Daniel B. Wallace
La perseverancia de los santos es una de las verdades más importantes y preciosas de la Escritura. Esencialmente, esta doctrina significa dos cosas: (1) que aquellos que son genuinamente salvos permanecerán salvos para siempre y (2) que aquellos que permanecen en la fe son genuinamente salvos.
La falsa seguridad
Todos los que se salvan para siempre es por la obra de Cristo en la cruz y el poder de Dios que los mantiene salvos. A menudo, se hace referencia a esta doctrina, conocida como seguridad eterna, con la frase «una vez salvo, siempre salvo». Desafortunadamente, muchas personas piensan que solo por haber hecho una confesión de fe en algún momento de sus vidas, ya son salvas incluso si sus vidas no muestran ningún fruto cristiano. Algunos aun piensan que pueden vivir como el diablo y, sin embargo, estar seguros gracias a la confesión de fe que hicieron en el pasado. No obstante, la fe genuina requiere arrepentimiento también genuino (Mr. 4:12; Hch. 2:38; 20:21).
La verdadera seguridad
Los verdaderos creyentes perseveran en la fe y las buenas obras a lo largo de sus vidas. Una de las razones que sustentan dicha conclusión es la parábola de Jesús sobre el sembrador (Mt. 13:3-23; Mr. 4:3-20; Lc. 8:4-15). Solamente el cuarto tipo de suelo llevó fruto, a pesar de que el segundo y el tercero mostraron vida (fe) durante un corto período. El cuarto tipo de suelo simboliza un creyente genuino. En Juan 15, llevar fruto (continuar en la fe y las buenas obras) constituye también la prueba de una fe genuina, donde Jesús dijo que solo se salvaría la rama que llevara fruto (vv. 5-6).
La fuente de seguridad
Los creyentes no permanecen en la fe por sus propias fuerzas, sino que cada uno de los miembros de la Trinidad contribuye para preservarlos. En primer lugar, nuestra salvación depende completamente de la obra de Jesús, no de nuestros méritos (comp. Ro. 3:21-26; 4:5-8; 8:1; Ef. 2:8-9). Romanos 8:30 habla precisamente de eso: «Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó». ¡Nuestra salvación es tan segura que Pablo habla de nuestra futura glorificación utilizando el tiempo pasado!
Los verdaderos cristianos también continúan en la fe porque han sido sellados con el Espíritu Santo como garantía (Ef. 1:13-14) de las bendiciones prometidas por Dios, incluida la vida eterna. Pablo tenía esto en mente cuando declaró: «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención» (Ef.4:30). Dios Espíritu nos asegura la salvación al comienzo de nuestra vida espiritual y nos mantiene en la fe hasta el final de nuestra vida terrenal (Jn. 10:27; Ro. 8:16; 1 Jn. 2:20,27; Jud. 24). Juan 10:27-29 enseña que los verdaderos creyentes continúan escuchando la voz del Señor y la siguen, lo que quiere decir que continúan en la fe y las buenas obras. El Señor les da la «vida eterna», y agrega: «… y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre». Pero ¿no podría un creyente, basado en su libre albedrío, escoger separarse de la mano protectora de Dios? No, un buen pastor no permite que sus ovejas se extravíen. Como nuestro buen Pastor, Jesús nos mantiene a salvo del ladrón (Satanás) y de nosotros mismos.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
_________________________________________________________________________
Foto por (Aaron Burden) en Unsplash
Leave a Reply