
Parte II
Material escatológico en el Antiguo Testamento
El AT (y no solo el NT) es de naturaleza intensamente escatológica. Si la escatología en efecto comienza con la llegada de Cristo, todas las profecías mesiánicas son parte de la categoría de materiales escatológicos. Por ejemplo, Isa. 9:6-7, un pasaje sobre el nacimiento de Cristo se vuelve escatológico porque no solo habla de un niño (un hijo) entregado sino también de que “el principado [estará] sobre su hombro” y que “lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límites”. Otros libros del AT contienen extensos segmentos de materiales claramente escatológicos relacionados con el fin de los tiempos. Por ejemplo, Dan. 9 registra la famosa semana 70 de la profecía de Daniel. Una parte de dicha profecía parece haberse cumplido en la época de la muerte de aquel al que el pasaje se refiere como “el Príncipe”. Claramente, “Príncipe” está usado como sinónimo de Mesías (Dan. 9:25). Pero la profecía también habla de las 70 semanas destinadas no solo para “expiar la iniquidad” sino también para “traer la justicia perdurable” y “sellar la visión y la profecía” (Dan. 9:24). Una vez más, los acontecimientos parecen indicar un proceso que comienza en la encarnación y la expiación de Cristo y culmina en el cumplimiento de todas las profecías y la llegada de una justicia perdurable.
El profeta Ezequiel ostenta muchos pasajes escatológicos, pero no hay duda alguna de que a partir del cap. 36 hasta el 48 solo tiene en vista el fin de los tiempos. Estos capítulos incluyen una magnífica visión de un templo escatológico, información destacada sobre el plan de Dios para la nación judía y, en el capítulo 36, una explicación de Dios que nuevamente se relaciona con el pueblo judío después que este se endureció (Ezeq. 36:19-24). Mientras tanto, Zacarías ve que llegará el día cuando habrá una fuente abierta para la casa de David y la casa de Jerusalén para la purificación “del pecado y la inmundicia” (Zac. 13:1). Las maravillosas profecías de Isaías contienen amplios y significativos anticipos del fin de los tiempos. Por ejemplo, Isaías predijo que vendrían días “en lo postrero de los tiempos” en que todas las naciones “volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces” y que no se adiestrarán más para la guerra (Isa. 2: 2,4). El mismo profeta ve un retorno de los animales a la domesticidad, un día en que “morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará” (Isa. 11:6). Anticipa, además, un día en el que la fertilidad de la tierra será restaurada y “el yermo se alegrará y florecerá como la rosa” (Isa. 35:1).
Material escatológico en el Nuevo Testamento
El NT comienza donde termina el AT. El mismo Jesús habló frecuentemente sobre el eschatos. Sus observaciones están incorporadas en lo que se conoce como el sermón sobre los últimos tiempos (Mat. 24–25) que predicó en el Monte de los Olivos, un mensaje entregado en forma sucinta en lo que ha dado en llamarse “el pequeño Apocalipsis” en Mar. 13. En esos pasajes, Jesús habla específicamente de cataclismos del fin de los tiempos y de igual devastación a lo largo del período conocido como la gran tribulación, al punto que “si aquellos días no fuesen acortados nadie sería salvo” (Mat. 24:22). Jesús anunció que los hombres lo verían volver en las nubes del cielo con poder y gran gloria (Mat. 24:30), pero que nadie sabría el día ni la hora de estos acontecimientos, excepto Su Padre Celestial (Mat. 24:36). Habló de dos personas que estarían en el campo; una de ellas sería llevada y la otra dejada (Mat. 24:40). Ilustró todo el tema de su retorno con la parábola de las vírgenes sabias y las insensatas (Mat. 25:1-13), que terminaba con una advertencia sobre estar alerta. Jesús concluyó este sermón con la reunión de todas las naciones y el juicio final de Dios para con ellas (Mat. 25:31-46).
Pablo a menudo tocaba temas escatológicos, como en 1 Cor. 15, donde explica cuidadosamente la naturaleza del cuerpo glorificado que los santos van a recibir cuando regrese el Señor. En Rom. 9–11, Pablo retoma el interrogante acerca del plan de Dios para con el pueblo judío, que él considera florecerá nuevamente en los últimos días. Habla del olivo cuyas ramas originales (los judíos) fueron cortadas, del olivo silvestre (los gentiles) que fue injertado. Anticipa, no obstante, el momento en que las ramas originales serán nuevamente injertadas (Rom. 11:17-26). Por último, habla de un “endurecimiento en parte, hasta que hayan entrado la plenitud de los gentiles”, y luego anticipa que “todo Israel será salvo” (Rom. 11:25-26).
Sumado a todos estos pasajes, el Apocalipsis de Juan es un libro escatológico casi desde el comienzo. Una visión del Cristo glorificado en el cap. 1 va seguida de mensajes a las siete iglesias históricas de Asia Menor en los caps. 2 y 3. Pero comenzando con la escena del trono en el cielo en el cap. 4, el resto del libro pareciera de orientación futurista y revela los catastróficos sucesos durante la gran tribulación, para concluir con la expectativa del juicio final (Apoc. 20: 11-15) y la revelación de los nuevos cielos y la nueva tierra en los caps. 21 y 22.
CONTINUARA…
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por Tom Barrett, en Unsplash
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