Alejándonos del error
Una de las convicciones más firmes del cristianismo evangélico es que la Biblia es inspirada por Dios (2 Ti. 3:16), y por ello, verdad en todo lo que afirma. Esta convicción viene de nuestro Señor Jesucristo, quien dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). Por lo tanto, cuando leemos las Escrituras podemos tener la certeza de que no encontraremos en ella error.
No obstante, hay pasajes que son difíciles de interpretar. El mismo apóstol Pedro reconoció esto cuando escribió: “[…] entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pe. 3:16). En otras palabras, aunque no hay error en la Biblia, sí podemos nosotros cometer errores de interpretación. ¿Cómo podemos guardarnos de esto?
La Biblia es un libro
Es cierto, la Biblia consta de un total de 66 libros; 39 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo. Pero no debemos olvidar que Dios es el autor final de la Biblia entera. El Espíritu Santo movió a los autores para escribir lo que Él quería (2 Pe. 1:21), así que, en cierto sentido, la Biblia es un libro.
Por ejemplo, la Biblia tiene un tema: el reino de Dios y su plan de redención. Un personaje central: Jesucristo. Un mensaje dominante: el evangelio. Y tiene un propósito específico: glorificar a Dios al mostrarnos su revelación.
Entonces, para interpretar la Biblia correctamente, debemos reconocer que es un libro que nos presenta la más grande historia jamás contada, a través de muchos autores.
La Biblia es un libro coherente
No solamente la Biblia es un libro, sino que es un libro coherente. En otras palabras, no se contradice.
A lo largo de historia, incontables personas e instituciones han lanzado sus mejores ataques en contra de la Palabra de Dios, acusándola de falsedades, inconsistencias, y contradicciones. Las Escrituras, sin embargo, han resistido estos ataques y permanecen en pie.
Cuando encontramos un tema que no entendemos bien, podemos buscar el mismo tema en otras partes de la Biblia sin temor a encontrar que un pasaje contradice a otro. ¡Todo lo contrario! Como lo dijo un Reformador: un pasaje difícil es iluminado por otro más fácil. De esa manera, la Biblia es la guía principal para interpretarla.
Eso no quiere decir que no podemos hacer uso de recursos externos, como diccionarios, atlas, Biblias de estudio, y comentarios. Estos pueden ser —y son— de gran ayuda. Pero al final, ningún hombre o escrito está por encima de la Biblia. Así que, cuando la estudiamos cuidadosamente, por la gracia de Dios tenemos la capacidad para llegar a la verdad que ella nos comunica de parte de Dios mismo.
La Biblia es un libro sobrenatural
Sería una tragedia estudiar la Biblia de una manera fría y calculada. Sí, debemos ser cuidadosos al interpretarla, pero sin olvidar que es un libro sobrenatural. Es la mismísima Palabra de Dios.
Por lo tanto, para interpretarla correctamente, todo cristiano debe confiar en la guía del Espíritu Santo. Jesucristo les prometió a sus apóstoles que el Espíritu los guiaría: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Jn. 16:13).
De la misma manera, el creyente hoy en día debe buscar espiritualmente la iluminación del Espíritu, pidiendo en oración que sea Él quien lo lleve a interpretar correctamente la Biblia. La lectura y el estudio se convertirá entonces en un ejercicio no solamente mental, sino espiritual, del corazón. Involucrará su ser entero, y no únicamente una parte.
Todo cristiano debe tener la convicción de que Dios le ha dado en la Biblia todo lo que necesita para su vida y piedad (2 Pe. 1:3). No solo eso, sino que también le ha dado la capacidad de interpretarla correctamente, pues ella misma se ilumina a sí misma. Sin embargo, para que esto pueda suceder, el creyente debe confiar completamente en la guía del Espíritu Santo, a quien debe buscarse humildemente en oración.
Excelente estudio , muchas gracias, primeramente le agradezco a Dios y después a ustedes y al Espíritu Santo que nos a toda verdad.amen hermanos en Cristo