Relieve (aprox. 728 a.C.) que representa el ataque de arqueros asirios contra una ciudad sitiada, probablemente en Mesopotamia. Los soldados asirios portaban un gran escudo para proteger a dos arqueros, mientras estos apuntaban. La obra pertenecía al palacio central de Nimrod y actualmente se encuentra en el Museo Británico, en Londres. El Imperio asirio destruyó Israel (Samaria) en el 722 a.C. Un siglo después, cuando Asiria era la potencia dominante en el antiguo Cercano Oriente, Nahum profetizó que, en contra de las apariencias, Dios destruiría por completo Nínive, la bella capital Asiria (1:7-8).
Introducción
El libro de Nahum presenta de manera dramática cómo Dios abate Asiria para socorrer a Su pueblo oprimido. Sin duda, para los enemigos de Israel fue un mensaje sumamente duro, pero para el pueblo de Judá representó una nota de esperanza.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: El presunto autor, Nahum (1:1), es la única persona con ese nombre en el AT. Al igual que Jonás el siglo anterior, Nahum profetizó juicio sobre Nínive. Los ninivitas del tiempo de Jonás se Arrepintieron (Jon. 3), pero cuando los líderes de la ciudad reanudaron sus malvadas acciones, el Señor llamó a Nahum a reafirmar Su juicio venidero. Es irónico que el nombre hebreo Nahum signifique «consuelo»: consuelo para Judá (1:12-15), porque Asiria, su cruel opresora, sería castigada y no habría quien la consolara (3:7). Aparte del nombre de su ciudad natal, Elcos (1:1), no se sabe nada con certeza sobre este profeta.
Nahum se escribió en algún momento entre dos sucesos históricos específicos: la captura y caída de Tebas, alrededor del 663 a.C., y el anuncio de la segura destrucción de Nínive (1:1; 2:8; 3:7), que sucedería en el 612 a.C. El libro enfatiza la caída de Tebas como si se tratara de un suceso reciente, lo cual favorece una fecha algo posterior al 663 a.C., durante el reinado del malvado Manasés (aprox. 686-642 a.C.) o de su perverso hijo Amón (642-640 a.C.). Nahum 1:12 («… Aunque reposo tengan [es decir, estén en paz], y sean tantos…») sugiere una época anterior a la caída de ese imperio. Dicha descripción concuerda con el reinado del cruel Asurbanipal (aprox. 668-627 a.C.), cuando Asiria se encontraba en el apogeo de su poder.
Contexto histórico: Nínive, la capital asiria, estaba situada a unos 350 km (220 millas) al norte de Bagdad, capital actual de Irak. Para la época de Nahum, Israel y Judá llevaban tiempo sufriendo una larga y angustiosa aflicción a manos de los asirios. Ya en el gobierno de Salmanasar III (858-824 a.C.), el rey Jehú pagaba tributo. Con frecuencia, el Señor utilizó a Asiria como «vara y báculo» de Su furor (Is. 10:5) para castigar a Su pueblo. Salmanasar V (727-722 a.C.) y su sucesor Sargón II (722-705 a.C.) sitiaron y destruyeron Samaria, y llevaron al cautiverio al reino del norte de Israel (2 R. 17:3-6). Asimismo, Senaquerib capturó y devastó Judá, cuando sitió Jerusalén en el 701 a.C. (2 R. 18–19; Is. 36–37). En el reinado de Asurbanipal (aprox. 669-627 a.C.), los gobernantes asirios se hicieron famosos por su crueldad (ver notas en 3:10 y 3:19).
Mensaje y propósito
Juicio: El tema principal del libro es el juicio inminente del Señor contra Nínive (1:1,8; 2:8-13; 3:7-19), mediante el cual liberaría a Su pueblo (1:12-15; comp. vv. 7-8). Jehová trataría a Nínive y a los asirios como ellos habían tratado a sus enemigos. Los asirios eran conocidos por deportar a los cautivos sometiéndolos a marchas brutales en las que muchos morían. Por ello, el Señor enviaría un destruidor (2:1) para dispersarlos en represalia por su crueldad (3:18-19; comp. 3:10). Como los asirios se deleitaban en derramar sangre y amontonar los cadáveres de sus enemigos, Dios transformaría Nínive en una ciudad de sangre, donde sería difícil andar sin tropezar con los cadáveres (3:1-3).
Tal como los asirios habían devorado Samaria, la capital de Israel, como el que se traga la fruta temprana (cumplieron así Is. 28:4), el Señor haría que su capital Nínive y otras fortalezas cayeran en las bocas de sus enemigos hambrientos (3:12). Aunque Nínive (al igual que Tebas) era aparentemente inexpugnable por su fuerza militar (3:8) y sus aliados (3:9), los asirios serían exiliados así como ellos habían exiliado a los egipcios (3:10).
Dios, el guerrero bondadoso: El carácter de Dios, a quien se presenta como un guerrero poderoso, pero también bondadoso (1:2-7), fue la fuerza propulsora del juicio contra Nínive. El celo del Señor por Su pueblo y la ira hacia Sus enemigos (1:2-3), equilibrados por Su naturaleza compasiva y paciente (1:3; Ex. 34:6-7), parecen orbitar alrededor de Su gran poder (1:3) y bondad (1:7). Jehová el guerrero se vengará de Sus enemigos (1:2,3-6). La representación de un Dios de ira es coherente con Su promesa de vengar la sangre de Sus siervos (Dt. 32:35-36,42-43). Por otra parte, la bondad y la compasión de Dios no son como el amor embobado de un abuelo permisivo e incapaz (2 P. 3:9-10,12). Dios es «bueno» (o tierno) con los que se refugian en Él (1:7), y al mismo tiempo, envía destrucción sobre Sus enemigos impenitentes, incluida Nínive (1:8).
Contribución a la Biblia
Nahum ofrece una maravillosa visión de un Dios poderoso y justo, que mantiene Sus normas morales absolutas y ofrece esperanza a los despreciados y oprimidos. Nos enseña a confiar en Dios; aun cuando nos sentimos desprovistos de toda ayuda, podemos estar seguros de que el Señor estará con los suyos.
Estructura
Nahum entrelaza temas proféticos característicos, tales como cantos de juicio contra los enemigos de Dios (1:9-11,14; comp. 2:13; 3:5-7); un vaticinio de aflicción o escarnio (3:1-7); profecías de salvación para Su pueblo, Judá (1:12-15); un himno de victoria a Jehová, el guerrero divino (1:2-8; comp. Ex. 15; Sal. 98); y una «visión» sarcástica de una inminente invasión enemiga (2:1-10; comp. 3:2-3). También, colorea su tapiz literario con «canciones de mofa» donde se burla de la inversión de roles que vendría sobre Nínive (2:11-12; 3:8-19; comp. 2:1-2; 3:4-5). Ridiculiza la práctica ninivita de dispersar a los pueblos cautivos a otras naciones, anunciando que el «destruidor» divino (2:1- 2; 3:18-19) pagaría con la misma moneda. Nahum se burla diciendo que la guarida de león donde Nínive guardaba su botín de guerra pronto sería saqueada (2:11-13) y que era una bruja prostituta condenada a la pena correspondiente: la vergüenza de la desnudez (3:4-7).
Nahum utiliza la guerra psicológica (como los asirios habían hecho contra Judá) para burlarse de la dependencia de Nínive respecto a sus aliados, así como de otras supuestas defensas (3:8-10; comp. Is. 36:4-20). Esar-hadón, padre de Asurbanipal, había amenazado a Manasés, rey de Judá, en el 672 a.C. Si se rebelaban, sufrirían maldiciones de parte de sus dioses, de las que se utilizaban en los pactos. Según afirma G. Johnston, Jehová toma prestada esa misma terminología del pacto para revertir hacia ellos dicha maldición. No sería Judá, sino los militares asirios los que se verían indefensos como mujeres (3:13). Los asirios asolaban la tierra como un ejército de langostas del desierto (comp. Jl. 1:4-12; 2:4-9). Nahum modifica esa realidad para burlarse de los comerciantes y los militares de Nínive, comparándolos con langostas inofensivas en una pared, que se asustan y dispersan fácilmente (3:15-18). La enfermedad incurable con que amenazaban sus dioses se volvería sobre ellos y atacaría a Asiria (3:19).
Yahvéh, el guerrero bondadoso que se vengaría de Sus enemigos, en especial de Nínive, para salvar a Judá, constituye la columna vertebral no solo de la declaración de propósito de Nahum, sino también de la estructura literaria del libro.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
_________________________________________________________________________
Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman
Leave a Reply