Introducción
El nombre del libro proviene de la LXX (traducción griega del AT): «relativo a los levitas». Esta tercera sección del Pentateuco habla principalmente de los deberes de los sacerdotes y del servicio en el tabernáculo, aunque también contiene otras leyes. Levítico incluye normas litúrgicas, reglamentos respecto a la limpieza ceremonial, leyes morales y días santos.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Aunque técnicamente el libro de Levítico es anónimo, las pruebas de la Biblia y de otras tradiciones judías y cristianas le atribuyen su autoría al legislador Moisés (comp. 18:5 con Ro. 10:5). Este fue el principal receptor de la revelación de Dios en el libro de Levítico (1:1; 4:1). En otros pasajes, se señala que Moisés puso por escrito la revelación que recibió (Ex. 24:4; 34:28; Mr. 10:4-5; 12:19; Jn. 1:45; 5:46). El autor de Levítico estaba sumamente familiarizado con los sucesos del libro y conocía bien el Desierto de Sinaí, como hubiera sucedido con un testigo directo.
Contexto histórico: Transcurrió alrededor de un año desde la llegada de Israel al Sinaí hasta su partida (Ex. 19:1; Nm. 10:11). Durante ese lapso, Moisés recibió el pacto del Señor, erigió el tabernáculo (Ex. 40:17) y recopiló todas las instrucciones que están en Levítico y en los primeros capítulos de Números. Este segmento de material es la narración continua que se extiende desde Éxodo 19, comprende Levítico y llega hasta Números 10:11. Al darle el mayor espacio desde Éxodo hasta Deuteronomio a estos sucesos ocurridos en tan solo un año, Moisés mostró la especial importancia de la revelación del Sinaí para los escritos del Pentateuco. La expresión «Habló Jehová a Moisés» y otras frases similares que se repiten a lo largo de Levítico no dejan duda respecto a que sus instrucciones fueron de origen divino y no un invento de Moisés (Lv. 1:1; 27:1).
Mensaje y propósito
El mensaje y el propósito de Levítico deben estudiarse dentro del contexto de la redención de Israel de Egipto (Ex. 12), del pacto con Israel (Ex. 20–24) y de la construcción del tabernáculo de reunión (Ex. 25–40). El Señor moró simbólicamente en medio de Israel en el tabernáculo de reunión, que estaba en el centro del campamento ordenado según las tribus. Para que el Señor morara con Israel, era imperativo que el pueblo mantuviera un carácter santo y una conducta ética (Lv. 11:44-45; 19:2; Dt. 23:14; 1 P. 1:15-16). Los decretos de Levítico indicaban cómo regular esta relación santa a través de la expiación y la limpieza ritual. Los sacrificios, la ordenación de los santos sacerdotes, las leyes de pureza y el código para una vida santa hacían realidad la benevolencia del Señor a través del perdón de los pecados yla purificación ceremonial. El propósito de Levítico era instruir a Israel en la santidad para que el Señor pudiera morar entre ellos y bendecirlos. Cinco palabras clave resumen el mensaje de este libro:
Santidad: La idea principal en Levítico es la santidad de Dios. Los sacerdotes debían enseñarle al pueblo a «discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio» (10:10). «Santo» describe personas especiales (los sacerdotes), lugares (las tiendas) o cosas (las ofrendas) que se presentaban ante la santa presencia de Dios. De modo que la santidad de todo y de todos está supeditada al Santo Dios, el único con esta cualidad inherente. Cualquier cosa que comprometa esta relación exclusiva profana (trata como común) a la persona o la cosa y, por lo tanto, ofende a Dios, que es santo y que santifica («santifico», 22:16).
Limpio: «Limpio» e «inmundo» son términos rituales respecto a sustancias físicas. Cualquier objeto que se desviaba de su estado normal era inmundo. Esto incluía ciertas comidas, enfermedades de la piel, emisiones de fluidos corporales y contaminaciones. Por lo tanto, los rituales de purificación («limpieza») formaban parte de la vida diaria y eran un recordatorio constante de la incapacidad del pueblo para mantener una relación con Dios fuera de Su provisión.
Sacrificio: Los sacrificios eran presentes santos ofrecidos al Señor. También expiaban y proporcionaban estipendios para los sacerdotes y las comidas comunitarias. Las tres ofrendas voluntarias eran el holocausto, la oblación y los sacrificios de paz; las obligatorias eran las ofrendas por el pecado y por la culpa. Para los sacrificios que se ofrecían en ocasiones especiales había instrucciones particulares.
Expiación: «Expiar, hacer expiación» (heb. kipúr) significa «reconciliar dos partes separadas»; teológicamente, Dios es la parte agraviada, y el ofensor debe apaciguarlo (26:14-45). El Señor proporcionó medios para que se remediara y perdonara la afrenta (4:20; 19:22). Se exigía un remordimiento genuino y la confesión de pecados (5:5; 16:21; 26:40-42), no solo un ritual (Os. 6:6; Mi. 6:8; Mt. 9:13).
Sacerdotes: El Señor designó sólo a Aarón y a sus hijos como sacerdotes, para que le sirvieran en Su casa (8:30; comp. Ex. 28:1,41); los levitas eran asistentes de los sacerdotes para cuidar el tabernáculo (Nm. 8:13,19,22). El sacerdote hacía la expiación a favor del culpable (Lv. 4:20) y también de sí mismo (16:6,24). La acción intercesora de Aarón cuando «se puso entre los muertos y los vivos» (Nm. 16:48) ilustra su rol de proteger la santidad de Dios, de la tienda y del pueblo israelita.
Contribución a la Biblia
Muchas veces, se deja de lado Levítico porque los cristianos han malinterpretado su mensaje y propósito. Jesús no actuó así al establecer que «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (19:18) es el segundo mandamiento más importante (Mt. 22:39). El apóstol Pablo consideró que estas palabras resumían todos los mandamientos mosaicos (Ro. 13:9; Gá. 5:14; comp. Stg. 2:8). El escritor de Hebreos se basó en la simbología de Levítico para describir la persona y el rol de Jesucristo: el sacrificio, el sacerdocio y el día de la expiación (He. 4:14–10:18). El estudio de Levítico genera una devoción más profunda a Jesucristo, una adoración más vigorosa a Dios y una mejor comprensión de la vida cristiana diaria.
Estructura
Principalmente, Levítico es un conjunto de leyes, con poca narrativa histórica. Estas leyes pueden dividirse en dos grupos. Primero, los mandamientos o ley apodíctica. Son mandatos tanto positivos («Harás…») como negativos («No harás…»). El segundo tipo de ley es la casuística. Son leyes que usan un ejemplo para indicar qué hacer si sucede tal o cual cosa («Si un hombre…»). Algunos eruditos procuran dividir las leyes en más categorías, como leyes civiles, morales y ceremoniales, pero no hay pruebas de que los israelitas hicieran tal distinción.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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