SIGNIFICADO TEOLÓGICO
Por Grant Osborne
Jesús mismo estableció la interpretación primariamente figurativa de la cruz como un llamado a someterse por completo a Dios. La utilizó cinco veces como símbolo del discipulado verdadero en términos de auto negación, de tomar la cruz y de seguir a Jesús (Mar. 8:34; 10:38; Mat. 16:24; Luc. 9:23; 14:27). Él tomó como base la práctica romana de acarrear la cruz hasta el lugar de la ejecución, para graficar dos enseñanzas prácticas: la muerte del yo, que incluía el sacrificio del individualismo con el propósito de seguir completamente a Jesús; y la disposición a imitar a Jesús de modo pleno, aun hasta el extremo del martirio.
El símbolo de Pablo de la vida crucificada está íntimamente relacionado. Conversión significa que el individuo “ya no vive” sino que es remplazado por Cristo y la fe en Él (Gál. 2:20). Los deseos centrados en el yo son clavados en la cruz (Gál. 5:24) y los intereses mundanos están muertos (Gál. 6:14). En Rom. 6:1-8, somos “sepultados con él” (utilizando la imagen del bautismo), lo que trae como resultado que resucitemos “en vida nueva” (v.4). Esto se amplía en 2 Cor. 5:14-17. El creyente reconstruye la muerte y resurrección al hacer morir el viejo yo y vestirse del nuevo. En un sentido, es una acción pasada que se experimenta en la conversión. Aun así, según Ef. 4:22,24 también es un acto del presente que se experimenta en la vida colectiva de la iglesia. En otras palabras, tanto en la conversión como en el crecimiento espiritual, el creyente debe revivir la cruz antes de experimentar la vida resucitada. La paradoja cristiana es que la muerte es el sendero hacia la vida.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Aaron Burden, en Unsplash
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