
Por J. Kenneth Eakins, Jack P. Lewis, Charles W.
Draper y E. Ray Clendenen
Parte I
La arqueología es el estudio del pasado basándose en la recuperación, el examen y la explicación de los restos materiales de la vida, el pensamiento y la actividad humana, en combinación con la información disponible del medio ambiente antiguo. La arqueología bíblica, una disciplina ampliamente desarrollada desde el 1800, investiga acerca de lo que se puede aprender sobre los personajes, las enseñanzas y los acontecimientos bíblicos a partir de fuentes extrabíblicas. Su meta es proporcionar una mejor comprensión de la Biblia al ocuparse de lo que dejaron las civilizaciones antiguas.
El propósito de las excavaciones es reconstruir, hasta donde sea posible, la historia y la cultura de un sitio antiguo. Los estudiosos de la Biblia se interesan particularmente en la arqueología de la antigua Canaán y sus regiones aledañas. Actualmente es la zona que corresponde a los territorios que forman los países de Israel, Líbano, Siria y Jordania. Además, el mundo bíblico incluía otras regiones tales como Egipto, Grecia, Italia, Chipre, la Península Arábiga y las extensas áreas que actualmente ocupan Turquía, Iraq e Irán.
Limitaciones de la arqueología El estudiante de arqueología debe entender sus limitaciones. Primero, queda poco de lo que existió en la antigüedad. Además, hasta el momento las tierras bíblicas solo se han investigado en forma parcial. Pocos montículos se han excavado por completo, y hay muchos que permanecen casi sin tocar. La publicación minuciosa de las investigaciones arqueológicas es un proceso lento, y a menudo el significado de los objetos hallados se constituye en tema de interpretaciones diversas. En muchas ocasiones, las conclusiones que en un momento se sostuvieron se abandonan para dar lugar a hipótesis nuevas. Los estudiosos de la Biblia deben ser precavidos y estar actualizados al utilizar datos arqueológicos. También es necesario ser conscientes de qué puede hacer la arqueología y qué no. Las afirmaciones básicas de la Biblia tales como que Dios es, que Él está activo en la historia y que Jesús es Su Hijo resucitado de los muertos no están sujetas a verificación arqueológica. Se puede demostrar a partir de los materiales arqueológicos que Senaquerib invadió Judá en la época de Ezequías, pero que él haya sido una herramienta en manos del Señor solo se puede saber a través de la aseveración bíblica.
Breve historia de la arqueología La tarea de los arqueólogos en el mundo bíblico en general, y en la antigua Canaán en particular, se puede dividir en tres períodos superpuestos.
Primera etapa En el período más antiguo, previo a alrededor del 1900 d.C., la práctica de la arqueología era esencialmente la “búsqueda del tesoro” sin una manera organizada ni sistemática de llevar a cabo la labor. Personas como Heinrich Schliemann, Giovanni Belzoni y A. H. Layard se lanzaron a descubrir elementos espectaculares del pasado. Los pozos y las trincheras que se cavaban en ciudades antiguas generalmente destruían más de lo que revelaban. Debido a que la región que ocupaba la antigua Israel era relativamente pobre en “tesoros”, gran parte de la obra se llevó a cabo en Egipto y Mesopotamia, hogar inicial de los asirios y los babilonios (sitio actual de la nación de Iraq).
El comienzo de la arqueología bíblica en Egipto en 1798, bajo el auspicio de Napoleón Bonaparte, se produjo con el propósito expreso de desmentir la Biblia. Se daba por sentado que el registro bíblico no era histórico. Los secretos de Egipto comenzaron a salir a la luz después del descubrimiento y el descifrado de la Piedra Rosetta llevados a cabo por Champollion en 1799. Los secretos de la Mesopotamia comenzaron a revelarse luego de que Rawlison efectuara la copia y el descifrado de la inscripción de Behistún en 1835, seguida del descubrimiento posterior de la biblioteca de Asurbanipal por parte de Rassam en 1852. Las fuentes arquitectónicas, artísticas y de escritura que se recuperaron en numerosos sitios antiguos comenzaron a arrojar luz sobre la Biblia, en particular sobre el AT. Alrededor de mediados del siglo XIX, arqueólogos ingleses excavaron porciones de la ciudad de Nínive, capital del antiguo Imperio Asirio durante el clímax de su poderío.
Entre los descubrimientos efectuados en Nínive se encontraron dos grandes palacios. El enorme palacio del rey asirio Senaquerib (704–681 a.C.) contenía cientos de metros de muros revestidos de esculturas en bajo relieve que describían sus hazañas. En ellas se encuentra un cuadro asombroso de la toma de la destacada ciudad fortaleza bíblica de Laquis que los asirios capturaron en el 701 a.C. Entre los descubrimientos también está el Prisma de Taylor, que contiene una versión asiria escrita de la invasión al reino de Judá en el 701 a.C. El relato bíblico de la toma de Jerusalén en esa época se encuentra en 2 Rey. 18:13–19:37. Es interesante comparar los dos registros. Aunque Senaquerib declara haber capturado Jerusalén, no hace mención de la calamidad que sufrieron sus tropas tal como lo describe el relato bíblico.
El palacio del rey Asurbanipal (668–633 a.C.) también se descubrió. El hallazgo más significativo en este lugar fue una gran biblioteca de documentos escritos que el rey había recolectado de varias partes del imperio. Estos les han proporcionado a los estudiosos de la Biblia mucho material de consulta fundamental proveniente de esta porción del mundo antiguo. Son de interés particular las historias mitológicas que se relacionan con las tradiciones sobre la creación y el gran diluvio.
Varios lugares más tales como Ur, Babilonia y Jerusalén se investigaron durante la primera etapa de la arqueología. No obstante, los arqueólogos gradualmente fueron aprendiendo que era necesario abordar su tarea de una manera más sistemática y disciplinada a fin de extraer más información de las civilizaciones antiguas.
Segunda etapa Desarrollos significativos dentro de la disciplina de la arqueología comenzaron a ocurrir cerca del principio del siglo XX. En 1890, Sir Flinders Petrie, arqueólogo inglés que había realizado tareas importantes en Egipto, comenzó a excavar en Tell el-Hesi en el sudoeste de Palestina.
La palabra “tell” se refiere a un montículo que se fue levantando durante un período de tiempo prolongado con los escombros que habían dejado las personas que vivían en el lugar. Un sitio a menudo se abandonaba en un determinado momento, ya sea durante un tiempo corto o largo, tal vez después de haber sido destruido por un enemigo o a causa de una catástrofe natural tal como un terremoto. Una ciudad se podía abandonar como consecuencia de una enfermedad epidémica. Otra razón importante y probablemente común para que la gente partiera de un lugar era un cambio climático como una sequía. A pesar de cuáles hubiesen sido las razones por las que se habían ido, lo que inicialmente había hecho que se establecieran allí era frecuentemente lo que los hacía regresar. Los escombros de ocupaciones anteriores se alisaban mediante rellenado y nivelado hasta que se edificaba una aldea nueva sobre las ruinas. Este proceso, junto con la acumulación ordinaria de los escombros y la reedificación que se llevaba a cabo en cualquier área de ocupación humana, el paso de los siglos y los milenios, gradualmente daba como resultado que el lugar se hiciera cada vez más alto y se formara un “tell”, que contenía muchos estratos (capas). Gran cantidad de estos montículos que se originaron artificialmente forman parte del panorama bíblico.
La tarea de Petrie y de su sucesor, F. J. Bliss, fue altamente significativa en dos aspectos interrelacionados. Primero, trataron de excavar Tell el-Hesi de manera cuidadosa, capa por capa. Segundo, tomaron notas detalladas del estilo de alfarería que se encontró en cada capa. Debido a que la forma en que se realizaba la alfarería iba cambiando con el paso de los años, la clase que se encontraba en cada una de las capas permitía que los arqueólogos le asignaran a ese nivel una fecha aproximada. Casi un siglo de haber estudiado la alfarería ahora les permite a los arqueólogos dar una fecha casi absoluta a cada estrato excavado. La tarea de Petrie y Bliss señala el principio de un enfoque científico y disciplinado de la arqueología en Palestina. Los principios de la excavación estratográfica (aislando cada capa) y del análisis de la alfarería todavía son básicos para una metodología sana, aunque han tenido lugar muchas mejoras desde el comienzo del siglo XX. Ver Alfarería.
Los arqueólogos intentan determinar cuándo están dejando una capa y entrando en otra basándose en elementos tales como cambios de color, consistencia y contenido del terreno o, en algunos casos, la presencia de cenizas entre los estratos. Un estrato puede ser muy delgado o bastante grueso, según la naturaleza de la ocupación y el tiempo que duró.
Muchas expediciones arqueológicas de varios países se enviaron al mundo bíblico durante la primera mitad del siglo XX. Los estadounidenses, por ejemplo, excavaron en Meguido, Bet-seán y Tell Beit Mirsim, y los británicos excavaron en Jericó y Samaria. La excavación estratográfica y el análisis de la alfarería se volvieron más precisos y exactos. Además se guardaron registros más detallados (informes escritos, dibujos, fotografías).
Samaria era la capital del Reino del Norte de la antigua Israel. La ciudad fue edificada por el rey hebreo Omri y su hijo Acab en la primera mitad del siglo IX a.C. Las excavaciones realizadas durante el primer tercio del siglo XX recuperaron parcialmente esta antigua ciudad capital del Reino del Norte.
Entre los numerosos descubrimientos interesantes efectuados en Samaria se encuentra un grupo de más de 60 óstraca, probablemente de la época del rey Jeroboam II (782–743 a.C.). Un óstracon, en plural óstraca, es una pieza de alfarería escrita. Los pueblos de la antigüedad generalmente utilizaban piezas de alfarería como superficie para escribir y las empleaban para registros, listas y cartas. Las óstraca de Samaria contienen registros de provisiones, incluyendo granos, aceite y vino, que las personas que vivían en diversas ciudades habían enviado para abastecer el palacio real. A partir de estos datos se puede deducir información acerca de la economía y la organización política de la región. Además, la presencia de nombres de varias personas que incluyen el componente Baal (por ej.: Abibaal, Meribaal), revelan la continua influencia del baalismo en la tierra.
Una comparación de estas óstraca con Amós 6:1-7 también sugiere que el “impuesto” que se aplicaba sobre la gente común se utilizaba para que los altos oficiales del gobierno desarrollaran un estilo de vida lujoso y libertino. El pasaje de Amós también menciona las “camas de marfil” (v.4; 3:15; 1 Rey. 22:39). En las excavaciones de Samaria se hallaron varios cientos de trozos de marfil, muchos de los cuales se habían utilizado como incrustaciones en los muebles.
Tercera etapa En tanto que en la primera mitad del siglo XX se realizaron descubrimientos notables (por ej.: el Código Hammurabi, los Papiros de Elefantina, los monumentos heteos en Boghazkoy, la tumba del rey Tutankamón, los textos de Ras Shamra, las Tablillas de Mari, las óstraca de Laquis y los Rollos del Mar Muerto), alrededor de 1960 empezó a surgir una nueva etapa en la historia de la arqueología del antiguo Cercano Oriente. Los arqueólogos y otras personas comenzaron a darse cuenta de que no era suficiente efectuar descubrimientos y describirlos. Necesitaban además sintetizar la información y explicar los datos.
Esta etapa de la arqueología, denominada a veces “Nueva Arqueología”, se caracteriza porque el enfoque de la tarea arqueológica está a cargo de un equipo multidisciplinario constituido por botánicos, geólogos, zoólogos y antropólogos. El enfoque también enfatiza el uso de ayuda voluntaria y de un fuerte programa educacional. En las etapas previas, gran parte de la tarea de excavación la llevaban a cabo personas que vivían en la región, y a las cuales se les pagaba por sus servicios. La tercera etapa de la arqueología también se caracteriza por una tendencia creciente a pensar en términos de un enfoque regional en vez de concentrarse exclusivamente en un lugar. Constantemente crece el interés en la investigación de pequeñas aldeas en oposición a centrarse en el pasado casi totalmente a través de ciudades grandes e “importantes”. El enfoque moderno en Israel se inició en Tell Gezer en la década del 60 y principio de la del 70, y continuó en varios lugares tales como Tell el-Hesi y Tell Halif en los años 70 y 80. La meta del enfoque es obtener un cuadro completo de la vida en una región en particular de la antigüedad, y también una comprensión del comercio y otros contactos culturales entre las regiones.
ARTÍCULO CONTINUARÁ…
Artículo extraído del Diccionario Bíblico Ilustrado Holman.
Foto de Robert Bye Media /Unsplash
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