Fred A. Grissom y Naymond Keathley
Designación para el domingo, el primer día de la semana, que se emplea una sola vez en el NT (Apoc. 1:10). No obstante, la palabra griega para “del Señor” es exactamente igual que la que se utiliza en el término “cena del Señor” (1 Cor. 11:20). De hecho, la Didaché, un manual cristiano antiguo de adoración e instrucción, une ambos términos, lo cual indica que la Cena del Señor se celebraba cada día del Señor (14:1). Aquí puede radicar el origen del término. Como el primer día de la semana era la jornada en que los cristianos primitivos celebraban la Cena del Señor, se lo conoce como día del Señor, la jornada de adoración característica de los cristianos.
El relato más antiguo de una experiencia de adoración en el “primer día” se encuentra en Hech. 20:7-12. En este caso, el primer día de la semana por la noche Pablo se reunió con los cristianos de Troas para partir el pan (probablemente una referencia a la Cena del Señor). El día en sí es en cierto modo dudoso. La noche del primer día se podía referir al sábado por la noche (según los judíos) o al domingo por la noche (según los romanos). No obstante, debido a que el acontecimiento incluía a gentiles en suelo gentil, es probable que la referencia corresponda al domingo por la noche.
La importancia del domingo para los cristianos del siglo I también se percibe en 1 Cor. 16:1-2. Cuando Pablo dio las instrucciones acerca de una ofrenda especial de ayuda que deseaba llevarles a los creyentes de Jerusalén, sugirió que los corintios debían apartar su contribución semanal el primer día de la semana. Es probable que Pablo haya mencionado este día porque sabía que sus lectores acostumbraban a reunirse dicho día para adorar, y que sería una ocasión lógica para que apartaran las ofrendas.
Otros dos documentos del siglo II arrojan luz al significado del día del Señor para la iglesia primitiva. Primero, en su Epístola a los Magnesianos (aprox. 110–117 d.C.), Ignacio enfatizó la importancia del día del Señor al diferenciarla de la adoración que se ofrecía en la antigua celebración del día de reposo (9:1). Segundo, Justino Mártir (aprox. 150 d.C.) puso por escrito la primera descripción cristiana existente de una reunión de adoración. Señaló que las primeras reuniones del domingo por la mañana comenzaban con un bautismo, que incluían lecturas de las Escrituras, enseñanza expositiva y oración, y luego concluían con la celebración de la Cena del Señor (Apología 65–67).
Documentos cristianos de los siglos I y II indican que para los creyentes el domingo se convirtió rápidamente en el día específico para la adoración, pero no explican ni cómo ni por qué se produjo este cambio del día de reposo al día del Señor. Desde luego, la razón más evidente fue la resurrección de Jesús que tuvo lugar en ese primer día del Señor. Debido a que las experiencias colectivas más antiguas de los discípulos con el Señor resucitado ocurrieron la noche del domingo de Pascua (Luc. 24:36-49; Juan 20:19-23), es natural esperar que los discípulos se hayan reunido los domingos subsiguientes a esa misma hora para recordarlo en la celebración de la cena. Quizás este modelo se refleje en la reunión en Troas que aparece en Hechos 20.
Sin embargo, el cambio de horario de adoración de la noche a la mañana tal vez surgió debido a una necesidad práctica. Cuando Plinio el Joven, gobernador de Bitinia, le escribió al emperador Trajano al comienzo del siglo II, le informó que de conformidad con el edicto de Trajano en contra de las asambleas sediciosas había ordenado que ningún grupo se podía reunir por la noche, incluso los cristianos. A continuación, Plinio describía una reunión de cristianos realizada a la mañana temprano. Ante la prohibición de reunirse de noche, se juntaban para celebrar la cena a la única hora que tenían posibilidad de hacerlo el primer día de la semana: temprano por la mañana antes de ir a trabajar. Es probable que la práctica se haya extendido luego a lo largo de todo el imperio donde estaban vigentes reglamentos similares en contra de la asamblea nocturna. Aunque es probable que algunos cristianos judíos también guardaran el día de reposo, los cristianos primitivos consideraban el domingo como un día de gozo y celebración y no un sustituto del Sábat. El uso del término “día de reposo” para referirse al domingo no se popularizó hasta que los puritanos ingleses comenzaron a emplearlo después del 1500 d.C. Las evidencias de los primeros siglos demuestran que los cristianos consideraban el domingo como día para regocijarse en la nueva vida que la resurrección había traído como resultado. Otros días, los creyentes podían ayunar o arrodillarse para orar, pero el carácter gozoso del día del Señor hacía que esas acciones fueran inapropiadas para los domingos. Poco después de que el cristianismo se convirtiera en la religión del Imperio Romano, el domingo se declaró oficialmente día de descanso.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto por John Cafazza, en Unsplash
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