Por J. Randall O’Brien
Nombre de persona que significa “mi Dios es salvación”. Profeta israelita del siglo IX a.C., hijo de Safat de Abel-mehola (1 Rey. 19:16).
Nombre y llamado
Un día Eliseo estaba en el arado cuando, “pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto” (1 Rey. 19:19). Esta acción simbólica manifestaba el propósito de Dios de otorgar a Eliseo los poderes proféticos de Elías. El elegido entendió el llamado de Dios porque, “dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías” (1 Rey. 19:20). Después del dramático ascenso de Elías al cielo se volvió a poner en evidencia que Eliseo sintió el llamado a la sucesión profética. Eliseo “alzó luego el manto de Elías que se le había caído” (2 Rey. 2:13).
El comienzo del ministerio de Eliseo debe fecharse en los últimos años del gobierno del rey Acab (1 Rey. 19) o aprox. en el 850 a.C. El profeta sirvió con fidelidad durante los reinados de Ocozías (alrededor del 853 a.C.), de Joram (852 a.C.), de Jehú (aprox. 841 a.C.), de Joacaz (aprox. 814 a.C.), y de Joás (798 a.C.).
Milagros
Cuando Elías le insistió al sucesor que había elegido y le dijo, “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti”, Eliseo respondió “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí” (2 Rey. 2:9). Luego levantó el manto del profeta que había partido y dividió las aguas del Río Jordán. Después de ese milagro, el grupo de profetas o “hijos de los profetas” declaró: “El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo” (2 Rey. 2:15).
Poco después, Eliseo transformó aguas amargas en aguas dulces (2 Rey. 2:19-22). Su reputación pronto alcanzó un aura tan sagrada que el hostigamiento al profeta merecía severo castigo. Por burlarse del profeta calvo, 42 muchachos fueron atacados por dos osos (2 Rey. 2:23-24).
El profeta usó su poder para abastecer con abundante aceite a una viuda, lo que le permitió salvar de la esclavitud a los hijos de esta (2 Rey. 4:1-7). Tornó en comestible un guiso venenoso (2 Rey. 4:38-41), alimentó a cien hombres mediante la multiplicación de escasos recursos (2 Rey. 4:42- 44), y proveyó de manera milagrosa agua para ejércitos sedientos (2 Rey. 3:13-22). En una oportunidad hizo que flotara la cabeza de un hacha (2 Rey. 6:5-7).
Algunos de los milagros de Eliseo son bien conocidos y apreciados. A una mujer estéril y su esposo, que de manera generosa habían recibido al profeta en su casa, el Señor les concedió un hijo como retribución. Un día, mientras el muchacho trabajaba en el campo con su padre, al parecer sufrió un golpe de calor y murió. La compasión y la tenaz esperanza de la madre encontraron su recompensa cuando buscó y encontró al hombre de Dios, y le pidió ayuda. El poder divino por medio de Eliseo levantó al muchacho de la muerte (2 Rey. 4:8-37).
Otra historia bien conocida es la curación del leproso Naamán y la posterior desgracia de Giezi, el siervo deshonesto de Eliseo (2 Rey. 5:1-27). Los poderes milagrosos del profeta se desplegaron de manera notable en la guerra entre Siria e Israel. Los soldados sirios quedaron ciegos, y luego volvieron a ver. Por último, la intervención divina frustró por completo el sitio de Siria sobre Samaria (2 Rey. 6:8-7:20).
El poder de Eliseo no terminó con su muerte. Cuando depositaron un cadáver en la tumba de Eliseo, por el contacto con los huesos de este, el muerto “revivió, y se levantó sobre sus pies” (2 Rey. 13:21).
Al llevar a cabo la segunda y la tercera parte de la orden del “silbo apacible y delicado” que escuchó Elías (1 Rey. 19:11-16), Eliseo amplió su legado y fue más allá de la esfera de un hacedor de milagros. Cumplió un papel importante en el ascenso de Hazael como rey de Siria (2 Rey. 8:7-15) y también en el ungimiento de Jehú como rey de Israel (2 Rey. 9:1-13).
Con poder suficiente para realizar milagros y designar reyes, y a la vez con sensibilidad necesaria para llorar por el destino de Israel, (2 Rey. 8:11-12) Eliseo, discípulo y sucesor de Elías, demostró ser a la vez profeta y estadista.
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
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