
Introducción
La palabra «éxodo» proviene del griego y significa «salida», porque uno de los temas principales del libro es justamente la salida del pueblo de Dios, de Egipto. Se puede considerar a Éxodo como el libro central del AT, ya que registra cómo Dios libera a los israelitas y establece un pacto con esa comunidad, una nación elegida para servirle y representarlo. Éxodo describe la esclavitud y la opresión de los israelitas; la preparación y el llamado de Moisés; el conflicto entre Yahvéh, el Dios de Israel, y los dioses de Egipto (representados por el faraón); el éxodo israelita; su establecimiento como la nación del pacto con el Señor; su rebelión contra Dios; y el cuidado del Señor para asegurar la relación con Su pueblo, simbolizada por Su presencia en el tabernáculo que construyeron para Él.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: Aunque no se especifica quién fue el autor de Éxodo, hay referencias de que Moisés dejó un registro escrito de acontecimientos y de lo que Dios había dicho (17:14; 24:4,7; 34:27-28). También hay referencias a la preservación y transmisión de su contenido. La autoría de Éxodo, y de los otros cuatro libros del Pentateuco, se ha atribuido fundamentalmente a Moisés, quien lo pudo haber escrito en algún momento durante un período de 40 años: después de que los israelitas terminaron de construir y de dedicar el tabernáculo en el Monte Sinaí, al comenzar el segundo año después de salir de Egipto (1445 a.C.), y antes de su muerte en la tierra de Moab (aprox. 1406 a.C.).
Contexto histórico: Éxodo continúa la narrativa de Génesis, que termina con la muerte de José (aprox. 1805 a.C.), y la retoma unos 300 años después, cuando habían cambiado las circunstancias de los descendientes de Jacob en Egipto. Durante la Dinastía XVIII, probablemente bajo los faraones Tutmosis y Amenofis II, los israelitas fueron esclavos en Egipto. La mano de Dios los liberó por medio del liderazgo de Su siervo Moisés. La esclavitud de los israelitas terminó en 1446 a.C. Éxodo relata los acontecimientos que precedieron y siguieron a la salida de Egipto y al primer año de los israelitas en el desierto, incluida la revelación de la ley. Aunque la fecha del éxodo es incierta, la evidencia bíblica se inclina hacia 1446 a.C. Según 1 Reyes 6:1, el éxodo ocurrió 480 años antes del cuarto año del reinado de Salomón; este dato bíblico combinado con la cronología asiria permiten fijarlo en el 966 a.C. En Jueces 11:26, Jefté señala que hacía 300 años que los israelitas vivían en el territorio de Palestina. Como Jefté vivió alrededor de 1100 a.C., es posible situar el fin del viaje por el desierto alrededor de 1400 a.C.
Mensaje y propósito
Éxodo revela a Dios en acción, en busca de una comunión tan estrecha con Su pueblo que Su presencia habita en medio de ellos. Él rescató a los israelitas para revelarse no solo por medio de su poder, sino también a través de una relación de pacto fundada en Su inmensa paciencia, gracia y perdón. El registro de lo que el Señor hizo por los israelitas les permitiría reconocerlo como su Dios, el único a quien le debían obediencia y lealtad absolutas. Así tendrían clara su identidad como pueblo de Dios y podrían manifestar la gloriosa identidad del Señor.
En Éxodo encontramos cuatro mensajes fundamentales:
1. Jehová es Dios: Dios se reveló a Moisés y a Israel como Yahvéh: «Yo Soy el que Soy». El nombre de Dios de acuerdo al pacto conlleva un significado profundo y reafirma Su poder, autoridad y naturaleza eterna.
2. La redención: Los israelitas clamaron por liberación, y Dios respondió. Obró a través de Su siervo y líder Moisés, pero lo hizo de manera tan milagrosa que Su intervención fue incuestionable. Los israelitas no se hubieran podido salvar por sí solos; fue todo gracias a la acción de Dios. La Pascua se instituyó como celebración anual para recordarles la salvación divina.
3. La ley: La ley de Dios se resume en los Diez Mandamientos, Sus principios absolutos para la vida espiritual y moral. La ley se divide en dos secciones: la civil, que rige la vida de la comunidad; y la ritual, para las ceremonias de adoración y la construcción del tabernáculo.
4. El tabernáculo: Dios impartió instrucciones específicas sobre cómo debían construir el tabernáculo. Su importancia radica en lo que representaba: la morada de Dios en medio de Su pueblo. Él habitaba en el lugar santísimo, inaccesible para la mayoría de los israelitas. El tabernáculo anticipa el momento en que Cristo retiraría el velo de separación y abriría el acceso a Dios para todos los creyentes. En el NT, los creyentes son el tabernáculo, porque Dios no habita sólo en medio de Su pueblo, sino que también habita en ellos.
Contribución a la Biblia
Éxodo es el punto culminante de la historia redentora del AT. Muchas figuras y conceptos de Éxodo se retoman, se desarrollan y se cumplen en otros pasajes de la Escritura, especialmente en la obra pasada, presente y futura del Señor Jesús. Por ejemplo: la liberación, la provisión del sustento, la fidelidad de Dios a Sus promesas, la autorrevelación de Dios, el conocimiento de Dios al ver Sus actos, la presencia de Dios, Su gloria, los esfuerzos necesarios para preservar el conocimiento de Dios, una nueva identidad para el pueblo basada en las acciones de Dios, las ordenanzas para la adoración y la vida en comunidad, la conexión entre la grandeza de Dios y Su relación con un pueblo, la obediencia y la rebeldía, la intercesión y Su perdón amoroso.
Estructura
Éxodo es considerado una parte de la ley, aunque contiene más relatos históricos que leyes. El libro se organiza en torno a la vida y los viajes de Moisés. Entre la narración de los capítulos 1–18 y 32–40, se encuentra el establecimiento del pacto (caps. 19–24) y las leyes referidas al tabernáculo y el sacerdocio.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Esther Wechsler, en Unsplash
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