«He aquí que sobre él extiende su luz, y cobija con ella las profundidades del mar» (Job 36:30).
Introducción
El libro de Job recibe su nombre del personaje central. Narra la historia de un hombre que perdió todo y describe las subsiguientes discusiones sobre la razón de su sufrimiento. Dios tuvo la última palabra y acabó restituyéndole todo.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Se desconoce el autor de Job. El personaje era un hombre ilustrado cuyo conocimiento abarcaba los cielos (22:12; 38:32-33) y la tierra (26:7-8; 28:9-11; 37:11,16). Era versado en tierras lejanas (28:16,19), productos varios (6:19) y profesiones (7:6; 9:26; 18:8-10; 28:1-11). Estaba familiarizado con las plantas (14:7-9) y los animales (4:10-11; 38:39–39:30; 40:15–41:34). Era sabio y conocía la sabiduría tradicional (6:5-6; 17:5; 28:12,28), pero sobre todo, poseía sensibilidad espiritual (1:1,5,8; 2:3; 14:14-15; 16:11-21; 19:23-27; 23:10; 34:26-28; 40:1-5; 42:1-6). El uso frecuente del nombre de pacto de Dios (Yahvéh) confirma que era israelita.
Contexto histórico: La historia de Job transcurre en el período patriarcal, una era en que la riqueza consistía en poseer ganado y sirvientes. Como los demás cabezas de familias patriarcales, Job desempeñaba funciones sacerdotales y ofrecía sacrificios por su familia. Como los patriarcas, superó los 100 años. La acción sucede en Uz, al norte de la Península Arábiga (1:1), generalmente asociada con Edom. Los tres amigos de Job también tenían relación con los edomitas o los sureños, como el joven Eliú (ver notas en 2:11; 32:2-3).
Aunque Job se enmarca en el período patriarcal, se desconoce su fecha de escritura, aunque la tradición judía la sitúa en tiempos de Moisés.
Mensaje y propósito
Job demuestra que un Dios soberano y justo es suficiente y confiable en toda situación, incluso en las circunstancias más difíciles. A esta verdad, la acompañan varios mensajes.
El carácter: Gran parte de la discusión del libro gira alrededor de una conducta que refleja valores éticos. Se presenta a Job como un hombre íntegro (1:1), y Dios da testimonio de su carácter siempre intachable (1:8; 2:3). Al debatir sobre la situación de Job, Elifaz sugirió inicialmente que su carácter irreprensible podía beneficiarlo (4:7). Sin embargo, Bildad no estaba tan seguro (8:6,20). Más tarde, ambos afirmaron que nadie puede ser totalmente puro (15:14-15; 25:4-5). Job mantuvo siempre que su conducta era irreprochable (27:5; ver cap. 31) y estaba dispuesto a demostrarlo ante Dios (23:7). Según Job, Dios no siempre parece recompensar una vida pura e intachable (9:23; 10:14).
La rectitud: Job afirmó que su rectitud era la cuestión central de su situación (6:29), y se preguntaba cómo convencer a Dios de ello (9:2,15,20; 10:15). Sus tres amigos condenaron su actitud por farisaica (32:1). Para Eliú, el error de Job era obviar la rectitud esencial de Dios mientras mantenía la suya (32:2; 34:5,17); y así le anticipa a Job las propias palabras del Señor (40:8).
La justicia: Job quería que se hiciera justicia (19:7; 23:4). Había renunciado a la injusticia (27:4) y era ejemplo de rectitud en su trato con los demás (29:14; 31:13-15); sin embargo, sentía que Dios no siempre había sido justo con él (14:3; 16:10-14; 23:10-16; 27:2-6; 34:5-6; 35:2). Deseaba presentar su causa ante Dios (13:18), pero se preguntaba si conseguiría una audiencia (9:32). Poco dicen los discursos divinos sobre la justicia y la injusticia, pero la conclusión es evidente. La justicia de Dios se ve en Su forma de administrar el universo físico y el mundo animal, como así también las relaciones humanas. Solo Él posee sabiduría y poder para gobernarlo todo con perfecta armonía y justicia. En lugar de defender su rectitud, Job debía entender la rectitud esencial de Dios por la cual administra justamente el universo (40:7-14). Cuando por fin lo entendió (42:4-6), experimentó la justicia que buscaba y encontró su suficiencia en Dios.
Contribución a la Biblia
Job enseña que el sufrimiento llega a todos, rectos e impíos. Dios no siempre libra a los rectos del peligro o del dolor. En definitiva, Él controla todas las situaciones de la vida e incluso limita el poder de Satanás. El consuelo y la fortaleza de Dios siempre están al alcance del alma que confía en Él. Aunque Job trata el problema del sufrimiento, se concentra más en la naturaleza de la conducta humana ante un Dios soberano y santo. En armonía con el resto de la Escritura, el libro enseña que ni la práctica constante de la religión basta sin una relación genuina del corazón con Dios (Dt. 6:4-6; Sal. 86:11-12; Mt. 22:37). La respuesta a los problemas y los objetivos de la vida radica en reverenciar adecuadamente a Dios, que es perfecto en todo Su ser y en Sus acciones. El hombre no solo debe confesar a Dios, sino que tiene que rendirle todo. Cuando la persona le permite ser Dios de todas las áreas de la vida, descubre que Él es suficiente.
Estructura
El escritor era un hábil narrador de historias que caracteriza artísticamente las diferencias entre el protagonista (Job), el antagonista (Satanás) y los complementos literarios (los tres amigos y Eliú). La caracterización demuestra que Dios mismo es el protagonista supremo (o «héroe») de la historia. Satanás desafió a Dios y la piedad de Job. Aunque los tres «consoladores» de Job aplicaron la sabiduría tradicional, cada uno lo hizo de manera diferente. Elifaz, el racionalista, razonó con él (15:17-18); Bildad, el apologista, procuró defender a Dios (25:1-6); y Sofar actuó como fiscal (11:1-6). El joven Eliú sirvió de influencia mediadora y preparó el marco para los discursos divinos posteriores (33:23-26). El escritor construyó un argumento bien desarrollado alrededor de un diálogo dramático y relató las aflicciones de Job en forma de historia, sin que esto signifique que no fuera una persona real que soportó una prueba verdadera.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Jeremy Bishop, en Unsplash
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