Nevsehir es la capital de la región de Capadocia, donde vivían algunos de los receptores de la primera carta de Pedro. Hechos 2:9 relata que había judíos de Capadocia en Jerusalén cuando Pedro predicó en Pentecostés. Seguramente, los que se convirtieron al cristianismo aquel día dieron un buen testimonio al volver a casa. Los capadocios vivían en un entorno duro, como resulta evidente en esta imagen. Tres destacados teólogos del siglo IV fueron capadocios: Basilio; su hermano Gregorio de Nisa; y el amigo de ambos, Gregorio Nazianceno. Ellos hicieron contribuciones sustanciales al desarrollo de la doctrina de la Trinidad.
Introducción
Se considera que 1 Pedro forma parte de las Epístolas Generales. Esta carta proporciona aliento a los creyentes del norte de Asia Menor que sufrían en medio de una intensa persecución, y exhorta a mantenerse fiel bajo opresión. En especial el santo pueblo de Dios debía llevar un estilo de vida diferente como habitante temporal en un país extranjero. Aunque sufrieran por Cristo en este mundo no cristiano, debían recordar que el cielo era su patria futura.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El autor de 1 Pedro se identifica como «Pedro, apóstol de Jesucristo» (1:1). Consideraba que había sido ordenado en forma divina, enviado directamente por el Señor Jesucristo, y que era Su representante autorizado. Varias declaraciones en la carta indican que el Pedro que desempeña un papel destacado en los Evangelios también es el autor de esta epístola. Por ejemplo, se denomina «anciano y testigo» de los sufrimientos de Cristo (5:1). Además, describe la crucifixión de Cristo con un conocimiento íntimo de ese hecho que solo un discípulo podía tener (2:21-24).
Varias expresiones reflejan sus experiencias con Jesús. Por ejemplo, la exhortación a los ancianos para que «apacienten la grey de Dios» (5:2) evoca el encargo que Jesús le hizo a él en Juan 21:15-17. Asimismo, el mandamiento de revestirse «de humildad» (5:5) puede recordarnos el episodio de Juan 13:2-17, cuando Jesús lavó los pies de los discípulos.
Varios temas pueden hallarse también en los sermones del apóstol en Hechos. Por ejemplo, Dios es «… aquel que sin acepción de personas juzga…» (1:17; comp. Hch. 10:34), y quien resucitó a Cristo de los muertos y le dio gloria (1:21; comp. Hch. 2:32-36). Cristo es «… la piedra que los edificadores desecharon…» (2:7-8; comp. Hch. 4:10-11).
Las objeciones a la autoría de Pedro no son concluyentes ni pueden demostrarse. La afirmación de que alguien escribió esta carta utilizando el nombre del apóstol como pseudónimo no tiene fundamento. Algunos líderes de la Iglesia —como Ireneo, Tertuliano y Clemente de Alejandría— aceptaron la autenticidad de esta epístola, y esta comunidad primitiva rechazaba por completo el uso de un pseudónimo apostólico, por considerarlo una falsificación. Por tanto, debe aceptarse que fue el apóstol Pedro quien escribió esta carta. Es posible que Silvano lo haya ayudado de alguna manera en su función de secretario (gr. amanuensis), pero es más probable que solo fuera el portador de la misiva (5:12).
Contexto histórico: La identidad de los destinatarios de 1 Pedro se revela en 1:1. El apóstol escribió a «los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia». Estas eran provincias romanas situadas al norte de la actual Turquía, a menos que Galacia incluyera a la de la región sur de Asia Menor. Probablemente, fueran cristianos gentiles perseguidos. Antes, habían sido idólatras (4:3), ignorantes (1:14) y vanos (1:18), pero ahora eran «pueblo de Dios» (2:9-10).
La referencia «la iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros», en 5:13, sugiere que Roma es el lugar de origen de la carta.
«Babilonia» se usaba en forma enigmática para referirse a un lugar de exilio, pero también de manera específica para Roma. Otros significados posibles para Babilonia serían las ciudades de esa región de Mesopotamia y Egipto, pero es una opción sumamente improbable porque no existen datos de que Pedro haya estado en dichos lugares.
Esta primera epístola probablemente se escribió entre los años 62 y 64 d.C. Durante el período en que Pablo estuvo bajo arresto domiciliario (60- 62 d.C.), no se menciona que Pedro estuviera en Roma. Asimismo, Pedro tampoco comenta que Pablo estuviera allí; solo lo acompañaban Silvano y Marcos (5:12-13). Estos datos sugieren que Pedro escribió su primera carta después del 62 d.C. y antes de la segunda epístola que lleva su nombre.
El tema del sufrimiento aparece a lo largo de todo el libro. En cuatro de sus cinco capítulos, los destinatarios de la carta son los sufridores. Como se escribió alrededor del 62-64 d.C., coincide con la persecución de los cristianos durante el reinado de Nerón. La persecución comenzó en Roma y fue extendiéndose por Asia Menor.
Mensaje y propósito
Pedro escribe a los creyentes que sufrían en Asia Menor, para alentarlos a permanecer firmes por Cristo en medio de la persecución. Los insta a centrarse en sus privilegios espirituales y, más específicamente, en el lugar donde se encuentran sus derechos y ventajas: la vida eterna. Los creyentes en Jesús son «peregrinos» (gr. parepídemos; 1:1; 2:11) y «extranjeros» (gr. paroikéo; 2:11) en este mundo, un lugar de paso donde no tienen derecho o privilegio alguno. La herencia, los privilegios y la justicia de los cristianos pertenecen a otra esfera, al destino final que Dios tiene para ellos: el cielo, su hogar definitivo.
Esta epístola enfatiza que el sufrimiento es algo normal para los creyentes porque son habitantes temporales de este mundo. Como tales, no tienen derechos ni se les hace justicia en esta tierra extranjera. Aunque pasen por aflicciones durante su estancia transitoria sobre la tierra, la herencia y la exaltación los esperan en la patria eterna.
Contribución a la Biblia
Al escribir, la intención de Pedro fue fortalecer a los creyentes en medio del sufrimiento y la persecución que enfrentaban. Su mensaje sigue vigente para los creyentes modernos y, en medio de nuestras aflicciones, nos recuerda que tenemos una esperanza celestial y una herencia eterna. Se nos llama a la santidad y a una vida de amor. También debemos glorificar a Dios en nuestra vida diaria e imitar a Cristo.
Estructura
La estructura de 1 Pedro ha sido tema de debate desde la más temprana historia de la Iglesia. La diversidad de bosquejos ilustra que la tarea exegética no es una mera ciencia, sino también un arte. Pedro escribió esta carta con el comienzo típico de una misiva (1:1-2). Luego empieza la sección principal (1:3–2:10) con una bendición (1:3). Las dos partes siguientes van marcadas por «amados» (gr. agapetós, 2:11; 4:12) y, el segmento de 2:11–4:11 concluye con una doxología y «amén». La cuarta sección termina de igual modo (5:11), antes de concluir.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de Mehmet Turgut Kirkgoz, en Unsplash.
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