Por James L. Blevins
Describe a un individuo en particular o a un grupo de personas que se oponen a Dios y a su propósito.
Antiguo Testamento
El AT describe al anticristo de diversas maneras. En Daniel, especialmente, surge la expectativa en cuanto a alguien que se iba a oponer al Señor y a su pueblo Israel. Se hace referencia a este líder como el rey del norte (11:40) que llegará con un ejército poderoso para aplastar a las naciones, para perseguir a los justos (7:25), para traer muerte (8:10) y para establecer su trono en el templo (8:13). Los judíos denominan “abominación desoladora” a este último acontecimiento. Muchos judíos consideraban que la llegada de Antíoco Epífanes IV era la personificación de estos versículos. Sin embargo, en la mente de muchos judíos, el gobierno de Antíoco no cumplió con las expectativas de estas Escrituras. De allí surgió en el judaísmo una expectativa permanente en cuanto a una figura del anticristo. En la historia judía posterior se identificaron con el anticristo figuras romanas tales como Pompeyo y Calígula.
En Daniel también se encuentra un anticristo de este tipo. En 7:7-28, el cuarto imperio se consideraba un anticristo colectivo. El judaísmo más tardío consideraba que el Imperio Romano era el cuarto imperio o el anticristo colectivo (2 Baruc 26-40; 4 Esdras 5:3-4).
Nuevo Testamento
El único uso del término “anticristo” en el NT está en las epístolas juaninas. En 1 Jn. 2:18 se habla del anticristo que es el mayor enemigo de Dios y, en particular, de anticristos que preceden a ese gran enemigo. Estos anticristos eran maestros humanos que hab.an dejado la iglesia. Tales anticristos niegan la encarnación (1 Jn. 4:3) y la deidad de Cristo (1 Jn. 2:2). En 2 Jn. 7 se identifica a los anticristos como engañadores que enseñan que Jesucristo no vino en carne. El concepto del anticristo aparece en el término “falso Cristo” (pseudo christos) (Mat. 24:24; Mar. 13:22). Marcos y Mateo aparentemente esperaban que un gobernante romano volviera a entrar en el templo tal como lo habían hecho Antíoco y Pompeyo. En Apoc. 13:3, la bestia que sale del mar a menudo se observa como una figura del anticristo. Es probable que Juan haya visto allí un regreso del emperador Nerón.
En 2 Tes. 2:1-12, la figura del anticristo está armada de poder satánico y se la fusiona con Belial, un ser diabólico (2 Cor. 6:15). En este pasaje se considera que el gobierno romano restringe su poder. En Apocalipsis, el César romano es la fuerza del mal.
Aplicaciones contemporáneas
Los creyentes contemporáneos tienen diferentes opiniones sobre la figura del anticristo. Los dispensacionalistas contemplan un gobernante romano futuro que aparecer. durante la tribulación y gobernar. sobre la tierra. Los de la escuela amilenialista interpretan el término de manera simbólica.
Artículo extraído del Diccionario Bíbico Ilustrado Holman.
IMAGEN: Andrew Amistad en Unsplash
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