Por Chris Church
CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO
Traducción tradicional de dos expresiones griegas similares en Gál. 4:4 y Ef. 1:10. La primera se refiere a un acontecimiento del pasado, el envío de Cristo para redimir a los nacidos bajo la ley. Aunque el envío del Hijo de Dios abarca la totalidad del ministerio encarnado de Cristo, el NT lo relaciona específicamente con la muerte de Jesús como suceso salvífico (Juan 3:17, Rom. 8:3; 1 Jn. 4:9-10). El envío de Cristo en el cumplimiento del tiempo no se refiere tanto a las condiciones del mundo en el sentido de que el dominio del griego como idioma de habla común, los caminos romanos y la paz impuesta por Roma facilitaron la rápida dispersión del evangelio. Más bien, el énfasis está en Dios quien, al enviar a Cristo, no lo hizo como un “último intento desesperado” sino como parte de Su misericordioso plan desde el principio.
La alusión al cumplimiento del tiempo en Efesios es más difícil. Algunas traducciones consideran que el tiempo cuando todas las cosas son reunidas en Cristo corresponde al futuro (NVI); otras, al pasado. Un tema de suma importancia en Efesios es que Cristo ya destruyó la pared divisoria de enemistad entre judíos y gentiles (2:11-22; esp. 2:14,21). Por consiguiente, es probable que el cambio crucial en el tiempo transcurrido entre el pasado con su desesperanza y enemistad y la era presente de reconciliación, ya haya ocurrido.
CUMPLIR
Verbo que se usa en la Biblia en tres sentidos que merecen especial atención: un sentido ético de observar o satisfacer requisitos; un sentido profético de corresponder a lo prometido, predicho o anunciado; y un sentido temporal relacionado con la llegada de los tiempos ordenados por Dios. El sentido ético de “cumplir” aparece en el AT solo en relación a satisfacer los requerimientos de un voto (Lev. 22:21; Núm. 15:3), nunca en conexión con la ley. En el NT, Jesús se sometió al bautismo de Juan y se identificó con los pecadores para que se cumpliera “toda justicia” (Mat. 3:15); es decir, para satisfacer la expectativa de Dios para Su vida. Jesús no describió Su misión como si viniera “para abrogar la ley y los profetas” sino “para cumplir” con eso (Mat. 5:17). El NT habla repetidamente del amor como cumplimiento de la ley (Rom. 13:8-10; Gál. 5:14; Sant. 2:8).
“Cumplir” es más común en las Escrituras en el sentido profético de corresponder a lo prometido, predicho o anunciado. El cumplimiento de profecías en la vida de Jesús es un tema fundamental en el Evangelio de Mateo. La profecía de Isaías (7:14) no solo se cumplió en el nacimiento virginal de Jesús sino también en Su naturaleza de “Dios con nosotros” (Mat. 1:22-23; comp. 28:20). El ministerio de Jesús equivale a Escrituras cumplidas (Isa. 9:1-2; 53:4), tanto en palabras (Mat. 4:14-17) como en hechos (8:16-17). El mandato de Jesús de mantener el secreto de Su identidad (Mat. 12:16), y Su costumbre de enseñar por medio de parábolas (13:35) también era cumplimiento de las Escrituras (Isa. 42:1-3; Sal. 78:2), al igual que lo fue Su humilde entrada en Jerusalén (Mat. 21:4-5: Zac. 9:9). En varios puntos, la historia de la vida de Jesús dio nuevo sentido a la historia de Israel. Como había sucedido con Israel, Jesús era el Hijo de Dios sacado de Egipto (Mat. 2:15; Os. 11:1). El sufrimiento de las madres de Israel (Jer. 31:15) tuvo eco en las madres de Belén (Mat. 2:17-18). En ambos casos se anunciaba el destino del niño Jesús, que fue salvado solo para morir más tarde.
Lucas y Hechos se ocupan especialmente de los sufrimientos de Cristo y Su posterior glorificación como cumplimiento de las expectativas de todo el AT, la Ley, los Profetas y los Escritos (Luc. 24:25- 26,44-47; Hech. 3:18; 13:27-41). Jesús interpretó Su viaje a Jerusalén como un segundo “éxodo” (Luc. 9:31), un hecho que traería como resultado la libertad para el pueblo de Dios.
Para Juan, el hecho de que la gente no reconociera a Dios por medio de las señales de Jesús ni aceptara Su testimonio, se explicaba como el cumplimiento de las Escrituras (12:37-41, comp. Mar. 4:11-12). Juan también veía los detalles de la historia de la pasión de Jesús como elementos que cumplieron las Escrituras (Juan 19:24,28; Sal. 22:18; 69:21). El cumplimiento tipológico donde Jesús equivalía a las instituciones veterotestamentarias es más común que el cumplimiento que lo relaciona con las profecías futuras. Jesús era “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29); probablemente una referencia al cordero de la Pascua (Juan 19:14). Al igual que Bet-el (Gén. 28:12), Jesús ofreció acceso entre el cielo y la tierra (Juan 1:51). En Caná, el regalo del vino por parte de Jesús corresponde a las bendiciones futuras de Dios (Juan 2:1-11; Isa. 25:6; Joel 3:18; Amós 9:13; Zac. 9:17). El cuerpo de Jesús que sería derribado y resucitado se identificó con el templo (Juan 2:19,21). Al ser levantado en la cruz (Juan 3:14), Cristo equivalía a la serpiente que Moisés levantó en el desierto (Núm. 21:9). De la misma manera, cuando Cristo dio Su vida, fue el equivalente del maná vivificador que cayó del cielo (Juan 6:31-32; Ex. 16:15). Con frecuencia, las referencias al tiempo en el Evangelio de Juan sugieren que Jesús dio nuevo sentido a las celebraciones de Israel (Pascua, 2:13; 6:4; 11:55; enramadas, 7:10; la dedicación, 10:22).
El apóstol Pablo habló de Cristo como aquel en quien “todas las promesas de Dios son en él SÍ” (2 Cor. 1:20). Así como Juan, Pablo usó frecuentemente las tipologías. Cristo fue tipificado por Adán (Rom. 5:12-21; 1 Cor. 15:22,45-49), por la roca en el desierto (1 Cor. 10:4), y por el cordero de Pascua (1 Cor. 5:7). Frases relacionadas con el tiempo como, “el tiempo se ha cumplido”, señalan momentos ordenados por Dios; por ejemplo, el tiempo del ministerio de Cristo (Mar. 1:15; Gál. 4:4; Ef. 1:10), el período de la dominación gentil sobre Israel (Luc. 21:24), o el tiempo de la aparición del hombre de pecado (2 Tes. 2:6).
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Aaron Burden, en Unsplash
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