Por Kevin L. Smith
La Biblia ocupó un lugar central en el pensamiento, la argumentación y el desarrollo del movimiento por los derechos civiles. Esta influencia llegó por medio del papel esencial de las iglesias y los predicadores negros en la organización del movimiento. Este se caracterizó no solo por las reuniones en iglesias y el canto de himnos espirituales negros, sino que también estuvo marcado por los temas y la retórica bíblicos.
Un ejemplo excelente de dicha retórica popular a favor de los derechos civiles fue el discurso titulado «Tengo un sueño», pronunciado por Martin Luther King hijo el 28 de agosto de 1963. En aquel discurso, King supo expresar sus críticas y esperanzas respecto a los Estados Unidos con el lenguaje de los profetas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, afirmó que no estaría satisfecho hasta que corriera «… el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo» (Am. 5:24). Este tipo de lenguaje le resultaba conocido a la sociedad estadounidense de aquel tiempo, que estaba familiarizada con la Biblia. En la majestuosa conclusión de su sueño, King desplegó su visión de un día cuando «todo valle sea alzado, y [se baje] todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá» (Is. 40:4-5). No debería minusvalorarse que el celebrado líder del movimiento por los derechos civiles fuese un predicador bautista negro.
El esfuerzo intelectual más importante por detrás del movimiento se enfocaba en la cuestión de la igualdad de los seres humanos, ya que todos habían sido creados «a imagen de Dios» (Gn. 1:27), fueran negros o blancos. A lo largo de la historia de la lucha por la libertad de los negros, las enseñanzas bíblicas sobre la creación y la dignidad humanas han jugado un papel fundamental, tanto para los eruditos como para la gente corriente, para presentar argumentos. Incluso las personas más incultas sabían, gracias a la argumentación del movimiento, que Dios había creado a todas las personas a partir de un mismo hombre (Hch. 17:26).
En su famosa «Carta desde la cárcel de Birmingham», escrita el 16 de abril de 1963, el Dr. King acude a ejemplos bíblicos como defensa ante los que lo acusaban de extremista por participar en manifestaciones, sentadas y boicots. King se preguntaba si Jesús había sido un extremista cuando dijo: «Amad a vuestros enemigos […] y orad por los que os ultrajan y persiguen» (Mt. 5:44). También cita al profeta Amós y al apóstol Pablo, preguntándose si sus palabras y acciones no fueron también «extremas». Finalmente, reflexionando sobre la muerte de Jesús en el Calvario, escribió que «Jesús fue un extremista del amor, la verdad y la bondad». En su llamamiento a los pastores blancos en busca de apoyo, King citó por lo general textos bíblicos y ejemplos tomados de Cristo.
La Biblia ocupó un lugar central en dotar de fuerza al movimiento por los derechos civiles. Al planificar las reuniones, tanto los predicadores como los laicos leían sus páginas. En los debates públicos, la gente corriente citaba sus promesas y sus verdades con respecto a la dignidad de todos los seres humanos, independientemente del color de su piel. No sería exagerado decir que el movimiento por los derechos civiles habría carecido de fibra moral (e incluso podríamos decir que de la bendición divina) si no hubiese sido por las verdades que le subyacían y que habían sido extraídas de la Biblia.
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
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