Por Craig A. Evans
«Mesianismo» y «expectativa mesiánica» son formas de describir la esperanza de que una persona ungida llegue para redimir a Israel o a la Iglesia. Los cristianos creen que el Mesías ya vino en la persona de Jesús de Nazaret. La aparición del Mesías se entiende como parte de un drama escatológico mayor donde la actividad humana en la Tierra se ve notablemente alterada por la introducción del «reino de Dios», un tiempo en que se experimenta de forma más tangible y permanente la voluntad de Dios en la Tierra. Suele creerse que la manifestación de esta figura ungida forma parte de los sucesos culminantes de la historia de la humanidad. La palabra «mesías» viene del griego messias (comp. Jn. 1:41; 4:25), que a su vez es la transliteración de la palabra hebrea mashiach (2 S. 22:51; 23:1), que se refiere a aquel que es «untado» o «ungido» (con aceite). El término griego equivalente es christos (comp. 2 S. 22:51; 23:1 LXX), que aparece unas 500 veces en el NT. La forma nominal de christos deriva de los verbos mashach (heb.) y chriein (gr.), que significan «ungir» o «untar (con aceite)».
El origen de la expectativa mesiánica
Las expectativas mesiánicas de la fe judía y de la cristiana se remontan al pacto de Dios con el rey David (2 S. 7) y al período que siguió al exilio y el fin de la dinastía davídica, cuando surgió la esperanza de que Dios levantaría algún día a un rey piadoso sobre el trono de Israel. Algunos de los profetas de Israel anunciaron la venida de un majestuoso descendiente de David, y sus descripciones parecen representarlo como mucho más que un simple mortal. Isaías predijo la venida de un «niño» e «hijo» que se llamaría «Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz», y cuyo reino nunca tendría fin (Is. 9:6- 7). Isaías profetizó una vez más la venida de un vástago de David, en quien reposaría el Espíritu de Dios y que gobernaría la tierra con justicia y equidad (Is. 11:1-5). Este tipo de descripciones apuntaban a que el ungido que vendría, el Mesías, sería el propio Dios.
Durante el período intertestamentario (aprox. 400 a.C. hasta el nacimiento de Cristo), varios pasajes de la Escritura en el AT se interpretan a la luz de la esperanza mesiánica. Además de Isaías 11:1-5, se apela a menudo a Génesis 49:10 («No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies…») y Números 24:17 («… Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel…»). Tanto el filósofo del siglo I Filón de Alejandría como el historiador y sobreviviente de la gran rebelión (66-70 d.C.) Josefo mencionan estos pasajes como referencias al Mesías. En los Rollos del Mar Muerto, Isaías 11 es especialmente interesante. 1QSb 5 aplica partes de Isaías 11:2-5 al esperado Mesías, mientras que 4Q161, un importante comentario sobre el libro de Isaías, interpreta Isaías 10:34–11:5 como una profecía sobre la venida del Mesías, llamado el «vástago de David», quien destruirá a los enemigos de Israel, los romanos (llamados los «kittim»). 4Q285 cita Isaías 10:34–11:1 y lo interpreta como una referencia al Mesías venidero, llamado el «vástago de David» y «líder de la comunidad» (es decir, el líderde la comunidad de Qumrán). Se decía que mataría al «rey de los kittim», es decir, el emperador de Roma (ver también el paralelo 11Q14).
Jesús y la expectativa mesiánica
La disposición de Jesús a sufrir y morir contrastaba fuertemente con la extendida expectativa en cuanto a la venida de un Mesías que daría muerte a Sus enemigos. Su desinterés en arrojar a los ocupantes romanos y reclamar el trono de Israel podría explicar en parte por qué fue ampliamente rechazado por las autoridades judías. Estas deseaban que persiguiera objetivos militares violentos; sin embargo, Él vino a introducir el gobierno misericordioso y perdonador de Dios. Respecto al cumplimiento de las expectativas mesiánicas bíblicas por parte de Jesús, no hay que perder de vista que la primera vez vino para sufrir y morir por los pecadores (tal como estaba profetizado en Is. 52:13–53:12), pero volverá como Rey conquistador (2 Ts. 1:7-10).
Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman.
_________________________________________________________________________
Foto de Allef Vinicius / Unsplash
Leave a Reply