Vista general de la colonia romana de Filipos. La gran calzada romana, la Vía Egnatia, visible en el centro de la imagen, condujo a Pablo hasta Filipos desde el cercano puerto de Neápolis. Allí Pablo predicó por primera vez el evangelio en Europa.
Introducción
Filipenses es la carta más afectuosa y personal de Pablo. Tras las dificultades iniciales en la ciudad de Filipos (Hch. 16), el apóstol desarrolló un fuerte vínculo con los creyentes de aquel lugar. Pablo escribe para agradecer a la iglesia el donativo que le envió mientras él estaba en la cárcel y para informar sobre sus circunstancias.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Ningún erudito cuestiona seriamente la autoría paulina de esta breve carta.
Contexto histórico: Filipenses está tradicionalmente fechada durante el primer encarcelamiento de Pablo en Roma (60-62 d.C.); pocos han desafiado esta conclusión.
Pablo fundó la iglesia en Filipos durante su segundo viaje misionero (51 d.C.), en respuesta a su «visión sobre Macedonia» (Hch. 16:9-10). Fue la primera iglesia de Europa (Hch. 16).
El texto de esta carta sugiere varias características de la iglesia en Filipos. Primero, en ella predominaban los gentiles. Pocos judíos vivían en Filipos, y al parecer, la iglesia contaba con solo algunos. Segundo, las mujeres desempeñaban un papel relevante (Hch. 16:11-15; Fil. 4:1-2). Tercero, la iglesia era generosa. Cuarto, eran sumamente leales a Pablo.
Filipos, la antigua ciudad de Crénides, tenía relevancia militar. Era la capital de Alejandro Magno, quien la rebautizó en honor a su padre, Filipo de Macedonia, y llegó a convertirse en la capital del Imperio griego (332 a.C.). Los romanos conquistaron Grecia y, en la guerra civil posterior a la muerte de Julio César (44 a.C.), Antonio y Octavio repoblaron Filipos al permitir que los ejércitos derrotados (Bruto y Casio) se establecieran allí (a unos 1300 km [800 millas] de Roma). Declararon la ciudad colonia romana, la cual floreció, orgullosa de su historia, y se afianzó en la vida política y social romana. En esta epístola, Pablo alude a estructuras militares y políticas como metáforas de la Iglesia.
Pablo quiso agradecer a la iglesia su sostén económico (4:10-20) y trató sobre la falta de unión y la amenaza de la herejía. La desunión acechaba la comunidad, debido a los conflictos personales (4:2) y los desacuerdos en cuanto a la teología (3:1-16). La herejía llegaba por medio de maestros judíos radicales. Pablo trata ambas cuestiones en forma personal y afectuosa.
La iglesia de Filipos envió a Epafrodito para que ayudara a Pablo en Roma. Durante su estancia, se enfermó (2:25-28), y Pablo deseó aliviar la preocupación de la iglesia por él. Es posible que algunos hayan acusado a Epafrodito de haber fracasado en su encargo, pero Pablo lo elogia y lo manda de vuelta a casa. Quizás llevó consigo esta carta.
Mensaje y propósito
Pablo quería explicar su situación en Roma (1:12- 26). Aunque le preocupaba que la comunidad cristiana del lugar estuviese dividida, lo fortaleció saber que Cristo era magnificado. La teología de Pablo sobre la vida era la base de su optimismo. Ya sea que viviera o que muriera, que siguiera sirviendo a los demás o que subiera a la presencia de Cristo, que lo apreciaran o no, lo único que quería era que Él fuera glorificado. En esta explicación, podemos encontrar varios mensajes:
La unidad: Pablo exhortó a la iglesia a la unidad (1:27–2:18). Había dos factores influyentes. La iglesia de Roma estaba dividida, y el apóstol vivía con el recordatorio diario de los efectos de la falta de unidad. Además, la iglesia de Filipos era acechada por el mismo tipo de división, fruto del desacuerdo entre dos mujeres destacadas. El egoísmo era el centro de los problemas tanto en Roma como en Filipos. Pablo les recordó a los creyentes la humildad de Jesús. Si permitían que el criterio de Cristo guiara sus vidas, la armonía se restablecería. El himno a Cristo (2:5-11) domina la epístola. La unidad cristiana es el resultado de que los individuos desarrollen la mente de Cristo. En otras situaciones difíciles, la iglesia resolvió los problemas en forma colectiva, mediante la participación de sus líderes (4:2-3). La armonía, el gozo y la paz caracterizan a la iglesia que funciona como es debido.
La liberación del legalismo: Pablo le advirtió a la iglesia que tuviera cuidado con los legalistas judíos (3:2-21). Estos maestros amenazaban con destruir la vitalidad de la congregación mediante la inquietud por temas religiosos externos. Pablo rebatió a los legalistas con una enseñanza contundente sobre la justificación por la fe. Expresó su teología por medio de su experiencia personal. Había vivido y comprobado la ineficacia del mensaje de ellos.
La salvación: Fue provista por Cristo al hacerse obediente hasta la muerte (2:6-8). La proclamó una hueste de predicadores ansiosos por el avance del evangelio. Distintas circunstancias de la vida —buenas y malas— la promovieron, para que la vida de los creyentes se convirtiera en un poderoso testimonio. Al final, la salvación transformaría a los cristianos y las iglesias en modelos de vida espiritual.
La mayordomía: Pablo les agradeció a los filipenses su apoyo económico. La iglesia había enviado dinero y a un siervo de confianza, Epafrodito, para que cuidara al apóstol. La generosidad de ellos lo alentó en un tiempo de necesidad personal, y el apóstol aprovechó la oportunidad para declarar las recompensas de la dadivosidad y para enseñar el modelo de vida cristiana.
La iglesia en Filipos había alcanzado la madurez en cuanto a las posesiones materiales. Sabía dar a pesar de su pobreza. Conocía el valor de apoyar el evangelio y a aquellos que lo proclamaban, y estaba convencida de que Dios también proveería para sus necesidades. Pablo muestra también su postura respecto a lo material. Podía mantener un equilibrio espiritual en medio de las fluctuantes circunstancias económicas. Cristo era su vida, y lo único que necesitaba era Su provisión. En todo, el gozo de Pablo consistía en que Cristo fuera glorificado en él.
La imitación: La epístola abunda en modelos cristianos para imitar. Evidentemente, la iglesia tenía que emular a Jesús, pero otros cristianos sinceros también merecían aprecio. Pablo, Timoteo y Epafrodito encarnaban la abnegación que Dios desea en Su pueblo.
Contribución a la Biblia
Filipenses nos enseña mucho sobre el cristianismo genuino. Aunque la mayoría de sus temas pueden encontrarse en otros lugares de la Escritura, en esta carta vemos el impacto de estos argumentos y mensajes en la vida. En el NT, Filipenses contribuye a una comprensión del compromiso cristiano y lo que significa ser como Cristo.
Estructura Filipenses puede dividirse en cuatro secciones principales. Pablo tenía inquietudes concretas que expresar, además de una advertencia contra los falsos maestros que amenazaban la iglesia. Muchas de las cartas paulinas tienen dos partes, una teológica y otra práctica, pero Filipenses no sigue este modelo. La instrucción teológica de Pablo va entretejida en la tela de una carta sumamente personal.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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