La veracidad de la Biblia

Evidencia que exige un veredicto personal

Brandon D. Smith y Jeremy Writebol

Vivimos en un mundo donde las cosas no siempre son como se anuncian. Nos dicen que si compramos cierto estilo de vida o vehículo, seremos felices y estaremos contentos. Se nos dice que beber un producto en particular nos ayudará a perder peso o que tener un teléfono móvil en particular mejorará drásticamente nuestra vida. A medida que escuchamos estos lanzamientos en nuestras mentes, corazones y carteras, tenemos que evaluar si lo ofrecido cumple sus promesas.

Siempre estamos revisando las presentaciones para evaluar si lo que se coloca delante de nosotros es cierto. Si somos honestos con nosotros mismos, a veces nos preguntamos si la Biblia es verdadera, o si es otro truco en una larga lista de productos malos. Además, la veracidad de la Biblia significa algo para nuestro estado espiritual. Si la Biblia es verdadera, entonces nos enfrentamos a aceptar lo que dice y actuar sobre eso. Si la Biblia no es cierta, entonces podemos descartar, ignorar o incluso decontruir la Biblia porque no se basa en la verdad. Nuestra relación con la Biblia, de muchas maneras, depende de la veracidad de la Biblia.

Con ese fin, es vital para nosotros preguntar si la Biblia es verdadera, y luego, ¿cómo respondemos a la Biblia en base a la respuesta a esa pregunta? Examinemos la evidencia que existe para ayudarnos a determinar la veracidad de la Biblia. Al considerar la evidencia, debemos notar que estamos explorando dos aspectos de la exactitud de la Biblia. Primero, estamos considerando las palabras de la Biblia misma y luego, el contenido del texto.

La evidencia externa

La evidencia externa de la Biblia es notable. Los eruditos han declarado que la Biblia era el “libro de antigüedad más copiado y ampliamente difundido”. Hay casi 6,000 manuscritos sobrevivientes del Nuevo Testamento que fueron copiados entre el siglo II y XV. Con solo estos manuscritos copiados y su consistencia entre ellos, se podría argumentar que las palabras que tenemos en la Biblia hoy en día son las mismas que escribieron los autores. Ningún otro libro de la escritura antigua tiene la gran cantidad de manuscritos copiados consistentemente para que coincidan con las escrituras del Nuevo Testamento. Cuando agrega el número de traducciones tempranas y las citas en los sermones, servicios de adoración y libros de la iglesia antigua, la cantidad de citas constantes del Nuevo Testamento aumenta exponencialmente.

Todo esto nos dice que las palabras de la Biblia que leemos hoy son las mismas que tenía y confiaba la iglesia primitiva. El contenido de la Biblia no ha cambiado a lo largo de los siglos. Este es un buen comienzo, ¿verdad?

Hemos sopesado la fiabilidad de la escritura, pero también debemos sopesar la sustancia de la Biblia misma. ¿Hay alguna evidencia que confirme o niegue los eventos de la Biblia tal como sucedieron? El caso de la veracidad de la Biblia se fortalece dentro de las disciplinas de la arqueología y la documentación histórica. Dentro de la disciplina de la arqueología, los eventos y las personas de la Biblia han sido consistentemente validados por un estudio arqueológico.

Por ejemplo, hay una confirmación de que David realmente fue un rey en Israel, que los muros de Jericó cayeron, que Babilonia conquistó y exilió a Israel, y un gran número de otros eventos históricos registrados en la Biblia. A diferencia de otros textos religiosos, como el Libro de Mormón, en realidad puedes viajar a los lugares enumerados en la Biblia. La evidencia arqueológica para fundamentar la Biblia es tremenda y vale la pena investigar más de lo que podemos cubrir aquí.

Igualmente importante es la documentación histórica de eventos y personas en la Biblia. Los historiadores seculares que fueron contemporáneos de los eventos y personas de la Biblia escribieron sobre Jesús, Juan el Bautista, el hermano de Jesús, Santiago, y otros. Grabaron con exactitud los efectos del movimiento de la iglesia primitiva, a pesar de que no eran seguidores de Jesús. Una y otra vez, la evidencia de la verdad de la gente y los eventos de la Biblia se pueden encontrar en la disciplina histórica que rodea el tiempo y la cultura de la Biblia.

Tampoco debemos descontar lo que dice la Biblia sobre sí misma porque, después de todo, es un documento histórico que hace afirmaciones sobre personas, lugares y eventos. Es una tentación mirar las obras de Platón y asumir que Él era una persona real, pero inmediatamente descartar la existencia de Abraham, o David, o Jesús, o Pablo. La ironía, sin embargo, es que tenemos sustancialmente más manuscritos de la Biblia que de las obras de Plutón, y nuestros manuscritos están fechados mucho más cerca de los acontecimientos reales de la Biblia que Plutón y otros escritores griegos.

La evidencia interna

Incluso con toda esta evidencia externa que apunta a la validez de la Biblia, sería útil buscar también alguna evidencia interna. ¿La misma Biblia demuestra que es verdadera? Varias realidades sobre la Biblia apuntan a que la Biblia es un libro de verdad diferente a cualquier otro.

Primero, los escritores de la Biblia escribieron como testigos presenciales e historiadores fieles. Lucas nos dice que “investigó cuidadosamente todo desde el principio, para escribirte en una secuencia ordenada para que puedas conocer la certeza de las cosas sobre las cuales has sido instruido” (Lucas 1: 3-4, CSB). En otras palabras, Lucas hizo el trabajo de un historiador razonable, disciplinado y trabajador para asegurarse de que lo que escribió era creíble y verdadero. Pedro dijo: “No seguimos los mitos ingeniosamente inventados cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo. En cambio, fuimos testigos presenciales de Su majestad” (2 Pedro 1:16). Podemos llamarlos mentirosos, o podemos suponer que realmente querían transmitir la verdad sobre lo que vieron.

Una segunda realidad, es que la Biblia mantiene consistencia dentro de sí misma con respecto tanto a la enseñanza como a los eventos. El mensaje de la Biblia es fielmente consistente e históricamente preciso dentro de sí mismo. Siempre que haya debate o especulación sobre la consistencia de la Biblia, el error siempre se encuentra debido a malentendidos o interpretaciones erróneas. Esto no quiere decir que no haya preguntas difíciles sobre los pasajes de la Biblia, pero sería difícil encontrar verdades a medias, mentiras y contradicciones en la Biblia. Más a menudo, estas contradicciones aparentes son una diferencia en el informe o la narración (en los Evangelios, por ejemplo), pero no son mentiras o errores.

En tercer lugar, la Biblia habla de su propia perfección y verdad. Jesús afirmó la Biblia como verdadera cuando dijo que “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras nunca pasarán” (Mateo 24:35, CSB). Él oró para que Dios lo hiciera: “Santifícalos [a sus seguidores] por la verdad, tu palabra es la verdad” (Juan 17:17, CSB). El escritor del Salmo habla de la veracidad de la Biblia, “La instrucción de Jehová es perfecta” (Salmos 19: 7, CSB).

En última instancia, la precisión de la Biblia está anclada al carácter de Dios mismo. Si Dios es un mentiroso, entonces su palabra puede ser inexacta y llena de engaño. Pero si Dios es la definición misma de verdad, entonces Su Palabra solo será verdadera. La Biblia declara que debido a que Dios es verdadero, todas Sus palabras son verdaderas. “Toda palabra de Dios es pura” (Proverbios 30: 5). “Las palabras del Señor son palabras puras, como plata refinada en un horno de barro, purificada siete veces” (Salmo 12: 6). Porque Dios es verdad, Su Palabra es fiel y verdadera (Apocalipsis 22: 6).

Respondiendo a la Evidencia

Una cosa es decir que la Biblia es verdadera; otra es actuar sobre esa verdad. Si la Biblia no es verdadera, entonces podemos ignorar la Biblia sin ninguna consecuencia. Incluso estaríamos en lo correcto al criticar la Biblia como un todo.

Sin embargo, si la Biblia es verdadera, entonces tenemos el desafío de escuchar atentamente lo que dice. Somos responsables de creer lo que dice la Biblia y de actuar de una manera que ordena la Biblia. Si la Biblia es verdadera, entonces hacer cualquier otra cosa es peligroso y conduce a la muerte. Como dicen las Escrituras: “Hoy, si oyes su voz, no endurezcas tus corazones” (Hebreos 4:7).