Los mapas son vitales para la navegación: debemos saber dónde nos encontramos para entender cómo llegar adonde queremos ir. En el estudio bíblico, los contextos históricos y literarios sirven para orientarnos. Como los mapas, nos dan el plano del «vecindario» bíblico. El contexto histórico nos aclara el trasfondo en términos de los acontecimientos ocurridos o las dinámicas culturales de la época, y el literario nos ayuda a entender la función de las palabras, según dónde las ubicó el autor en el libro.
Estudie el contexto histórico general del libro: Al estudiar el contexto histórico de un libro, conviene entender los siguientes factores:
- ¿Quién es el autor del libro?
- ¿Quiénes fueron los destinatarios originales?
- ¿Dónde vivían el autor y los destinatarios?
- ¿En qué fecha se escribió el libro?
- ¿Cuál es el propósito del libro?
Esta información puede encontrarse en las introducciones a los libros en Biblias de estudio. También figura en diccionarios, comentarios y manuales bíblicos. Por ejemplo, el Comentario Bíblico Conciso Holman contiene información sobre la ciudad de Filipos y la iglesia en esa ciudad:
La carta a los filipenses fue escrita mientras el apóstol Pablo estaba en prisión, probablemente desde Roma, alrededor del 62 d.C, aunque no podemos saberlo con seguridad. Otras ubicaciones posibles para la escritura de la carta podrían haber sido Éfeso o Cesarea (en algún momento entre el 54 y el 62 d.C.).
Estudie el género literario: Otro aspecto del contexto del pasaje está relacionado con el «género», o el tipo de texto literario. La clase de texto del pasaje determinará cómo lo leeremos y el tipo de pregunta que le plantearemos. Cuando leemos una novela, entendemos que su propósito primario no es comunicar hechos históricos. Sin embargo, si leo un libro sobre la historia de América Latina, supongo que su propósito es comunicar e interpretar los hechos históricos.
Las diferentes partes de la Biblia reflejan diversos géneros literarios y, por lo tanto, cumplen propósitos distintos y deben interpretarse según diferentes reglas. Al leer cada uno de los libros de la Biblia, nuestra meta es entender qué quiere Dios transmitirnos mediante el autor humano, pero para eso, debemos entender la intención del escritor al comunicarse con su destinatario original.
Esto plantea preguntas vitales respecto al texto. En el caso de la literatura narrativa, por ejemplo, deberíamos preguntarnos: «¿Qué importancia tiene esta parte de la historia? ¿Cómo se relaciona este pasaje con la historia de Dios en el conjunto de las Escrituras?». Los autores bíblicos tenían mucho material del cual seleccionar, y decidieron incluir algunas historias y dejar fuera otras por alguna razón.
Los salmos y otros libros poéticos, en cambio, comunican emociones expresadas en la alabanza. Pueden ser manifestaciones de celebración, gratitud, tristeza, meditación o enojo. Por lo tanto, una clave importante para la interpretación de un salmo es preguntarse qué emoción expresa y cómo lo hace. A menudo, los salmos usan lenguaje figurado.
Por último, los proverbios pretenden comunicar pautas generales para la vida. Consideremos el siguiente pasaje, de Proverbios 4:10-12:
Oye, hijo mío, y recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida. Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar. Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, y si corrieres, no tropezarás.
Algunos han interpretado este pasaje como una promesa: el hijo obediente tendrá garantizada una vida libre de tropiezos. Hay muchas promesas maravillosas en la Escritura, para brindar consuelo y esperanza al pueblo de Dios, pero la intención del autor humano o del Autor divino no es que los proverbios se interpreten como promesas. En realidad, el sentido de este texto es que lo que más le conviene a un joven es procurar la sabiduría, porque lleva al éxito en la vida y, en general, lo guiará a una existencia larga y productiva.
Estudie el contexto literario inmediato del pasaje: El contexto literario inmediato corresponde al lugar que ocupa el pasaje que estamos estudiando en el desarrollo general del libro. Las palabras necesitan contexto para tener un significado determinado. Pensemos en la palabra «mano». Tiene más de una docena de posibles significados. Podemos usarla para referirnos a la mano física, a las manos de un reloj o en expresiones con sentido figurado («dar una mano» en el sentido de «ayudar»), etc. Sin embargo, normalmente no tenemos dificultad para determinar el significado concreto de la palabra cuando está contextualizada. Si alguien dice: «Me corté la mano con un cuchillo», sabemos que no está hablando de la «mano» de un reloj.
Asimismo, las palabras en la Biblia también pueden significar cosas diferentes, pero los autores las usaron para comunicar un significado en un contexto específico. Por ende, leer un pasaje de la Biblia debidamente contextualizado es fundamental para entender el significado de una palabra determinada. Una manera de identificar el contexto es rastrear los temas en una parte de la Escritura. Escriba anotaciones en los márgenes sobre los principales temas tratados, y reflexione constantemente en ellos mientras lee y estudia el pasaje.
Cuando consideramos el contexto inmediato de un pasaje narrativo, buscamos aquellos aspectos de la situación histórica señalados por el propio texto. ¿Qué significa la situación histórica inmediata? Por ejemplo, al estudiar la historia de Elías y los profetas de Baal (1 Reyes 18:1-46), la situación histórica inmediata está dada por el reinado de Acab sobre Israel, una sequía tremenda, el profeta Elías y la ubicación del monte Carmelo. La situación histórica del libro en su conjunto, por otra parte, tiene que ver con cuándo y por qué se escribió 1 Reyes, y por qué el libro abarca desde el reinado de Salomón hasta la muerte del malvado rey Acab.
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