. En comparación con las demás cartas paulinas, esta es poco más que una tarjeta postal, pero surge del tierno corazón de un amigo que escribe como tal y no como apóstol que ejerce su autoridad.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Durante los dos años de su encarcelamiento en Roma (Hch. 28:30), probablemente entre 60-61 d.C., Pablo escribió cuatro «Epístolas de la prisión», y Filemón es una de ellas (las otras tres son Colosenses, Efesios y Filipenses).
Contexto histórico: En los vv. 1,9-10,13 y quizás el 23 se hace referencia a que Pablo estaba en la cárcel mientras escribía. Estaba bajo arresto domiciliario, que los romanos denominaban «custodia libre», en su casa alquilada, mientras esperaba ser juzgado (Hch. 28:30).
Aunque Pablo dirige la carta a Apia, Arquipo y a la iglesia que se reunía en casa de Filemón (vv. 1-2), el principal destinatario es este último. Al parecer, era un próspero hombre de negocios que vivía en Colosas (según se insinúa en Col. 4:9). En su casa había varios esclavos, y era lo bastante grande como para celebrar las reuniones de la joven iglesia. Se había convertido por el ministerio de Pablo, quizás por el propio apóstol (vv. 10,19), y llegado a ser su «amado» amigo y «colaborador» (v. 1), y «compañero» (v. 17) en el servicio del evangelio. Aunque la carta es más que nada una apelación personal de Pablo a Filemón, el pronombre personal en plural «vosotros» (vv. 3,22) y «vuestras» (vv. 22,25) indican que toda la iglesia escucharía la lectura de la misiva y, por tanto, sería testigo de la respuesta de Filemón a las peticiones del apóstol.
Según parece, Onésimo había tomado algún dinero o bienes de su amo (vv. 15,18) y se había fugado. Atraído quizás por el anonimato de una gran ciudad lejana, viajó hasta Roma para tener una vida de libertad. Su camino se cruzó con el de Pablo y se convirtió al cristianismo (vv. 10,16), lo cual fue de gran utilidad para el apóstol (v. 11).
Un criterio alternativo niega que Onésimo haya sido un fugitivo que procuraba la libertad. Sugiere más bien que dejó a Filemón para buscar a Pablo y pedirle que abogara por su amo en relación a una grave pérdida que había sufrido. La idea de Onésimo habría sido siempre regresar a la casa de su dueño. Por tanto, Pablo no era culpable de haber dado refugio a un esclavo prófugo. Sin embargo, de ser así, cabría esperar que el apóstol le hubiera confirmado a Filemón que Onésimo siempre había tenido intenciones de regresar.
Mensaje y propósito
Esta carta ha servido de inspiración para la liberación de los esclavos. Pablo prefería sin duda que Onésimo se quedara con él (v. 13), pero reconocía que Filemón era su dueño legal y decidió enviarlo de regreso (v. 12). Filemón podría reincorporarlo como esclavo, aunque ahora también era un hermano en Cristo (vv. 15-16), o dejarlo libre para que siguiera prestando ayuda al apóstol en Roma (vv. 13:20-21). Onésimo regresó junto a su amo como portador de esta carta. Sabía que Pablo confiaba en su «obediencia» (v. 21), pero era consciente de que ni el perdón, ni la restitución ni la emancipación estaban garantizados.
Contribución a la Biblia
Aunque es la carta más breve y personal de Pablo, Filemón forma parte del NT por varias razones.
En primer lugar, se trata de un quebrantamiento de las barreras sociales y culturales entre los cristianos (ver Gá. 3:28). Pablo, un culto ciudadano romano, aboga por la causa de un pobre esclavo fugitivo que arriesgaba su vida por haber robado y huido (Flm. 18). La comunión cristiana elimina las barreras sociales y culturales.
En segundo lugar, refleja las actitudes de los primeros cristianos respecto a la esclavitud. Pablo la acepta (aunque no la respalda) como condición social existente y como hecho legal (ver v. 12). Sin embargo, recalca que Onésimo tiene ahora una identidad más alta, es un hermano en Cristo, y establece una nueva base (v. 16) para la relación amo-esclavo, que menoscaba dicha institución. Esto contrasta con los criterios predominantes del mundo antiguo. Aristóteles, por ejemplo, definía al esclavo como una «herramienta viva, así como una herramienta es un esclavo inanimado» (Ética Nicomaquea, VIII, 11:6).
En tercer lugar, nos muestra a un pastor habilidoso en acción: Pablo renuncia a su derecho apostólico de dar órdenes (vv. 8-9) y prefiere apelar al libre albedrío de Filemón (vv. 10,14), para seguir su conciencia cristiana a la hora de decidir cómo expresar su amor (vv. 5,7). Se identifica con Onésimo, su hijo espiritual (v. 10), y pide que lo reciba como a él mismo (v. 12). Garantiza que él mismo pagaría sus deudas (vv. 18-19) y presenta su petición ante toda la iglesia local (vv. 1-3,22-25).
En cuarto lugar, describe el corazón del evangelio (vv. 16-19). Al venir a Dios en arrepentimiento y por fe, Él nos da una nueva posición y nos recibe como si se tratara de Cristo. Pone nuestras deudas en la cuenta de Cristo, quien asume la responsabilidad personal de saldar lo que debemos a Dios.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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