Vista del Tigris, al que Daniel llama «gran río» (10:4). Un ser celestial se le apareció a Daniel a orillas de este río. El Tigris, que nace varios cientos de kilómetros al norte de Babilonia, pasa a tan solo 32 km (20 millas) de la ciudad, en su curso de camino hacia el Golfo Pérsico. La localización exacta de Daniel no se especifica.
Introducción
Daniel, cuyo nombre significa «Dios juzga» o «Dios es juez», fue un profeta del siglo VI a.C., que vivió exiliado en Babilonia. En su libro, relata acontecimientos clave que ocurrieron durante el cautiverio judío y que presenció. Además, describe visiones que Dios le dio.
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: La opinión de la alta crítica sugiere que el libro lo escribió un autor judío en el siglo II a.C., y no el Daniel histórico. Este punto de vista se basa principalmente en una perspectiva naturalista que niega la posibilidad de la genuina predicción que contiene. Por el contrario, la opinión tradicional sostiene que, sin lugar a duda, el profeta Daniel lo escribió poco después del final del cautiverio babilónico (siglo VI a.C.). El testimonio interno del libro respalda esta afirmación. Daniel declara en el propio texto haber escrito visiones que le dio Dios (8:2; 9:2,20; 12:5). Los pasajes que se refieren a Daniel en tercera persona no refutan su autoría. Después de todo, los autores suelen referirse a sí mismos de ese modo, como por ejemplo, lo hace Moisés en el Pentateuco. Más aun, Dios habla de sí en tercera persona (Ex. 20:2,7). El profeta Ezequiel se refirió varias veces a Daniel (Ez. 14:14,20; 28:3), una reputación aplicable al profeta y escritor. Por último, Jesucristo le atribuyó este libro a Daniel (Mt. 24:15; Mr. 13:14).
Contexto histórico: El contexto histórico de Daniel es el cautiverio babilónico. El libro empieza después de que el rey Nabucodonosor sitió Judá por primera vez (605 a.C.) y llevó a Daniel y a sus amigos a Babilonia junto con otros nobles que también fueron deportados. Nabucodonosor volvió a saquear Judá en el 597 a.C. y llevó otros 10.000 cautivos a Babilonia. En el 586, sitió nuevamente Jerusalén, pero en esa ocasión, destruyó la ciudad y el santuario, y exilió a los habitantes de Judá. El ministerio de Daniel empezó en el 605 a.C., cuando llegó a la capital babilónica con los primeros judíos deportados, se extendió durante el cautiverio (que terminó en el 539 a.C.) y concluyó después del tercer año de Ciro el Grande, el rey medo-persa que conquistó Babilonia (ver 1:21 y 10:1).
¿Cuándo se escribió el libro? Mientras que la alta crítica sugiere el año 165 a.C., durante el período de los macabeos, debido primordialmente a las profecías precisas relacionadas con esa época, la opinión tradicional afirma que fue escrito después de la conclusión del cautiverio babilónico, a fines del siglo VI a.C. El libro contiene un relato minucioso de acontecimientos de la vida de Daniel, predicciones sobrenaturales de sucesos que ocurrieron durante el período intertestamentario y profecías que aún deben cumplirse.
Pruebas proporcionadas por el manuscrito sostienen la fecha temprana. Algunos fragmentos de Daniel se encontraron entre los Rollos del Mar Muerto, una colección que incluye otros libros de la Biblia escritos mucho antes del siglo II a.C. Las pruebas lingüísticas demuestran que el uso del arameo en el texto corresponde a una fecha entre el siglo V y el VI a.C., ya que es similar al de Esdras, al de los Papiros de Elefantina y al de otras obras seculares de ese período. Las pruebas históricas también fundamentan la fecha temprana. Por ejemplo, Daniel describe con exactitud que Belsasar fue corregente con otro monarca (Nabónido), dato que recién se conoció en los tiempos modernos. En resumen, el punto de vista de la fecha tardía surge de una presuposición que rechaza la profecía sobrenatural y que carece de pruebas objetivas.
Mensaje y propósito
El tema de Daniel es la esperanza del pueblo de Dios durante los tiempos de los gentiles. La frase «los tiempos de los gentiles», usada por Jesús (Lc. 21:24), se refiere al período entre el cautiverio babilónico y Su venida, lapso en que el pueblo de Dios vive bajo el dominio de un mundo impío. El libro estimula la esperanza al enseñar que, en todo momento, «… el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres…» (5:21). El propósito de Daniel era exhortar al pueblo a ser fiel al soberano Dios de Israel durante el tiempo de los gentiles, y lo hizo relatando ejemplos de una confianza piadosa y profetizando sobre la victoria final del Señor.
Contribución a la Biblia
El libro de Daniel confirma la validez de los oráculos predictivos y establece el fundamento para entender la profecía del fin de los tiempos, en especial, el libro de Apocalipsis, en el NT. Pero lo más importante es que enfatiza que el Señor tiene dominio sobre todos los reinos de la tierra, incluso en los días malos cuando imperan reinos malvados. Dos palabras clave del libro son «rey» (usada 183 veces) y «reino» (usada 55 veces). La enseñanza principal de Daniel es que el Dios de Israel es el soberano del universo, «… cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades» (4:34).
Estructura
El género del libro es narrativo y relata acontecimientos históricos que brindan enseñanzas para el presente y el futuro. Contiene historia, profecía y visiones apocalípticas. La literatura apocalíptica se refiere a la revelación que Dios da mediante visiones y símbolos, con un mensaje de triunfo escatológico (hechos finales). Aunque Daniel contiene elementos apocalípticos, no es un libro de ese género, sino una narrativa que incluye visiones escatológicas.
Al observar que Daniel contiene historia (caps. 1–6) y profecía (caps. 7–12), algunos lo dividen en dos secciones. Una mejor manera de considerar la estructura del libro se basa en los dos idiomas que emplea: 1:1–2:3 (hebreo), 2:4–7:28 (arameo) y 8:1–12:13 (hebreo). Las secciones en hebreo pertenecen primordialmente al pueblo de Israel, lo cual es coherente porque ese era su idioma nacional. En aquella época, el arameo era el idioma internacional. De manera apropiada, la sección del libro en arameo demuestra el domino de Dios sobre las naciones gentiles del mundo.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto de BIBLIA DE ESTUDIO HOLMAN
Excelente comentario