Por Luis García
Recientemente, Ligonier Ministries, en colaboración con Lifeway Research produjeron una encuesta para medir la “temperatura” teológica de los estadounidenses. Los resultados fueron alarmantes. En palabras de Ligonier Ministries, “la encuesta del Estado Teológico del 2018 revela profunda confusión acerca de la enseñanza de la Biblia, no solo entre los americanos como un todo, sino también entre los evangélicos…estos resultados muestran la necesidad urgente de la correcta enseñanza bíblica y la predicación valiente del Evangelio.”
Ante esta plegaria, queremos iniciar a suplir esa necesidad mediante una serie de artículos que presenten la postura bíblica sobre los temas de mayor confusión revelados en esta encuesta.
La adoración individual o con la familia es un válido reemplazo para asistir regularmente a una iglesia.
Vivimos en una sociedad sumamente individualista. Estamos en una época en donde las personas quieren hacer todo de forma individual, en donde creemos que los conceptos como equipo, hermandad, rendición de cuentas, compañerismo, no son importantes. Por esa razón, no ha de sorprendernos que más de la mitad de los americanos encuestados (58%) declaró estar de acuerdo con esta proposición. ¿Qué respuesta ofrecemos a esta peligrosa postura que está engañando a más personas para que renuncien a la adoración en comunidad?
La adoración comunitaria es ordenada
Lo primero que debemos enfatizar es que el asistir a un lugar y reunirte como iglesia para adorar al Señor no es algo opcional. No es como si Dios dijera: ‘mira, si quieres puedes congregarte y si no quieres, no hay problema, reemplázalo con un devocional familiar.’ No, la adoración en comunidad es un mandamiento. Dios, que regula por medio de su Palabra cómo hemos de adorarle, nos ha instruido que debemos dedicar
un día para rendirle adoración comunitaria:
8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios (Ex.20:8-9a).
25 No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca (Heb.10:25).
Es claro entonces que la adoración dominical en compañía de la iglesia local no puede ser reemplazada por la adoración individual o familiar, hacerlo sería ir contra de lo que Dios ha establecido.
La Iglesia primitiva
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hch.2:42).
Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías (Hch.5:42).
Con estos pasajes descriptivos podemos darnos cuenta de que la Iglesia primitiva supo desde el inicio que, aunque la salvación es personal, eso no significaba que debían estar aislados de otros creyentes. Al contrario, ellos se dedicaron devotamente a reunirse como un pueblo salvado por Cristo para celebrar a su Señor, y ¡hasta lo hacían en más de un día!
Y si a todo esto le añadimos que Dios extiende grandes beneficios cuando somos parte de una iglesia local, (ser edificados y edificar con nuestros dones a otros creyentes, aprender más de la Biblia, estar bajo el cuidado y supervisión de pastores, etc.) la idea de no congregarnos se vuelve más inadecuada.
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