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- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-COLOSENSES $ USD
«Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles […] todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten» (1:16-17). Fotografía de un paisaje de la costa de Nueva Zelanda sobre la imagen de fondo de la Vía Láctea.
Introducción
La carta de Pablo a la iglesia de Colosas es una de las que escribió desde la cárcel (junto con Efesios, Filipenses y Filemón). Con esta carta, deseaba corregir las falsas enseñanzas que iban surgiendo en la iglesia. Para ello, presenta una clara imagen de Jesucristo como Señor supremo del universo, cabeza de la Iglesia y único capaz de darnos el perdón.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Colosenses forma parte de las epístolas de Pablo que lo identifican como su autor (1:1; 4:18). Los padres de la Iglesia respaldaron sin reservas la autoría paulina (Ireneo, Adv. Haer., 3.14.1; Tertuliano, De Praescr. Haer., 7; Clemente de Alejandría, Strom., 1:1; comp. Justino, Dialogue, 85:2; 138:2). La lectura minuciosa de Colosenses revela numerosas similitudes léxicas, gramaticales y teológicas con los demás escritos paulinos (1:9,26; 2:11-14,16,20-21; 3:1,3,5-17). La estrecha relación que guarda con Filemón, epístola que la mayoría considera paulina, también favorece la autenticidad de su autoría.
Contexto histórico: Durante su ministerio en Éfeso (Hch. 19:10), Pablo envió a Epafras a propagar el evangelio en el Valle del Lico, y posteriormente, este estableció la iglesia de Colosas (1:7; 4:12-13). La mayor parte de la población de la ciudad estaba formada por frigios y griegos, aunque también constaba de un número relevante de judíos. Asimismo, la iglesia se componía en gran parte de gentiles (1:21,27; 2:13), aunque también tenía miembros judíos (2:11,16,18,21; 3.11). Cuando Epafras (Flm. 23) le comunicó a Pablo que ciertas enseñanzas heréticas se habían difundido allí, el apóstol escribió Colosenses como antídoto teológico. El apóstol escribió esta carta durante su primer encarcelamiento en Roma (4:3,10,18; comp. Hch. 28:30-31; Eusebio, Hist. Eccl., 2.22.1), a principios de la década de los 60. Junto con Filemón, Filipenses y Efesios, Colosenses suele clasificarse como «epístola de la prisión». Las cuatro comparten Vínculos personales que llevan a esta conclusión (Col. 1:7; 4:7-8,17; Ef. 6:21-22; Flm. 2,12,23).
Mensaje y propósito
Pablo escribió para rebatir la «herejía colosense» que él consideraba una afrenta al evangelio de Jesucristo. La falsa enseñanza se identifica como «filosofía» (2:8), supuestamente derivada de alguna tradición helenística, según señalan las referencias a la «plenitud» (1:19), los «rudimentos» (gr. stoijeíon; 2:8,20), la «sabiduría» (2:3,23) y el «culto voluntario» o prácticas ascetas (2:23). La falsa enseñanza contenía, además, elementos judíos, como la circuncisión (2:11; 3:11); la «tradición de los hombres» (2:8); la observancia del sábat, las reglas alimentarias, la participación en las ceremonias religiosas (2:16); el «culto a los ángeles», junto con entrometerse en cosas no vistas (2:18); y las duras normas humanas (2:21-23). Pablo trata esta filosofía sincretista exponiendo una comprensión adecuada del evangelio de Jesucristo y destacando sus repercusiones en la conducta cristiana.
Pablo no identifica la herejía, aunque discierne varias de sus características. (1) En 1:15-20, combate una visión inferior sobre Cristo. Este pasaje cristológico sugiere que los herejes no consideraban que Jesús fuera totalmente divino o que quizás no lo aceptaban como única fuente de redención. (2) Pablo también advierte a los colosenses que tengan cuidado con las «filosofías» que no se basan en Cristo (2:8). (3) Al parecer, la herejía implicaba la observancia legalista de las «tradiciones», la circuncisión y varias leyes alimentarias y ceremoniales (2:8,11,16,21; 3:11). (4) Los falsos maestros alentaban el culto a los ángeles y a los espíritus menores (2:8,18). (5) Se fomentaba el ascetismo, las privaciones o el duro tratamiento del propio cuerpo carnal considerado «perverso» (2:20-23). (6) Finalmente, los falsos maestros afirmaban tener una perspectiva especial (quizás revelaciones especiales) que los convertía (a ellos en lugar de los apóstoles o la Escritura) en la fuente suprema de la verdad (2:18-19).
Los eruditos no se ponen de acuerdo sobre la identidad de esos falsos maestros. Algunas de las características mencionadas más arriba parecen judías; otras suenan a enseñanzas gnósticas. Algunos detectan aquí las tradiciones de un culto secreto griego. La teología de los capítulos 1 y 2 van seguidas de exhortaciones a vivir una vida cristiana, en los capítulos 3 y 4. Los mandamientos de «hacer morir» (3:5) y «dejar también» (3:8) aquellas cosas que los convertirán en objeto de la ira de Dios (3:5-11) se equilibran con la orden de «vestirse» (3:12) con aquello que caracteriza a Sus escogidos (3:12-17). No obstante, los cambios distan mucho de ser superficiales. Proceden de la nueva naturaleza del creyente y de la sumisión al gobierno de Cristo en todas las áreas de la vida (3:9,10,15-17).
En 3:18–4:1, se describen normas para la familia. Se considera el típico núcleo familiar del siglo I; por tanto, el pasaje se dirige a esposas y esposos, a padres e hijos, a amos y esclavos. Pablo no hace ningún comentario sobre lo correcto o lo equivocado de las estructuras sociales; las acepta y las da por sentadas. Su preocupación radicaba en que debían estar gobernadas por los principios cristianos. La sumisión al Señor (3:18,20,22; 4:1), el amor cristiano (3:19) y la perspectiva del juicio divino (3:24–4:1) deben determinar cómo son tratadas las personas, sin importar su estatus social. Esta motivación cristiana distingue estas normas domésticas de las que se destacan en las fuentes judías y paganas.
Contribución a la Biblia
Colosenses proporciona una de las expresiones más plenas de la deidad y la supremacía de Cristo que se encuentran en la Biblia. Esto se evidencia en el magnífico himno de alabanza (1:15-20) que presenta a Cristo como la imagen del Dios invisible, el Creador y Sustentador del universo, y la Cabeza de Su cuerpo, la Iglesia. En Cristo, están todos los «tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (2:3), porque en Él «habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (2:9). Su supremacía también repercute en la salvación de los creyentes (2:10,13,20; 3:1,11-12,17) y en su conducta (3:5–4:6). Colosenses contribuye a la Escritura con una alta cristología y una presentación de sus implicaciones en la conducta del creyente.
Estructura
Colosenses puede dividirse en dos partes principales. La primera (1:3–2:23) consiste en una polémica contra las falsas enseñanzas. La segunda (3:1–4:17) se compone de exhortaciones para una vida cristiana adecuada. Es típico del planteamiento de Pablo presentar en primer lugar una postura teológica sobre la cual se construyen las exhortaciones prácticas. La introducción (1:1-2) sigue la forma de una carta personal helenística. En la sección final, cabe destacar la mención a Onésimo (4:9), lo cual vincula esta carta con Filemón; se hace referencia a una carta dirigida a Laodicea (4:16), que podría ser la de Efesios; y finalmente, la firma de Pablo, que indica la intervención de un amanuense (secretario; ver 4:18) en la escritura de la carta.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de Kristopher Roller, en Unsplash.
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-FILIPENSES $ USD
Vista general de la colonia romana de Filipos. La gran calzada romana, la Vía Egnatia, visible en el centro de la imagen, condujo a Pablo hasta Filipos desde el cercano puerto de Neápolis. Allí Pablo predicó por primera vez el evangelio en Europa.
Introducción
Filipenses es la carta más afectuosa y personal de Pablo. Tras las dificultades iniciales en la ciudad de Filipos (Hch. 16), el apóstol desarrolló un fuerte vínculo con los creyentes de aquel lugar. Pablo escribe para agradecer a la iglesia el donativo que le envió mientras él estaba en la cárcel y para informar sobre sus circunstancias.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Ningún erudito cuestiona seriamente la autoría paulina de esta breve carta.
Contexto histórico: Filipenses está tradicionalmente fechada durante el primer encarcelamiento de Pablo en Roma (60-62 d.C.); pocos han desafiado esta conclusión.
Pablo fundó la iglesia en Filipos durante su segundo viaje misionero (51 d.C.), en respuesta a su «visión sobre Macedonia» (Hch. 16:9-10). Fue la primera iglesia de Europa (Hch. 16).
El texto de esta carta sugiere varias características de la iglesia en Filipos. Primero, en ella predominaban los gentiles. Pocos judíos vivían en Filipos, y al parecer, la iglesia contaba con solo algunos. Segundo, las mujeres desempeñaban un papel relevante (Hch. 16:11-15; Fil. 4:1-2). Tercero, la iglesia era generosa. Cuarto, eran sumamente leales a Pablo.
Filipos, la antigua ciudad de Crénides, tenía relevancia militar. Era la capital de Alejandro Magno, quien la rebautizó en honor a su padre, Filipo de Macedonia, y llegó a convertirse en la capital del Imperio griego (332 a.C.). Los romanos conquistaron Grecia y, en la guerra civil posterior a la muerte de Julio César (44 a.C.), Antonio y Octavio repoblaron Filipos al permitir que los ejércitos derrotados (Bruto y Casio) se establecieran allí (a unos 1300 km [800 millas] de Roma). Declararon la ciudad colonia romana, la cual floreció, orgullosa de su historia, y se afianzó en la vida política y social romana. En esta epístola, Pablo alude a estructuras militares y políticas como metáforas de la Iglesia.
Pablo quiso agradecer a la iglesia su sostén económico (4:10-20) y trató sobre la falta de unión y la amenaza de la herejía. La desunión acechaba la comunidad, debido a los conflictos personales (4:2) y los desacuerdos en cuanto a la teología (3:1-16). La herejía llegaba por medio de maestros judíos radicales. Pablo trata ambas cuestiones en forma personal y afectuosa.
La iglesia de Filipos envió a Epafrodito para que ayudara a Pablo en Roma. Durante su estancia, se enfermó (2:25-28), y Pablo deseó aliviar la preocupación de la iglesia por él. Es posible que algunos hayan acusado a Epafrodito de haber fracasado en su encargo, pero Pablo lo elogia y lo manda de vuelta a casa. Quizás llevó consigo esta carta.
Mensaje y propósito
Pablo quería explicar su situación en Roma (1:12- 26). Aunque le preocupaba que la comunidad cristiana del lugar estuviese dividida, lo fortaleció saber que Cristo era magnificado. La teología de Pablo sobre la vida era la base de su optimismo. Ya sea que viviera o que muriera, que siguiera sirviendo a los demás o que subiera a la presencia de Cristo, que lo apreciaran o no, lo único que quería era que Él fuera glorificado. En esta explicación, podemos encontrar varios mensajes:
La unidad: Pablo exhortó a la iglesia a la unidad (1:27–2:18). Había dos factores influyentes. La iglesia de Roma estaba dividida, y el apóstol vivía con el recordatorio diario de los efectos de la falta de unidad. Además, la iglesia de Filipos era acechada por el mismo tipo de división, fruto del desacuerdo entre dos mujeres destacadas. El egoísmo era el centro de los problemas tanto en Roma como en Filipos. Pablo les recordó a los creyentes la humildad de Jesús. Si permitían que el criterio de Cristo guiara sus vidas, la armonía se restablecería. El himno a Cristo (2:5-11) domina la epístola. La unidad cristiana es el resultado de que los individuos desarrollen la mente de Cristo. En otras situaciones difíciles, la iglesia resolvió los problemas en forma colectiva, mediante la participación de sus líderes (4:2-3). La armonía, el gozo y la paz caracterizan a la iglesia que funciona como es debido.
La liberación del legalismo: Pablo le advirtió a la iglesia que tuviera cuidado con los legalistas judíos (3:2-21). Estos maestros amenazaban con destruir la vitalidad de la congregación mediante la inquietud por temas religiosos externos. Pablo rebatió a los legalistas con una enseñanza contundente sobre la justificación por la fe. Expresó su teología por medio de su experiencia personal. Había vivido y comprobado la ineficacia del mensaje de ellos.
La salvación: Fue provista por Cristo al hacerse obediente hasta la muerte (2:6-8). La proclamó una hueste de predicadores ansiosos por el avance del evangelio. Distintas circunstancias de la vida —buenas y malas— la promovieron, para que la vida de los creyentes se convirtiera en un poderoso testimonio. Al final, la salvación transformaría a los cristianos y las iglesias en modelos de vida espiritual.
La mayordomía: Pablo les agradeció a los filipenses su apoyo económico. La iglesia había enviado dinero y a un siervo de confianza, Epafrodito, para que cuidara al apóstol. La generosidad de ellos lo alentó en un tiempo de necesidad personal, y el apóstol aprovechó la oportunidad para declarar las recompensas de la dadivosidad y para enseñar el modelo de vida cristiana.
La iglesia en Filipos había alcanzado la madurez en cuanto a las posesiones materiales. Sabía dar a pesar de su pobreza. Conocía el valor de apoyar el evangelio y a aquellos que lo proclamaban, y estaba convencida de que Dios también proveería para sus necesidades. Pablo muestra también su postura respecto a lo material. Podía mantener un equilibrio espiritual en medio de las fluctuantes circunstancias económicas. Cristo era su vida, y lo único que necesitaba era Su provisión. En todo, el gozo de Pablo consistía en que Cristo fuera glorificado en él.
La imitación: La epístola abunda en modelos cristianos para imitar. Evidentemente, la iglesia tenía que emular a Jesús, pero otros cristianos sinceros también merecían aprecio. Pablo, Timoteo y Epafrodito encarnaban la abnegación que Dios desea en Su pueblo.
Contribución a la Biblia
Filipenses nos enseña mucho sobre el cristianismo genuino. Aunque la mayoría de sus temas pueden encontrarse en otros lugares de la Escritura, en esta carta vemos el impacto de estos argumentos y mensajes en la vida. En el NT, Filipenses contribuye a una comprensión del compromiso cristiano y lo que significa ser como Cristo.
Estructura Filipenses puede dividirse en cuatro secciones principales. Pablo tenía inquietudes concretas que expresar, además de una advertencia contra los falsos maestros que amenazaban la iglesia. Muchas de las cartas paulinas tienen dos partes, una teológica y otra práctica, pero Filipenses no sigue este modelo. La instrucción teológica de Pablo va entretejida en la tela de una carta sumamente personal.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-EFESIOS $ USD
La antigua ciudad de Éfeso, situada en Asia Menor occidental, en la desembocadura del Río Caístro, fue un importante puerto marítimo. Ubicada entre el Río Meandro al sur y el Río Hermo al norte, se comunicaba muy bien con los valles de ambos ríos, lo que le permitió florecer como centro comercial. Debido a la acumulación de depósitos de limo junto al río, la ciudad está hoy ubicada aproximadamente entre 8 y 10 km (5 o 6 millas) tierra adentro.
Introducción
La carta de Pablo a los efesios es un himno a la gracia soberana de Dios dada a los pecadores en Cristo. Contiene algunas de las peores noticias («… estabais muertos en vuestros delitos y pecados»), como así también algunas de las mejores de toda la Escritura («Pero Dios […] nos dio vida juntamente con Cristo…»). En vista de esta gracia, Pablo insta a los cristianos a andar «como es digno de la vocación» que recibimos.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: En dos ocasiones (1:1; 3:1), Pablo se refiere a sí mismo como autor de Efesios. Muchos consideran que este libro es el colofón de todos los escritos paulinos. Algunos eruditos piensan que contiene ciertos aspectos atípicos en el apóstol, como el estilo de redacción, el vocabulario e incluso algunas enseñanzas. De ser así, significaría que un discípulo de Pablo lo habría superado en perspectiva teológica y percepción espiritual. La Iglesia primitiva no tiene constancia de tal discípulo erudito. Además, el uso de seudónimos no era una práctica habitual de los primeros cristianos. Conforme a la aceptación incuestionable de la autoría paulina por parte de la Iglesia primitiva, podemos concluir que no hay razón alguna para cuestionar que Pablo sea el autor de Efesios.
Contexto histórico: Pablo escribió la carta mientras estaba en prisión (3:1; 4:1; 6:20). Existe, sin embargo, cierta discrepancia en cuanto a si estaba encarcelado en Cesarea (Hch. 24:22) en el 57-59 d.C. aproximadamente o en Roma (Hch. 28:30) alrededor del 60-62. Lo más probable es que el apóstol escribiera Colosenses, Filemón y Filipenses durante el mismo encarcelamiento. La tradición sugiere que lo hizo desde Roma, en el 60-61 aproximadamente, según pudo saberse, mientras estaba bajo arresto en una casa alquilada (Hch. 28:30). Se sabe relativamente poco sobre los receptores de Efesios. Algunos manuscritos importantes y primitivos no contienen las palabras «en Éfeso» (1:1). La misiva fue llevada a su destino por Tíquico, identificado como emisario de Pablo en Efesios 6:21 y Colosenses 4:7. Estas dos epístolas se entregaron quizás al mismo tiempo, ya que en ambas se explica que Tíquico informaría a las iglesias sobre la situación del apóstol.
Podemos sugerir el siguiente escenario: mientras Pablo estaba prisionero en Roma, surgió la necesidad de responder a las nuevas filosofías religiosas influyentes en la región de Asia Menor. Pablo sintió el impulso de escribir estas cartas al oír de Epafras que los cristianos estaban siendo amenazados en el Valle del Lico. Su respuesta fue escribir una carta a la iglesia en Colosas. Más o menos al mismo tiempo, escribió otra misiva más extensa y general dirigida a las iglesias de Asia Menor, incluidas Laodicea (ver Col. 4:16) y Éfeso.
Mensaje y propósito
El libro insinúa varios propósitos. El apóstol enseñó que los creyentes judíos y gentiles eran uno en Cristo. Esa unidad tenía que demostrarse por medio del amor mutuo. Pablo utiliza el sustantivo «amor» (agápe) o su forma verbal 19 veces (aprox. una sexta parte del total en todas las cartas paulinas juntas). Efesios comienza (1:4-6) y termina (6:23-24) con amor.
Pablo trata de forma implícita las cuestiones provocadas por las misteriosas religiones en el Valle del Lico. La carta habla sobre la redención (1:7) y la intención divina para la raza humana (1:3-14). Otros temas incluyen: la gracia (1:2), la predestinación (1:4-5), la reconciliación y la unión con Cristo (2:1-21).
Algo fundamental en el mensaje de Efesios es la nueva creación de la familia humana según la intención original de Dios. La nueva creación destruye la visión equivocada de que Dios acepta al judío y rechaza al gentil. Pablo afirma que la muerte sacrificial de Cristo abolió esta distinción. Entonces, ya nada impide que la humanidad se una como pueblo de Dios, con Cristo a la cabeza (1:22-23). El nuevo Cuerpo, la Iglesia, ha recibido poder del Espíritu Santo para experimentar una nueva vida (1:3–2:10) y poner en práctica nuevos principios (4:1–6:9). Para resumir, el énfasis global de Efesios está en la unidad de la Iglesia en Cristo, mediante el poder del Espíritu.
Contribución a la Biblia
Esta carta era probablemente una circular, y Éfeso era la iglesia principal a la que se dirigía. Pablo permaneció allí, en la capital de la provincia de Asia, durante casi tres años (ver Hch. 20:31). Que fuese una circular ayuda a explicar la ausencia de nombres de creyentes efesios. Desde el principio, el apóstol pretendía que alcanzara una audiencia más amplia que la de Éfeso. Después de que los efesios la leyeran, debía ser enviada a Colosas, Laodicea y otras iglesias de aquella región. Al saber que se trataba de una carta del apóstol Pablo, los receptores la aceptaron como parte de la Escritura.
Estructura
La salutación y la estructura de Efesios son bastante similares a las de Colosenses. En ambas cartas, se tratan muchos temas en común, y el mensaje es notablemente parecido. De los 155 versículos de Efesios, más de la mitad contiene expresiones idénticas a las de Colosenses, aunque esta última sea áspera, argumentativa y aparentemente comprimida. Efesios presenta una imagen mayor y acabada, contemplativa, instructiva y comunicativa.
Aunque Efesios y Colosenses contienen muchas similitudes, es importante observar las características distintivas de la primera. Cuando se quita el contenido común de ambas cartas, quedan al menos siete unidades de material único de Efesios.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-GÁLATAS $ USD
Ubicación de la antigua Listra, probable hogar de Timoteo. Allí, muchos de los que escucharon y creyeron el mensaje de Pablo se volvieron en contra de él a causa de los judaizantes de Antioquía e Iconio. Si Gálatas se escribió para las iglesias del sur de Galacia, la iglesia plantada en Listra sería una de las destinatarias de esta carta.
Introducción
Gálatas, que podría ser la primera de las cartas de Pablo, es también la más intensa. Con un firme fundamento, nos presenta esta verdad: los pecadores son justificados y viven una vida piadosa al confiar solo en Jesús.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El nombre del autor es «Pablo», quien afirma ser «apóstol» de Cristo (Gá. 1:1). La información autobiográfica de la epístola es coherente con lo que se sabe del apóstol Pablo, revelado en Hechos y en sus otras cartas. En cuanto a teología, Gálatas concuerda con las opiniones del apóstol en otros escritos, particularmente en Romanos.
Contexto histórico: No se sabe con seguridad dónde se encontraban las iglesias gálatas ni la fecha en que Pablo escribió esta carta, porque durante la época del NT, el término gálatas se usaba en forma étnica y política. Si lo entendemos en su connotación étnica, la fundación de iglesias gálatas solo se insinuaría en el NT. En su segundo viaje misionero, Pablo atravesó Frigia y la provincia de Galacia (ver Hch. 16:6) al norte de Asia Menor (cerca de Ankara, actual capital de Turquía). Su visita posterior a la misma zona se recoge en Hechos 18:23 y 19:1. Un grupo procedente de la Galia (actual Francia) invadió esa región en el siglo III a.C., que se conoció como Galacia.
En su sentido político, «gálatas» podría referirse a los habitantes del sur de la provincia romana de Galacia. Esta región incluía las ciudades de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, donde Pablo fundó iglesias, como vemos en Hechos 13:14–14:23.
La teoría de «Galacia del norte» sostiene que Gálatas se escribió para la zona poblada por la etnia gálata. Según este concepto, esta carta se fecharía probablemente entre el 52 y el 53 d.C., si fue poco después del segundo viaje misionero, y en el 56 d.C., si fue simultánea a la de Romanos, de teología similar.
La teoría de «Galacia del sur» afirma que Gálatas iba dirigida a las iglesias del sur de la provincia romana de Galacia. Los que apoyan este criterio fechan la carta a principios de la década de los 50, mientras otros opinan que es anterior (48-49 d.C.), antes del Concilio de Jerusalén, que se suele situar aproximadamente en el 49 d.C. De ser correcta la fecha más temprana, Gálatas estaría entre los primeros libros del NT.
Otra consideración clave es comparar el argumento fundamental de Gálatas con el tema de debate ante el Concilio de Jerusalén. El problema tratado en Gálatas es que «las obras de la ley» de Moisés (2:16-17; 3:2; comp. 5:4), sobre todo la circuncisión (5:2; 6:12-13), fueron añadidas por algunos maestros a los requisitos para ser justificados delante de Dios. Hechos también indica que este fue el motivo de la reunión del Concilio de Jerusalén (ver Hechos 15:1,5) y apoya la idea de que lo provocó, en parte, el problema en las iglesias gálatas.
Si Gálatas se escribió después del Concilio de Jerusalén, resulta inconcebible que Pablo no citara las conclusiones de este, que sustentaban su criterio de un evangelio libre de obras. Esto implica firmemente que el Concilio de Jerusalén todavía no se había celebrado cuando Pablo escribió esta carta.
Mensaje y propósito
Gálatas se escribió para aclarar y defender «la verdad del evangelio» (2:5,16) frente a uno falso. Esto se hizo mediante: (1) la defensa del mensaje de Pablo y su autoridad como apóstol, (2) la consideración del AT como base del mensaje del evangelio y (3) la demostración de que el evangelio que Pablo predicaba funcionaba en forma práctica en la vida cristiana diaria. Pablo eligió este planteamiento para corregir a las iglesias gálatas en cuanto a su fe y la práctica del evangelio.
Contribución a la Biblia
Muchos aspectos de la vida y los movimientos del apóstol Pablo solamente se conocen o completan a partir de Gálatas 1:13–2:14 (y el dato personal en 4:13-14). Entre estos factores, se hallan la estancia de Pablo en «Arabia» (1:17) y la descripción de dos viajes a Jerusalén (1:18-19; 2:1-10). Pablo comentó el enfrentamiento con Pedro (2:11-14), que no vuelve a mencionarse en el NT.
En el tercio central de Gálatas, se explican, de una forma única, ciertos aspectos de los antecedentes del evangelio en el AT. Son dignos de mención: (1) la maldición relacionada con la crucifixión de Jesús, según Deuteronomio 21:23 (Gá. 3:13); (2) Jesús cumple la profecía de la singular «simiente» física de Abraham (3:16; ver Gn. 22:18); (3) los distintos papeles de la ley como prisión (3:22-23) y ayo (3:24-25) hasta la llegada de Cristo; y (4) la extensa alegoría de los hijos de Abraham: uno esclavo y otro libre (4:21-31).
Gálatas describe ampliamente el ministerio del Espíritu Santo respecto a la vida cristiana. Tras definir Su papel en el ministerio de adopción (4:5-6), se ordena a los creyentes que anden «en el Espíritu» (5:16), que sean «guiados por el Espíritu (5:18), que sigan al Espíritu (5:25), que siembren «para el Espíritu» y que recojan la consiguiente cosecha eterna (6:8). El resultado momento a momento de este tipo de sensibilidad al ministerio del Espíritu Santo es «el fruto del Espíritu» (5:22-23).
Estructura
El libro de Gálatas sigue el modelo típico de las cartas del siglo I, a excepción del elemento de agradecimiento: salutación (1:1-5), cuerpo principal (1:6–6:15) y despedida (6:16-18). En la carta, se destacan conceptos opuestos: la revelación divina frente a la perspectiva humana, la gracia frente a la ley, la justificación frente a la condenación, Jerusalén frente al Monte Sinaí, la condición de hijo frente a la esclavitud, el fruto del Espíritu frente a las obras de la carne y la libertad frente al cautiverio.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-1 CORINTIOS $ USD
Ubicación de la antigua Corinto al pie del Monte Acrocorinto, de 575 m (1886 pies), en cuya cima había un templo dedicado a Afrodita. En primer plano, las ruinas del templo de Apolo.
Introducción
Primera Corintios es la carta paulina más literaria. Pablo usó diversos recursos estilísticos para persuadir a sus lectores: ironía, sarcasmo, preguntas retóricas, aliteración, antítesis, personificación, hipérboles, repeticiones, lenguaje gráfico (imágenes cotidianas), dobles sentidos y otros juegos de palabras. Su propósito era comunicarles la importancia de aceptar la autoridad del Señor en sus vidas.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: La autoría de 1 Corintios se atribuye a Pablo (1:1; 16:21), y en general, los eruditos bíblicos concuerdan en que él la escribió. Es posible que la haya redactado unas semanas antes de Pentecostés, en la primavera del 56 d.C., hacia el final de su ministerio de tres años en Éfeso (15:32; 16:8; Hch. 20:31).
Contexto histórico: Durante su segundo viaje misionero, mientras estaba en Troas, Pablo tuvo una visión en la que un hombre le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos» (Hch. 16:9). A raíz de ese cambio de planes, el apóstol fue a Filipos, Tesalónica, Atenas y, finalmente, Corinto (Hch. 18:5). Allí ejerció su ministerio durante al menos 18 meses (Hch. 18:1-18). Partió de la ciudad acompañado por Aquila y Priscila (Hch. 18:18), quienes se quedaron en Éfeso, donde conocieron e instruyeron a un «varón elocuente» llamado Apolos (Hch. 18:24-26). Este luego se trasladó a Corinto y ejerció allí un poderoso ministerio (Hch. 18:27–19:1).
Primera Corintios es la segunda carta de Pablo a la iglesia en Corinto. En una epístola anterior, los había reprendido sobre la inmoralidad sexual y exhortado a no involucrarse en ella (5:9). Se vio obligado a escribir esta segunda carta cuando la familia de Cloé lo puso al corriente de una serie de conflictos internos en la iglesia (1:11). Pablo también recibió informes sobre una relación incestuosa entre algunos miembros (5:1), la existencia de bandos que perturbaban la celebración de la Cena del Señor (11:18) y cierta confusión sobre la resurrección de los muertos (15:12). Por eso, el apóstol aborda aquí estos problemas. Al parecer, mientras escribía esta epístola, recibió otra carta de los corintios en la que pedían su opinión sobre diversas cuestiones (7:1,25; 8:1; 12:1; 16:1) y aprovechó la oportunidad para incluir sus respuestas.
Mensaje y propósito
Con excepción de Gálatas, el tema principal de las epístolas paulinas se plantea en la sección de acción de gracias o cuando el apóstol expresa sus motivos para agradecer. La premisa de cada una de sus cartas también suele figurar en el saludo inicial, así como en las oraciones introductorias después de la acción de gracias.
Dentro de la introducción y acción de gracias de 1 Corintios y fiel a su costumbre, Pablo presentó el tema principal de su carta: que todos los creyentes pertenecen al Señor (1:2). Jesús es Señor; los creyentes son de Él. Cualquiera fuera la discrepancia en cuestión, la respuesta de Pablo siempre recordó la autoridad del Señor sobre ellos (1:2,10). Usó más de 75 frases relacionadas con la esfera de la esclavitud, de uso común durante el siglo I, para referirse a la relación de los creyentes con su Amo y Señor. Quienes invocan Su nombre (1:2) lo hacen en señal de sumisión. En 1 Corintios, «nombre» (1:2,10,13; 5:4; 6:11) es casi siempre sinónimo de «autoridad».
Pablo escribió 1 Corintios para motivar a la iglesia en Corinto a reconocer el señorío de Cristo sobre ellos y lo que esto implicaba en sus vidas. Otros de los temas tratados dentro del marco del dominio y la autoridad del Señor fueron la unidad cristiana, la moralidad, el lugar de las mujeres, los dones espirituales y la resurrección.
Contribución a la Biblia
Primera Corintios contribuye considerablemente a nuestra comprensión de la vida, el ministerio y las relaciones interpersonales en el ámbito cristiano, al mostrarnos cómo los miembros de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, deben funcionar en armonía. Cualquier iglesia puede tener problemas porque está compuesta de pecadores (redimidos, pero todavía sometidos a la lucha contra el pecado). Pablo propuso soluciones específicas a los problemas particulares de los corintios, pero la respuesta subyacente es que la Iglesia y sus miembros deben vivir centrados en Cristo porque, en definitiva, lo que importa es vivir sujetos al señorío y la autoridad del Señor, la cabeza de Su Cuerpo (la Iglesia).
Estructura
Pablo adopta la forma convencional de una carta del siglo I, dividida en cuatro partes: saludo (1:1-3), acción de gracias (1:4-9), desarrollo (1:10–16:18) y despedida (16:19-21). Es una carta pastoral, que responde a una situación concreta y a las necesidades de sus destinatarios.
Tal vez lo más interesante sobre la estructura de esta carta sea la utilización de la frase «en cuanto a», con que Pablo introduce algunos temas. Al parecer, señala que el apóstol estaba respondiendo a diversos puntos en una lista de preguntas que quizás había recibido de una delegación de hombres (16:17). Estas preguntas tenían que ver con el matrimonio (7:1), las vírgenes (7:25), los alimentos ofrecidos a los ídolos (8:1), los dones espirituales (12:1), las ofrendas para los santos en Jerusalén (16:1) y Apolos (16:12).
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Vassilis Terzo, en Unsplash
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-ROMANOS $ USD
La luna llena sobre el Coliseo romano, cuya construcción comenzó Vespasiano a principios del 70. Fue terminado e inaugurado en el año 80 por su hijo y sucesor Tito.
Introducción
La carta de Pablo, dirigida a las iglesias romanas que se reunían por las casas, ha sobresalido entre los escritos del NT por su influencia pastoral y teológica. Su tema principal es la doctrina de la salvación, que incluye las consecuencias prácticas para los creyentes de esta nueva vida en Jesucristo.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El apóstol Pablo es el autor indiscutido de Romanos. Gracias a Hechos y algunas afirmaciones de Romanos, sabemos que Pablo escribió la carta en la primavera del 57 d.C., mientras estaba en Corinto, de camino a Jerusalén, donde dejaría una ofrenda de las iglesias gentiles para los judíos cristianos necesitados (Hch. 20:3; Ro. 15:25-29).
Contexto histórico: Todas las epístolas de Pablo surgieron de su obra misionera y pastoral, y trataron problemas y necesidades de las iglesias locales. Romanos también pertenece a este género, pero es la carta menos «local», ya que Pablo todavía no había estado en Roma. Este escrito supuso para el apóstol una oportunidad de exponer el mensaje de las buenas nuevas (el evangelio) y explayarse sobre la esencia del pecado, la salvación alcanzada en la cruz, la unión del creyente con Cristo, la obra santificadora del Espíritu en el cristiano, el lugar del pueblo judío en el plan de Dios, las cosas futuras, y la vida y la ética cristianas. Aunque Pablo no escribió Romanos como una teología sistemática, su exposición un tanto metódica ha inspirado el desarrollo de esa disciplina.
El origen de las iglesias que se reunían por las casas en Roma es desconocido. Es probable que la fundación de la iglesia romana se remonte a «romanos […] residentes, tanto judíos como prosélitos» que estaban en Jerusalén para celebrar Pentecostés (Hch. 2:10). Muchos de estos visitantes se convirtieron al cristianismo (Hch. 2:41), y algunos seguramente provenían de Roma. En Hechos 18:2, Lucas menciona a Aquila y Priscila, que salieron de esa ciudad porque el emperador Claudio había ordenado que todos los judíos la abandonaran (49 d.C.). Este éxodo fue provocado por la contienda entre los judíos sobre «Chrestus» (Cristo). El resto de los cristianos de Roma era probablemente de trasfondo gentil. Las tensiones allí entre judíos y gentiles tenían una larga historia y se reflejan, en parte, a lo largo de la carta, específicamente en los capítulos 2, 11 y 14–15.
Roma fue la destinataria original de la epístola. Sin embargo, algunos manuscritos no contienen la mención a esa ciudad en 1:7, lo que apoya la idea de que Pablo tenía en mente una audiencia más amplia para el libro de Romanos y envió copias a otras iglesias.
Mensaje y propósito
El propósito de Pablo al escribir Romanos puede identificarse mediante sus declaraciones directas e inferirse del contenido. El apóstol declaró expresamente que deseaba impartir fortaleza espiritual a los creyentes de Roma (1:11-12; 16:25-26); pidió oración por la difícil tarea que estaba emprendiendo (15:30) y para que pudiera ir a verlos (15:32); y esperaba que las iglesias romanas apoyasen una misión en el oeste del imperio (15:23-29). El contenido de la carta muestra que las iglesias experimentaban tensiones entre creyentes de distintos trasfondos. Pablo deseaba que se unieran para evitar las disensiones y las falsas enseñanzas (16:17-18). También revela su postura respecto a la distinción entre cuestiones esenciales e indiferentes dentro del cristianismo.
Contribución a la Biblia
¿Qué es el evangelio? La palabra evangelio significa «buenas noticias». Las buenas noticias se refieren a Jesús y a Su obra por nosotros.
La mayoría de los estudiantes de la Biblia dirían que el evangelio se delinea en 1 Corintios 15:3-5. Romanos completa ese bosquejo y aclara el evangelio en relación con las promesas del AT y de la ley mosaica, el papel de las buenas obras y el don de la justicia de Dios. En esta carta, se trata el tema de la relación entre justicia y justificación, con más profundidad y detalle que en ningún otro lugar de la Biblia. Pablo sigue el rastro del pecado hasta su origen en nuestra unión con Adán y la imputación del pecado original. También identifica la propagación del pecado humano y sus resultados tanto en los creyentes como en los incrédulos.
Los tres pasajes teológicos más importantes del NT (cada uno de ellos, una oración larga en el texto griego) son: Juan 1:14, sobre la encarnación; Efesios 1:3-14, sobre el propósito y la gloria del Dios trino; y Romanos 3:21-26, sobre la justificación, la redención y la propiciación. Un cristiano que comprenda estas tres oraciones, tendrá un sólido fundamento para su fe.
En Romanos 6–8, Pablo presenta el desarrollo más integral de nuestra unión con Cristo y la obra del Espíritu en nosotros. Romanos 9–11 (respecto al rol de Israel en el plan de Dios) ha sido llamado la clave para comprender la Biblia. Romanos 13 es el clásico pasaje del NT sobre la relación del cristiano con el Estado y sus obligaciones hacia él. Romanos 14–15 se ocupa de cómo pueden los cristianos relacionarse unos con otros, aun cuando tengan opiniones y convicciones diferentes respecto a cuestiones religiosas secundarias.
Estructura
Pablo escribió 13 de las 21 cartas (o «epístolas») del NT. Los cuatro Evangelios, Hechos y Apocalipsis no se consideran cartas. Romanos es la epístola más larga de Pablo y contiene los elementos estándar de una carta de aquel tiempo: salutación (1:1-7), agradecimientos (1:8-17), cuerpo principal (1:18–16:18) y despedida (16:19-24). Algunos eruditos la consideran un tratado (una disquisición formal). Sin embargo, tiene todas las características de una verdadera carta, aunque es una composición literaria de excelente calidad.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-HECHOS $ USD
Acueducto romano en Cesarea Marítima, una de las principales ciudades portuarias de Israel en el siglo I. En el 6 d.C., Cesarea se transformó en la capital de la provincia de Judea y sirvió de sede oficial de los procuradores romanos. La ciudad fue escenario de varios de los acontecimientos fundamentales de Hechos (9:30; 10:1; 12:19-23; 18:22; 21:8; 23:23; 25:1-7).
Introducción
El libro de Hechos de los Apóstoles constituye una mirada a las primeras tres décadas de la Iglesia primitiva (aprox. 30-63 d.C.), conforme el cristianismo se multiplicó y extendió después de la ascensión de Jesucristo. No es una historia detallada ni exhaustiva, sino que se centra en el papel cumplido por dos apóstoles: Pedro y su ministerio principalmente entre los judíos; y Pablo, el apóstol a los gentiles.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Formalmente, Hechos es anónimo, aunque según la tradición, la autoría se atribuye a la misma persona que escribió el Evangelio de Lucas. Ya desde el siglo II, Ireneo y otros líderes de la Iglesia opinaban que el autor de Hechos era Lucas, médico y compañero de viajes de Pablo (Col. 4:14; 2 Ti. 4:11; Flm. 24). Basaron su opinión en cinco secciones de Hechos donde el autor deja de relatar en tercera persona (él/ella/ellos) y asume la primera persona del plural (nosotros) para describir la acción (16:10-17; 20:5-15; 21:1-18; 27:1-29; 28:1- 16). A partir de Ireneo, la opinión generalizada es que estos pasajes sugieren un autor que fue testigo ocular y compañero de Pablo. Lucas sería el candidato más aceptable, en especial, si se consideran los temas en común entre su Evangelio y Hechos.
Contexto histórico: La fecha de escritura de Hechos está directamente enlazada al problema de su autoría. Varios eruditos han postulado que debería fecharse a principios de la década de los 60 (durante el encarcelamiento de Pablo), porque el libro concluye cuando el apóstol todavía estaba preso en Roma (28:30-31). Aunque es posible que Lucas lo escribiera más adelante, una vez liberado Pablo, lo más factible es que terminara mientras el apóstol todavía estaba en prisión. De lo contrario, probablemente habría mencionado su libertad.
Mensaje y propósito
Hechos enfatiza la obra de Dios a través del Espíritu Santo en las personas que dedicaron su vida a Jesucristo, y se centra especialmente en Pablo y su emprendimiento misionero entre los gentiles. No es exagerado afirmar que la Iglesia cristiana se edificó por el poder y el dinamismo del Espíritu manifestado en vasijas escogidas. Otro concepto importante es la propagación del evangelio, en círculos concéntricos, de los judíos a los gentiles, de Jerusalén a Judea, de Samaria al resto del mundo (1:8). El cristianismo se transformó de una secta judía en una religión mundial que llegó a todas partes, aun a Roma, la capital del imperio pagano.
Esencial para el movimiento cristiano fue la labor del apóstol Pablo, un exagnóstico convertido en el defensor más elocuente del cristianismo. Desde que aparece por primera vez mientras los judíos apedreaban a Esteban (donde aprobó la decisión de darle muerte por predicar a Cristo) hasta su última aparición, preso en su propia casa alquilada en Roma (y activo en la difusión del evangelio, aun cuando enfrentaba una sentencia de muerte), su obra a favor del evangelio es evidente en todo momento, conforme proclamaba las buenas nuevas ante «… gentiles, […] reyes [e] hijos de Israel» (9:15).
Hechos aporta información biográfica de algunos de los primeros apóstoles que anunciaron el evangelio, primero en Jerusalén y luego en todo el mundo. Pedro, Felipe y algunos otros fueron responsables de llevar el evangelio a Jerusalén, Judea y Samaria. Pablo se encargó de anunciarlo a gran parte del resto del mundo.
La estrategia misionera de Pablo cuando llegaba a una ciudad era ir a un lugar público y conocido (por lo general, la sinagoga) y proclamar allí el evangelio, primero a los judíos de la localidad. La velocidad con que después les predicaba a los gentiles dependía de cómo los judíos recibieran su mensaje dentro de la sinagoga. Antes de partir, reunía a los convertidos judíos y gentiles para formar una iglesia local.
Los primeros apóstoles se distinguieron por estar llenos del Espíritu Santo y de poder para anunciar el evangelio en medio de circunstancias adversas, fueran teológicas, políticas o de opresión física, o una combinación de todas. Fueron marginados, encarcelados y apedreados.
Sin embargo, mediante el poder del Espíritu Santo, rehusaron dejar de proclamar el mensaje profetizado por el AT sobre la venida de un Salvador, que se cumplió en la persona y las obras de Jesús de Nazaret. Como resultado, miles en Jerusalén y aun en las regiones más alejadas creyeron que el Señor Jesús era el Cristo, la única esperanza de salvación de sus pecados.
Contribución a la Biblia
Hechos constituye el nexo entre los Evangelios y los restantes libros del NT. En primer lugar, comienza relatando el «desenlace» de los Evangelios. El evangelio y el mensaje del reino de Dios no terminaron con la ascensión de Jesús al cielo 40 días después de Su resurrección, sino que continuaron en la vida de Sus seguidores. Hechos describe cómo los apóstoles y otros creyentes cumplieron las palabras y las promesas de Jesús mediante el poder del Espíritu Santo. En segundo lugar, aporta el contexto para gran parte del NT, especialmente para las cartas de Pablo a las iglesias que ayudó a establecer durante sus viajes misioneros.
Estructura
En cuanto a su forma literaria, Hechos es una biografía antigua centrada en varios protagonistas; en particular, Pedro y Pablo. El propósito de este tipo de biografías no se limitaba a narrar hechos, sino a revelar el carácter de las personas, especialmente, su conducta ética. También incluían genealogías y elementos retóricos, como los discursos. Los datos se obtenían tanto de fuentes escritas como orales. Hechos 1:8 aporta la introducción y el bosquejo del libro. Al recibir el poder del Espíritu Santo, los discípulos proclamaron con denuedo el evangelio en Jerusalén. A medida que el libro progresa, el evangelio se extiende más allá de Judea y Samaria, hasta llegar a los confines del mundo conocido, mediante la obra misionera de Pablo.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Levi Meir Clancy, en Unsplash
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-JUAN $ USD
Aurora boreal sobre un lago de alta montaña. «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (1:3).
Introducción
El Evangelio de Juan es diferente de los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), más del 90% de su contenido no aparece en ellos. Por ejemplo, en vez de centrarse en los milagros, las parábolas y la predicación pública de Jesús, que ocupan un lugar destacado en Mateo, Marcos y Lucas, Juan enfatiza la identidad de Jesús como Hijo de Dios y cómo nosotros, los creyentes, deberíamos responder a Sus enseñanzas.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Una lectura detenida del Evangelio de Juan sugiere que el autor fue uno de los apóstoles (1:14; comp. 2:11; 19:35), uno de los Doce («uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba»: 13:23; 19:26; 20:2; 21:20; comp. 21:24-25), más específicamente, Juan, el hijo de Zebedeo (notar la asociación entre «el discípulo a quien amaba Jesús» y Pedro, en 13:23-24; 18:15-16; 20:2-9; 21; y en Lc. 22:8; Hch. 1:13; 3-4; 8:14-25; Gá. 2:9). Los padres de la Iglesia también atribuyeron la autoría a Juan (por ej., Ireneo). Como la función de los apóstoles fue fundamental en la historia de la Iglesia (Hch. 2:42; Ef. 2:20), la autoría apostólica de este Evangelio le confiere una autoridad especial, ya que fue escrito por un testigo directo de los hechos (Jn. 15:27; 1 Jn. 1:1-4).
Contexto histórico: La fecha de escritura más plausible sería entre el 70 (fecha de la destrucción del templo) y el 100 d.C. (año en que murió Juan), posiblemente en la década de los 80. Se lo fecha luego del 70 d.C. por las referencias al Mar de Tiberias en 6:1 y 21:1 (nombre con que se conoció el Mar de Galilea hacia finales del siglo I); la confesión de Tomás sobre Jesús como «Señor mío y Dios mío» en 20:28 (posiblemente una afirmación contra la veneración al emperador Domiciano); la referencia al martirio de Pedro, ocurrido en el 65 o 66 (21:19); ninguna mención a los saduceos, que dejaron de ser un partido religioso judío después del 70; y la relativa facilidad con que Juan equiparó a Jesús con Dios (1:1,14,18; 10:30; 20:28).
El testimonio de la Iglesia primitiva también postula una fecha posterior al 70 d.C. Clemente de Alejandría (citado por Eusebio, Historia eclesiástica, 6.14.7) afirmó: «Finalmente Juan, al ver que los hechos externos se habían referido con claridad [en los otros Evangelios Canónicos], escribió un Evangelio espiritual». En cuanto al lugar de composición, Éfeso es el más probable (Ireneo, Contra los herejes, 3.1.2; comp. Eusebio, Historia eclesiástica, 3.1.1); una de las ciudades más importantes del Imperio romano, si bien el Evangelio de Juan no se concibió solo para los lectores de un contexto histórico en particular.
Hacia finales del siglo I d.C., los lectores originales de Juan habrían sido los habitantes del mundo grecorromano en Éfeso y otras ciudades. Por eso, con frecuencia se explican las costumbres judías y la geografía de Israel, y se traducen los términos arameos al griego.
Mensaje y propósito
Según 20:30-31, Juan tenía un propósito evangelizador, tal vez con la intención de llegar a los incrédulos por medio de los lectores cristianos de su Evangelio. Si se escribió después del 70, fecha de la destrucción del templo de Jerusalén, quizás Juan haya procurado presentar a Jesús como el nuevo templo y centro de adoración del pueblo de Dios, en lugar del antiguo santuario.
La deidad de Jesús: Juan enfatiza la deidad de Jesús desde el principio de su Evangelio. El prólogo afirma que Él es el Verbo eterno (gr. lógos) que estaba con Dios y era Dios. Jesús empleó la frase tan significativa «Yo soy» siete veces en Juan, con lo cual se apropió del nombre personal de Dios. En Juan, Jesús siempre está al tanto de todo y conoce de antemano lo que sucederá.
Conocer y creer: La vida eterna es conocer a Dios y a Jesucristo (17:3). Un mayor conocimiento de Dios surge al conocer a Jesús y creer en Él. «Conocer» y «creer» son términos clave para Juan. Ambos aparecen más de 90 veces en este Evangelio y siempre en su forma verbal. La enseñanza de Jesús en Juan nos recuerda que conocer a Dios y creer en Jesús se expresa con acciones, en la práctica.
Contribución a la Biblia
De todos los Evangelios y los libros del NT, Juan es el que enseña más claramente la deidad y la preexistencia de Cristo (1:1-2,18; 8:58; 17:5,24; 20:28). Junto con el Evangelio de Mateo, aporta las pruebas más contundentes de que Jesús era el Cristo [el Mesías]. Para ello, registra siete señales mesiánicas (ver nota en 2:11) y siete oportunidades en que Jesús afirmó «Yo soy» (ver nota en 6:35,48). Además, se preocupa por relacionar el cumplimiento de las profecías con Jesús, especialmente en el momento de Su pasión, y muestra cómo en Él se completó el simbolismo inherente a diversas fiestas e instituciones judías. La misión mesiánica de Jesús se originó en Dios el Padre, «el que [lo] envió» (7:16,18,28,33; 8:26,29; 15:21), y culminó cuando encomendó a Su nueva comunidad mesiánica con el poder de Su Espíritu (20:21-22). La enseñanza trinitaria en Juan es una de las presentaciones más explícitas de la unidad trina de la Deidad —Padre, Hijo y Espíritu— en el NT, y constituye el material en que se basan las primeras formulaciones trinitarias y cristológicas de la historia de la Iglesia.
Estructura Juan se divide en dos partes principales. En la primera (caps. 2–11), el enfoque es el ministerio de Jesús al mundo y las señales que realizó: siete señales y sus respectivas respuestas. La segunda parte (caps. 12–21) revela la enseñanza de Jesús a Sus discípulos y la hora triunfante de Su pasión. El registro de Juan acerca de la Pasión enfatiza el dominio de Jesús sobre todos los acontecimientos: Él se vio obligado a instruir a Sus adversarios en cuanto a cómo arrestarlo (18:4-8); a Pilato le costó decidirse, pero Jesús sabía lo que sucedería. Jesús murió como el Cordero y fue sacrificado en el mismo momento en que se sacrificaban los corderos para la Pascua (19:14).
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Luke Stackpoole, en Unsplash
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-LUCAS $ USD
Emaús o Imwas (24:13-35). Conforme al Códice Sinaítico, se cree que en Emaús estaba la casa de Cleofas, lugar donde hoy se levantan las ruinas de una iglesia bizantina.
Introducción
El Evangelio de Lucas es el libro más largo del Nuevo Testamento. Su tema es la vida de Jesucristo. Contiene la primera parte de una historia dividida en dos; Hechos es la segunda. Ambas obras están dedicadas al «excelentísimo Teófilo» (Lc. 1:3; Hch. 1:1).
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El tercer Evangelio no menciona quién lo escribió, pero pruebas importantes señalan a Lucas como su autor. Gran parte de estas pruebas están en Hechos, y su vinculación con Lucas es clara (Hch. 1:1-3). Las llamadas secciones «nosotros» sustentan esta opinión (Hch. 16:10-17; 20:5-15; 21:1-18; 27:1-37; 28:1-16). Casi todo Hechos está narrado en tercera persona del plural («ellos»), pero las secciones que tratan del ministerio del apóstol Pablo cambian inesperadamente a primera persona del plural («nosotros»). Esto significa que el autor se había unido a Pablo en algunos de los sucesos registrados en esos pasajes. Como este Evangelio carece de secciones «nosotros», esto armoniza con la declaración del autor de que recurrió al testimonio de testigos oculares para escribir sobre la vida de Jesús (1:2), lo cual señala que no fue testigo presencial.
Entre los conocidos colaboradores de Pablo, el candidato más probable es Lucas, el médico (ver Col. 4:14; Flm. 24). Este es también el testimonio unánime de los escritores cristianos más antiguos (por ej. Justino Mártir, el Canon Muratorio y Tertuliano). Como Lucas no se nombra entre los colaboradores «de la circuncisión» (es decir, judío; Col. 4:11), probablemente fuera gentil. Esto explica el énfasis que pone en los gentiles (6:17; 7:1-10). También se muestra interesado en algunos temas relacionados con la medicina (por ej., 4:38; 14:2).
Contexto histórico: Se cree que el Evangelio de Lucas fue escrito después de Mateo y Marcos. Los que datan ambos Evangelios entre los años 60 y 70 del siglo I d.C. tienden a posponer Lucas hasta la década de los 70 o la de los 80.
Como Lucas escribió el tercer Evangelio y Hechos (Hch. 1:1-3), es pertinente considerar que ambos libros se escribieron alrededor de la misma fecha. Los sucesos que se narran al final de Hechos ocurrieron entre el 62 y el 63 d.C., y señalan el punto más antiguo de su composición. Si Lucas escribió Hechos al comienzo de la década de los 60 en Roma, donde Pablo estuvo preso dos años (Hch. 28:30), el tercer Evangelio podría datar de una etapa anterior a ese período de reclusión. La otra posibilidad razonable es durante los dos años anteriores, cuando Pablo estuvo encarcelado en Cesarea (Hch. 24:27). Desde aquel lugar, Lucas habría podido viajar y entrevistar a los testigos presenciales de la vida y el ministerio de Jesús que todavía vivían.
El tercer Evangelio está dirigido al «excelentísimo Teófilo» (Lc. 1:3), de quien nada se sabe, excepto que era el destinatario de Hechos (Hch. 1:1). El nombre griego Teófilo significa «amante de Dios» o «amigo de Dios», lo que hace suponer que era gentil, tal vez griego. Es posible que fuera un creyente relativamente nuevo, recién instruido en Jesús y la fe cristiana (Lc. 1:4). El título «excelentísimo» indica que gozaba de una alta posición económica y social. También puede significar que era un dirigente con cierta autoridad y poder gubernamental.
Mensaje y propósito
El Evangelio de Lucas es una presentación selectiva de la persona y la vida de Jesucristo, basada en una cuidadosa investigación (1:3), escrita para fortalecer la fe de los creyentes (1:3-4) y desafiar los conceptos erróneos de los incrédulos, en especial los de ascendencia griega. La semblanza de Jesús está bien equilibrada, resaltando con destreza Su divinidad y perfecta humanidad.
Contribución a la Biblia
Casi el 60 % del material del Evangelio de Lucas es exclusivo. Por tanto, hay mucho que los lectores de la Escritura no sabrían de no haber sido incluido este libro en la Biblia. Algunas de sus características más destacadas son: (1) los capítulos 1–2 contienen material referido al nacimiento de Jesús y de Juan el Bautista, (2) aparece aquí el único material bíblico sobre la infancia y la vida adulta de Jesús antes del comienzo de Su ministerio (2:40-52), (3) una genealogía de Jesús (3:23-38) que difiere significativamente de la de Mateo (Mt. 1:1-17), (4) una narración muy completa del viaje del Señor a Jerusalén (Lc. 9:51–19:44), (5) una perspectiva de la destrucción del templo (21:5-38) considerablemente diferente a la del discurso del Monte de los Olivos de Mateo 24–25 y Marcos 13, y (6) abundante material original sobre las apariciones después de la resurrección, incluidos el camino a Emaús, una declaración peculiar de la Gran Comisión y la única descripción de los Evangelios sobre la ascensión de Jesús al cielo (Lc. 24:13-53).
Estructura Lucas escribió de manera peculiar la «historia de las cosas» (1:1) de la vida de Jesús «desde su origen» (1:3), aunque en algunos casos, no en una secuencia estrictamente cronológica (como las notas explicarán en varios puntos). Después de los sucesos clave que llevan al comienzo del ministerio público de Cristo (1:5–4:13), el libro avanza desde la primera etapa de Su ministerio en Galilea y las ciudades circunvecinas (4:14–9:50), pasando por una extensa descripción del ministerio relacionado con Su viaje a Jerusalén (9:51–19:44), hasta culminar en los acontecimientos de la semana de la Pasión y las apariciones después de la resurrección en Jerusalén y sus inmediaciones (19:45–24:53).
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto RVR 1960 Biblia de estudio Holman
- LIBROS DE LA BIBLIA | INTRODUCCIÓN-MARCOS $ USD
«¿Quién es este?». Es la pregunta central del Evangelio de Marcos. Los discípulos de Jesús se hicieron esta pregunta justo después que Jesús reprendió al viento y calmó lo que parecía una amenazadora tormenta en el Mar de Galilea (4:35-41).
Introducción
El Evangelio de Marcos muestra a Jesús en acción: sana enfermos, expulsa demonios, realiza milagros, va de un sitio a otro y enseña. En Marcos, todo sucede «inmediatamente». En cuanto termina un episodio, ya comienza otro. Pero el ritmo acelerado de pronto disminuye cuando Jesús entra en Jerusalén (11:1). A partir de entonces, los acontecimientos se miden por días, y Su último día, por horas.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El Evangelio de Marcos es anónimo. Eusebio, el historiador de la Iglesia primitiva, que escribió por el año 326 d.C., recogió las palabras de Papías, un padre de la Iglesia antigua. Papías citaba al «anciano», probablemente Juan, diciendo que Marcos había dejado por escrito la predicación de Pedro sobre lo que Jesús dijo e hizo, pero en forma desordenada. Fue así como desde el siglo I, se atribuyó la autoría de este Evangelio a Marcos.
El Marcos que escribió este Evangelio era Juan Marcos, hijo de una viuda llamada María, en cuya casa algunas veces se reunía la iglesia de Jerusalén (Hch. 12:12-17) y donde Jesús posiblemente celebró la Última Cena con Sus discípulos. Marcos era primo de Bernabé (Col. 4:10), y acompañó a este y a Pablo a Antioquía después de la misión a Jerusalén para aliviar la hambruna que azotaba la región (Hch. 12:25). Luego, fungió como asistente de Pablo y Bernabé durante el primer viaje misionero (Hch. 13:5), pero regresó al llegar a Perge (Hch. 13:13).
Cuando el apóstol Pedro escribió a las iglesias de Asia Menor poco antes de su martirio, les envió saludos de Marcos, a quien llamó «mi hijo» (1 P. 5:13). Luego, Pablo le pidió a Timoteo: «… Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio» (2 Ti. 4:11). Después de la ejecución del apóstol, se dice que Marcos se trasladó a Egipto, donde estableció iglesias y las sirvió en Alejandría (Eusebio, Hist. Ecl., 2:16). Algunos han sugerido que el joven mencionado en Mr. 14:51-52 era el mismo Marcos.
Contexto histórico: Según los padres de la Iglesia primitiva, Marcos escribió su Evangelio en Roma, justo antes o después del martirio de Pedro. La confirmación del origen romano de este Evangelio está en Mr. 15:21, donde Marcos señaló que Simón, un hombre de Cirene que llevó la cruz de Jesús, era el padre de Alejandro y de Rufo; al parecer, conocidos por los creyentes de Roma.
Como Marcos escribió principalmente para gentiles romanos, explicó las costumbres judías, tradujo palabras y frases del arameo al griego, empleó términos latinos en lugar de sus equivalentes griegos y rara vez citó el AT. La mayoría de los eruditos de la Biblia están convencidos de que Marcos fue el primer Evangelio escrito y que se utilizó como una de las fuentes de Mateo y Lucas.
Mensaje y propósito
Este Evangelio es una narración sobre Jesús. Marcos propone su tema en el primer versículo: el «evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios». Pone mucho énfasis en la divinidad del Hijo de Dios. El Padre lo anunció en el bautismo de Jesús (1:11). Los demonios y los espíritus inmundos lo reconocieron y aceptaron (3:11 y 5:7). Dios lo reafirmó en la transfiguración (9:7). Jesús lo enseñó en parábolas (12:1-12), lo insinuó (13:32) y lo manifestó de forma directa (14:61-62). Por último, el centurión romano lo confesó abiertamente y sin reservas (15:39). De esta manera, el propósito de Marcos fue convocar a la gente al arrepentimiento y a responder con fe a la buena nueva de Jesucristo, el Mesías, el Hijo de Dios (1:1,15).
Contribución a la Biblia
En la época de Jesús, circulaban muchos conceptos sobre el Mesías, y hubo quienes reclamaron el título. Marcos clarifica el concepto y redefine el término. A partir de la penetrante confesión de Pedro en Cesarea de Filipos (8:29), Jesús comenzó a explicar que en el plan de Dios, el Mesías enfrentaría el rechazo, la muerte y la resurrección (8:31). Marcos también nos muestra el lado humano de Jesús y Sus emociones más que los otros tres evangelistas, con lo cual ofrece una poderosa imagen de la humanidad y la deidad del Mesías.
Estructura El Evangelio de Marcos comienza con un prólogo (1:1-13), seguido por tres secciones principales. La primera (1:14–8:21) refiere el ministerio de Jesús en Galilea, donde sanó enfermos, echó fuera demonios e hizo milagros. La segunda sección (8:22– 10:52) es de transición. Jesús comenzó un viaje que lo llevaría a Jerusalén. La sección final (11:1–16:8) comprende una semana en Jerusalén. Desde que entró a la ciudad, disintió de los líderes religiosos, quienes rápidamente provocaron Su ejecución. En un breve apéndice (16:9-20) añadido al Evangelio, se registran algunas de las apariciones de Jesús, la comisión para los discípulos y Su ascensión.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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«Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. […] y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo» (2:13,15).
Introducción
Es acertado que el primer libro del NT, el Evangelio de Mateo, comience con estas palabras: «la genealogía de Jesucristo». Este Evangelio se escribió desde una fuerte perspectiva judía para mostrar que Jesús es verdaderamente el Mesías que el AT prometió.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El autor no revela su nombre. Sin embargo, el título que atribuye este Evangelio a Mateo aparece en los manuscritos más antiguos y tal vez sea original. Cuando los cuatro Evangelios comenzaron a circular como una sola colección, los títulos fueron necesarios para distinguirlos. Muchos de los antiguos padres de la Iglesia (Papías, Ireneo, Panteno y Orígenes) consideraron que Mateo era su autor. Papías también sostuvo que Mateo escribió primero en hebreo, lo que sugiere que este Evangelio se tradujo posteriormente al griego.
Muchos estudiosos modernos desafían estas declaraciones tradicionales. Por ejemplo, contra Papías ellos argumentan que este libro no se escribió originalmente en hebreo, dado que el griego de Mateo no parece ser una traducción. Sostienen además que si la Iglesia primitiva, según la opinión de Papías, se equivocó sobre el idioma original, pudo también haber errado respecto al autor. No obstante, el excelente griego de Mateo tal vez surgió de un traductor habilidoso que trabajó a partir de un texto original hebreo. Además, hay muchos indicios de influencia hebrea en este Evangelio (ver notas en 1:17; 1:21 y 2:22-23). Por último, a medida que la Iglesia se extendía en territorios gentiles, se hizo necesario que el Evangelio circulara en una traducción griega. Por ello, no sorprende la ausencia de textos hebreos antiguos de Mateo, dado que el hebreo pronto dejó de ser la lengua dominante de los cristianos primitivos.
Incluso si Papías se equivocó en cuanto a la lengua original de este Evangelio, no significa que él o que los líderes de la Iglesia primitiva erraran al identificar a Mateo como su autor. La Iglesia primitiva afirmó unánime que fue escrito por el apóstol Mateo. Se necesitaría una prueba sorprendente para demoler este consenso tan antiguo.
Pistas diversas del mismo Evangelio señalan a Mateo como su autor. En primer lugar, Marcos 2:14 y Lucas 5:27 identifican como «Leví» al recaudador de impuestos a quien Jesús llamó a ser Su discípulo. Este Evangelio, sin embargo, se refiere a Leví como «Mateo». Algunos creen que Jesús le puso «Mateo» (en hebreo «regalo de Dios») a Leví cuando lo llamó a ser Su discípulo, pero en aquel entonces, era común que los judíos tuvieran dos nombres (como Saulo y Pablo). El uso de «Mateo» en este Evangelio puede ser un toque personal, una referencia a sí mismo que nos ofrece una pista sobre su autor.
Contexto histórico: Determinar la fecha de composición del Evangelio de Mateo depende en gran medida de la relación que guardan los evangelios entre sí. La mayoría de los eruditos creen que Mateo utilizó el Evangelio de Marcos para escribir el suyo. Si esto es así, Marcos antecede a Mateo. Sin embargo, la fecha de Marcos es también un misterio. Ireneo (aprox. 180 d.C.) parece afirmar que Marcos escribió su Evangelio después de la muerte de Pedro, a mediados de la década de los 60. Sin embargo, Clemente de Alejandría, que escribió tan solo 20 años después de Ireneo, sostuvo que Marcos escribió su Evangelio cuando Pedro aún vivía. Dada la ambigüedad de la prueba histórica, la decisión debe basarse en otros factores.
Es mejor deducir la fecha de composición de Marcos a partir de la fecha de Lucas y de Hechos. El abrupto final de Hechos que dejó a Pablo en Roma bajo arresto domiciliario sugiere que ese libro se escribió antes de la liberación del apóstol. Como uno de los temas principales de Hechos es la legitimidad del cristianismo en el Imperio romano, era de esperar que Lucas mencionara la liberación de Pablo por mano del emperador si está ya hubiera ocurrido. Esta prueba sitúa el libro de Hechos al comienzo de la década de los 60. Lucas y Hechos eran dos volúmenes de una sola obra, como demuestran los prólogos de ambos libros. Lucas se escribió antes que Hechos. Dado el trabajo de investigación que Lucas invirtió en el libro y los viajes que seguramente tuvo que hacer para entrevistar a los testigos, es razonable datarlo a finales de los años 50. Si Lucas utilizó el libro de Marcos para escribir su Evangelio, como parece probable, Marcos se escribió poco antes del final de la década de los 50, tal vez a mediados de esta. Por consiguiente, a pesar de que Mateo dependiera de Marcos, pudo haberse escrito en cualquier momento a partir de mediados de los años 50, una vez que Marcos ya estuviera escrito. La prueba histórica más antigua es congruente con esta opinión, ya que Ireneo (aprox. 180 d.C.) afirma que Mateo escribió su Evangelio cuando Pedro y Pablo aún predicaban en Roma (al comienzo de la década de los 60).
Mensaje y propósito
Probablemente, Mateo haya escrito su Evangelio para preservar el testimonio de los testigos oculares del ministerio de Jesús. En él, se acentúan varias verdades teológicas. En primer lugar, Jesús es el Mesías, el tan esperado Rey del pueblo de Dios. En segundo lugar, Jesús es el nuevo Abraham, el fundador de un nuevo Israel espiritual, formado de todos los judíos y gentiles que decidan seguirlo. En tercer lugar, Jesús es el nuevo Moisés, el libertador e instructor de este pueblo. En cuarto lugar, Jesús es el Emanuel, el hijo de Dios que nació de una virgen, el que cumple las promesas que el AT registra.
Contribución a la Biblia
Como primer libro del NT, el Evangelio de Mateo es un portal de comunicación entre los dos testamentos. Más que cualquier otro libro del NT, incluidos los demás Evangelios, Mateo es el que mejor se relaciona con el AT. Nos ofrece todo el plan de Dios, desde Génesis hasta Apocalipsis. Mateo mira hacia el pasado y cita las profecías hebreas más de 60 veces («se cumplió» y «para que se cumpliese lo que fue dicho»). También ve hacia el futuro al tratar no solo con la venida y el ministerio del Mesías, sino también con el plan para Su Iglesia y Su reino.
Estructura
Mateo divide su Evangelio en tres grandes partes e inicia las secciones principales con: «Desde entonces comenzó Jesús» (4:17; 16:21). Estas declaraciones de transición dividen el Evangelio en introducción (1:1–4:16), cuerpo (4:17–16:20) y conclusión (16:21– 28:20). También fracciona su Evangelio en cinco grandes bloques de enseñanza, y cada uno concluye con un resumen (8:1; 11:1; 13:53; 19:1; 26:1). Algunos eruditos creen que, con estos cinco reveladores discursos, se buscó correspondencia con los cinco libros de Moisés y una confirmación de la identidad de Jesús como el nuevo Moisés.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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«Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones…» (1:11a).
Introducción
Aunque otros libros no proféticos tales como Esdras, Nehemías y Crónicas probablemente se escribieron más tarde, Malaquías es el último mensaje profético de parte de Dios antes del cierre del AT. Este pequeño libro capta el mensaje esencial del AT y muestra al lector la naturaleza de Dios, así como nuestra relación y la responsabilidad para con Él y para con aquellos que forman parte de la comunidad del pacto.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Lo único que se conoce del autor es su nombre. El libro hace hincapié en el mensaje y no en el mensajero. Dios es quien habla en 47 de sus 55 versículos. En 3:1, se profetiza sobre aquel que «preparará el camino» para que el Señor venga a Su templo y se lo identifica en hebreo como malakiy, «mi mensajero», palabra idéntica al nombre del autor del libro.
Contexto histórico: Aunque el libro no se refiere a ningún gobernante o hecho específico que ayude a determinar cuándo se escribió, la prueba interna y su posición en el canon parecen indicar que fue después del exilio. La referencia a un príncipe en 1:8 favorece el período persa, durante el cual Judá era una provincia o subprovincia de la satrapía persa de Nahara Abar, que también incluía Palestina, Siria, Fenicia, Chipre y, hasta el 485 a.C., Babilonia. El templo se reconstruyó en el 515 a.C. y se restableció el culto allí (1:6-11; 2:1-3; 3:1,10), pero la emoción y el entusiasmo que generaron los profetas Hageo y Zacarías se habían desvanecido. Los problemas sociales y religiosos que Malaquías plantea reflejan la misma situación que se describe en Esdras 9 y 10 y en Nehemías 5 y 13, lo que apunta a un período poco antes del regreso de Esdras a Judá (aprox. el 460 a.C.) o al segundo período de Nehemías como gobernador de Judá (Neh. 13:6-7; aprox. el 435 a.C.). Los datos lingüísticos favorecen la fecha más temprana.
Mensaje y propósito
Este libro se describe a sí mismo como una «profecía» (Mal. 1:1), al igual que Nahum (Nah. 1:1) y Habacuc (Hab. 1:1). Esta palabra hebrea que se traduce profecía, massa, aparece 20 veces en el AT (por ej., 2 R. 9:25; Is. 13:1; Zac. 9:1; 12:1). Aunque en el pasado se pensaba que significaba «carga», ahora se sabe que la palabra se refiere a un pronunciamiento divino por medio de un profeta de Dios.
Acusación: Malaquías presenta los pecados de Judá mayormente mediante citas de sus propias palabras, repeticiones de sus pensamientos y descripciones de sus actitudes (1:2,6-7,12-13; 2:14,17; 3:7-8,13-15). Malaquías enfrentó a los sacerdotes porque no temieron a Dios ni sirvieron conscientemente al pueblo en sus momentos de dificultad, lo cual contribuyó a la indiferencia de Judá hacia Dios. El pueblo, por su parte, atribuía sus problemas económicos y sociales a una supuesta infidelidad de Dios, y por esa razón, eran desleales los unos a los otros (especialmente con respecto a sus esposas) y profanaban el templo casándose con mujeres paganas. También eran infieles con sus diezmos.
Instrucción: Dios mandaba que lo adoraran sinceramente, con fe y humildad auténticas. Eso significaba que debían honrarlo con ofrendas puras, ser fieles a los pactos humanos, especialmente al matrimonial, y diezmar de todo lo adquirido para reconocer que Yahvéh era su Dios y Rey.
Juicio: Si los sacerdotes no cambiaban su comportamiento, Dios los maldeciría y los echaría de Su servicio. Malaquías anunció también la llegada de un día en que el «Dios de justicia» vendría a juzgar al impío y a perfeccionar a Su pueblo (Mt. 3:12; 13:24-30).
Esperanza: Para incentivar al pueblo aún más a la obediencia, Malaquías resaltó (1) las demostraciones del amor de Dios por Israel (1:2), (2) la unidad espiritual que existía entre ellos y por el pacto con el Señor, del que formaban parte (2:10), y (3) el día de salvación y bendición que vendría para aquellos que le temen (3:1-6; 3:16–4:3).
Contribución a la Biblia
Malaquías fue el último mensaje profético de parte de Dios antes de que concluyera el período del AT. Es una conclusión idónea para el AT y a la vez una transición que nos ayuda a comprender la proclamación del reino en el NT. Malaquías habló a los corazones de un pueblo atribulado cuyas circunstancias de inseguridad económica, escepticismo religioso y decepciones personales eran similares a las que a menudo experimenta hoy el pueblo de Dios. El libro contiene un mensaje que no deben pasar por alto aquellos que anhelan tener un encuentro con Dios y Su reino, y que desean guiar a otros a acercarse a Él de una forma similar. Tenemos un Dios grande, amoroso y santo que tiene propósitos inalterables y gloriosos para Su pueblo. El libro nos llama a la adoración genuina, a ser fieles a Él y a los demás, a vivir por fe, y a la expectativa de lo que está haciendo y hará conforme a Su palabra en este mundo y por Su pueblo.
El amor de Dios es primordial. Malaquías expresa esta realidad destacando cómo el Señor eligió y protegió a Israel por encima de todas las naciones del mundo. Cómo Dios, por Su amor inmutable, había cuidado los intereses de Judá, les demandó que vivieran a la altura de sus obligaciones por medio de la obediencia, la lealtad y el culto sincero. La relación de amor entre Dios y Judá servía de modelo para el trato entre los miembros de la comunidad redimida, quienes debían ser fieles en todas sus relaciones interpersonales.
El pueblo de Dios disfrutaba de Su protección y provisión porque era una comunidad dedicada a Dios, pero su negligencia al no vivir rectamente delante del Señor y de los demás hombres le acarrearía juicio. Por eso, el pueblo de Dios no podía esperar el gozo de Sus bendiciones si seguía descuidando sus obligaciones para con Él y entre ellos mismos. Antes de poner a Judá en tela de juicio, Dios le concedería un último llamado al arrepentimiento. Un precursor se anticiparía al día terrible del Señor y anunciaría la venida del reino de Dios a la tierra.
Estructura
Malaquías comunica su mensaje en tres discursos interrelacionados. Cada uno de ellos consta de cinco secciones organizadas por medio de una estructura repetitiva parecida a la imagen que refleja un espejo, en torno a una parte central (a-b-c-b-a). Los dos primeros discursos comienzan con una motivación positiva o una esperanza (1:2-5; 2:10 a) y terminan con una negativa o un juicio (2:1-9; 3:1-6). En medio, está la acusación de Dios (1:6-9 y 1:11-14; 2:10b-15a y 2:17) que rodea Sus mandamientos (1:10, 2:15b-16). El discurso final, que es el clímax, comienza y termina con llamados al arrepentimiento (3:7-10a; 4:4-6). Luego, vienen secciones de motivación (3:10b-12, 3:16–4:3) referentes a la acusación (3:13-15).
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Johannes Plenio, en Unsplash