Por Donna R. Ridge
Persona que difunde mensajes y enseñanzas falsas, y que afirma hablar de parte de Dios.
Antiguo Testamento
Aunque la expresión “falso profeta” no aparece en el AT, hay claras referencias a dichos profetas. Hay páginas del AT repletas de hombres y mujeres que cumplen con la descripción de falso profeta que se da en Jer. 14:14: “Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan”. Otros ejemplos aparecen en Jer. 23:21-33 y Zac. 10:2. El castigo por profetizar falsamente era severo. Los falsos profetas eran arrojados de la presencia de Dios y humillados constantemente. Además, padecían la destrucción de sus ciudades (Jer. 7:14-16; 23:39).
Un falso profeta también era el que profetizaba en nombre de otro dios. Ejemplo de ello es el relato de Elías y los profetas de Baal (1 Rey. 18:20-39). En una prueba contra Elías y el verdadero Dios, los profetas de Baal sufrieron una derrota humillante.
Israel no siempre lograba distinguir entre los profetas falsos y los verdaderos, tal como se observa en 1 Rey. 22; Jer. 28. El profeta solo podía declarar su profecía, esperar y ver qué profecía se cumplía en la historia (Deut. 18:22; 1 Rey. 22:28; Jer. 29:9; comp. 1 Rey. 13).
Nuevo Testamento
Jesús y los apóstoles hablaron muchas veces sobre falsos profetas. En el Sermón del Monte, Jesús enseñó sobre las marcas que distinguen a un falso profeta y las consecuencias de ser uno de ellos (Mat. 7:15-23). También les advirtió a Sus seguidores que se cuidaran de los falsos profetas que surgirían durante los períodos de tribulación y en los últimos tiempos (Mat. 24:11,24; Mar. 13:22). Les dijo que tuvieran cuidado cuando el mundo alabara las palabras de un profeta porque un profeta falso es propenso a ser popular (Luc. 6:26).
Los apóstoles les enseñaban a los creyentes a ser diligentes en la fe y en la comprensión de las enseñanzas cristianas a fin de poder desentrañar a los falsos profetas cuando surgieran (2 Ped. 1:10; 1:19– 2:1; 1 Jn. 4:1). Pruebas de un profeta: (1) ¿Se cumplen sus predicciones? (Jer. 28:9). (2) ¿Está comisionado por Dios? (Jer. 29:9). (3) ¿Son sus profecías congruentes con las Escrituras? (2 Ped. 1:20-21; Apoc. 22:18-19). (4) ¿Se beneficia espiritualmente la gente con el ministerio del profeta? (Jer. 23:13- 14,32; 1 Ped. 4:11).
Los castigos para los falsos profetas eran tan severos en el NT como en el AT. El apóstol Pablo hizo que uno de ellos quedara ciego temporalmente (Hech. 13:6-12), pero la mayoría de los castigos eran de naturaleza más duradera. Jesús dijo que serían cortados y quemados como un árbol inútil (Mat. 7:19). Segunda Pedro 2:4 los describe diciendo que son arrojados a prisiones de oscuridad. El castigo definitivo aparece en Apoc. 19:20; 20:10; el falso profeta, la bestia y el diablo serán arrojados en un lago de fuego y azufre y serán atormentados para siempre. Ver Profecía, profetas.
Continuara…
(FALSOS APÓSTOLES)
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
IMAGEN MERAMENTE ILUSTRATIVA. Foto por Mitchell Leach, en Unsplash
Hola… Desde Chile les escribo anunciando que he sido bendecido por sus comentarios