Introducción
En hebreo, la palabra crónicas se refiere al relato en curso de un acontecimiento, como si se tratara de un diario o de las actas de una reunión. El primero y el segundo libro de Crónicas pertenecen a una serie de cuatro libros que incluye Esdras y Nehemías. Estos cuatro proporcionan una historia sacerdotal de Israel desde la época de Adán hasta la reconstrucción del templo de Dios y los muros de Jerusalén. Originariamente, 1 y 2 Crónicas eran un solo rollo que luego, por cuestiones prácticas, fue dividido por quienes tradujeron el Antiguo Testamento al griego (la LXX).
Circunstancias de la redacción del libro
Autor: La tradición atribuye la autoría a Esdras. El autor debió de haber vivido poco después del retorno de Israel del exilio en Babilonia. Además, estaba interesado en el restablecimiento de la ley y del templo, y tuvo acceso a las fuentes históricas, lo cual apunta a Esdras. Otra razón más para identificarlo como el autor es que los últimos versículos coinciden con los primeros de Esdras, el libro. Sin embargo, como el texto no le atribuye expresamente la autoría, en estas notas nos referiremos al «cronista».
Contexto histórico: Los libros de 1 y 2 Crónicas contienen extensas genealogías desde Adán hasta el período del exilio y la restauración de la nación. El primer libro, después de las genealogías, se Enfoca en el reinado de David. El segundo se centra en los reyes que lo sucedieron, hasta el exilio y la restauración. Aunque abarcan el mismo período que 1 y 2 Reyes, 2 Crónicas se dedica exclusivamente a los reyes de Judá. Si se considera el contenido, debieron escribirse después de regresar del exilio, tal vez a mediados del siglo V a.C.
Mensaje y propósito
Restablecidos en Jerusalén después del exilio, los hebreos necesitaban recuperar su identidad como pueblo de Dios. En este sentido, Crónicas les recuerda su linaje y los orienta sobre la presencia del Señor entre ellos, simbolizada por el templo. Las ideas más importantes que se enfatizan son: (1) una relación directa con el pueblo de Dios en el pasado; (2) la continuidad del linaje de David en el trono de Judá; (3) la centralidad del templo y de la adoración a Dios; (4) la importancia de la música en la alabanza; (5) la invencibilidad de Su pueblo cuando lo obedece y (6) lo inevitable del castigo cuando el pueblo desobedece.
Hay varios temas clave que cabe mencionar:
Dios domina la historia: Dios quiere morar en medio de Su pueblo en una relación perfecta de santidad, donde Él es el Señor y los redimidos son Su pueblo. El tabernáculo y el templo simbolizan ese deseo, que al final se cumplió en Jesucristo, el Hijo de David. Las crónicas demuestran cómo Dios obró desde Adán y, en particular, en los tiempos de David, por medio de Esdras y Nehemías para cumplir Su propósito de morar en santidad con Su pueblo.
El pacto con David: Dios eligió a David y a sus descendientes para construir Su casa. El último rey de esta dinastía es el Hijo de David: el Mesías. Salomón construyó el templo en Jerusalén, pero Jesucristo está construyendo y terminará de edificar la verdadera casa de Dios. Cristo reinará para siempre. Su pueblo es Israel y todas las naciones que depositan su confianza en Él.
Los dos libros muestran que es necesario acercarse al Dios que mora en santidad, conforme a la ley que Él impartió a Moisés. Al procurar reunir a su pueblo en la presencia de Dios, David descubrió que había que buscarlo como Él había mandado. Era fundamental adorar en el altar del sacrificio en Jerusalén, en la era de Ornán (Arauna), y con la participación de sacerdotes levitas. David erigió allí el altar, y Salomón edificó el templo conforme a las instrucciones dadas por Dios.
La casa de Dios: El propósito de los libros es animar al pueblo de Dios a trabajar junto con Él y unos con otros para edificar Su casa; por eso, alentaban al pueblo para que fuera a Jerusalén y ayudara a construir la casa de Dios. El texto le recuerda al pueblo la historia de la fidelidad de Dios para con Su pueblo y Su casa. Dios prometió bendecir la obediencia a este desafío.
Contribución a la Biblia
En Crónicas se conjugan muchas dimensiones de la revelación bíblica: sucesos históricos (como se relatan de Génesis a 2 Reyes), las celebraciones en el templo (como se prescriben en Levítico), el pecado y el juicio (como anunciaron los profetas) y aun algunos salmos. Como un tema recurrente es que, a pesar de su maldad, Dios siempre aceptará a quienes se vuelven a Él, a veces se lo llama el «Evangelio según Esdras». Ambos libros presentan el cuadro general de la historia del AT, al considerar el pacto davídico a la luz de la historia de Israel, desde Adán hasta la continuación eterna de ese pacto mediante el reino del Mesías.
Estructura
La Biblia hebrea divide sus libros en tres categorías: la Ley, los Profetas y los Escritos. Según esta división, Samuel y Reyes pertenecen a los Profetas, mientras que Crónicas corresponde a los Escritos. Esta clasificación tal vez se debió en parte a que Crónicas repite información, como las genealogías de Génesis y las historias de los reyes de Judá referidas en Samuel y Reyes. Aun así, el cronista utiliza el contenido repetido para respaldar su punto de vista, además de añadir bastante información que solo aparece en estos libros. También limita el relato de los reyes casi exclusivamente a los de Judá, el reino del sur.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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Foto por Corbin Mathias, en Unsplash
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